LA PAZ/ EFE
- La relación entre el presidente Evo Morales y los sindicatos de Bolivia empezó a enfriarse el pasado mes de abril, cuando se conoció el decreto en medio de las protestas sociales que rechazaban su propuesta de incremento salarial.
Las demandas por salarios se han escenificado en la última semana en las múltiples marchas y protestas de diferentes sectores, algunas de las cuales han terminado con disturbios y enfrentamientos con la Policía.
Morales se encontraba ayer en Nueva York para entregar en la ONU las conclusiones de una conferencia mundial de pueblos sobre el cambio climático, que auspició su gobierno a finales de abril en Bolivia.
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El gobierno de Evo Morales acusó ayer a los sindicatos bolivianos, que convocaron a una huelga indefinida por mejores salarios, de estar influidos por la Embajada de EE.UU. y por la “derecha” del país con el propósito de derrocar al mandatario.
El vicepresidente del país, Álvaro García Linera, dijo en una rueda de prensa que rechaza la huelga indefinida convocada por la Central Obrera Boliviana (COB) a partir del lunes, porque es una medida que se toma para “derrocar gobiernos”.
La COB llamó a la huelga general y a comenzar también el lunes una marcha entre la localidad de Caracollo, situada en el Altiplano, y la ciudad de La Paz, separadas por 200 kilómetros.
Según García Linera, el movimiento obrero fue infiltrado por gente que quiere aprovechar la demanda de un aumento salarial por encima del cinco por ciento para “llevar agua al molino de la derecha”.
Los sindicatos han exigido incrementos entre el 12 y el 26.5 por ciento para este año, porcentajes rechazados por el Ejecutivo con el argumento de que provocarían una escalada inflacionaria histórica similar a la vivió el país entre 1984 y 1985.
La COB convocó el pasado martes a una huelga de 24 horas que tuvo un seguimiento parcial en el país, pero que terminó en disturbios en el centro de La Paz por las protestas del sector fabril, que encabeza la exigencia de mejores salarios para este año.
Para el vicepresidente, los sindicalistas que exigen la huelga general a la COB son los mismos que en 2007 impulsaban también paros a la vez que la derecha “cavernaria y fascista se preparaba para atacar al gobierno del presidente Evo” en un intento de golpe de Estado.
“Usan un lenguaje de izquierda, pero su objetivo es favorecer a la derecha, a la contrarrevolución. Eso es lamentable”, manifestó.
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