“Olvídese de elevar la bola. Póngala en juego y corra”.
Ése fue quizá el más sencillo y a la vez el más importante consejo recibido por Iván Marín en República Dominicana, donde fue adiestrado por los Bravos de Atlanta, quienes ahora lo envían a Estados Unidos.
Marín regresó ayer al país para una pausa de 15 días antes de incorporarse al conjunto de los Bravos en la Liga de la Costa del Golfo, categoría de novatos, desde donde espera impulsarse a través del sistema de Ligas Menores de esta organización.
“Fue una buena experiencia ir a Dominicana. Me sentí bien tratado. Los entrenadores de los Bravos me dijeron que tengo una gran defensa. No cometí ningún error en todos los juegos de fogueo en que participé y estoy motivado”, dice el torpedero.
La motivación de Marín se elevó tras el buen accionar que logró también desde el plano ofensivo. Bateó con propiedad y mostró dominio de los fundamentos del juego, lo que ha apurado su traslado a Estados Unidos para el 28 de mayo.
“Lo que más me alegró fue haber bateado bien. Conecté sólido a la pelota y realicé bien las pequeñas cosas del beisbol como tocar, robar base y ejecutar todas las jugadas que se me ordenaron. Los entrenadores estaban contentos conmigo”, dijo Iván.
Al igual que Everth Cabrera, Marín es un jugador de 5’10 pies y tiene su fortaleza en el guante y la velocidad. Veremos si tiene un corazón como el del nandaimeño.
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