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In english, please!

—¿Dónde vas hermano?

en una herramienta imprescindible para muchos oficios y un requisito básico a la hora de buscar trabajo. ¿Cómo anda Nicaragua en esta asignatura? Failed!

Fotos de La Prensa/Oscar Navarrete

Ésta es una conversación común en la terminal de autobuses del Mercado Roberto Huembes: se acerca un taxista y le pregunta a un hombre norteamericano que recién desciende de un microbús:

—¿Dónde vas hermano?

—In English, please (en inglés, por favor).

—¡Ehh! ¿Puede hablar más despacio? (Gesticula con las manos).

—Mmm… in English, please.

—No entiendo.

Al final no hubo acuerdo. El pasaje bíblico del Génesis volvía a repetir: “hombres pretendían, con la construcción de la torre de Babel, alcanzar el cielo”. De acuerdo al libro cristiano, Dios, para evitar el éxito de la edificación, hizo que los constructores comenzaran a hablar en diferentes lenguas, luego de lo cual reinó la confusión. ¿Creencia o realidad? Lo que fue evidente es que la barrera idiomática impidió que Domingo González realizara el viaje al aeropuerto internacional en Managua y perdiera 10 dólares por no hacer el recorrido, por desconocer el idioma.

“Es difícil estar en esa situación. Yo me siento impotente cuando no entendemos absolutamente nada. Muchas veces un mapa turístico nos ayuda y logramos solucionar, pero no es siempre”, explica González.

Ante la dificultad, el colectivo de taxis del Roberto Huembes acude —cada vez que afrontan esta problemática— a un comerciante que domina la lengua inglesa, aunque esto implique reconocerle el esfuerzo y desajustar la cuota del viaje.

Alberto Romero, conocido en la terminal del populoso mercado capitalino como “Five Dollars” (cinco dólares), no corrió con la misma suerte. Él no domina el inglés, pero cuando trabajaba en este negocio llevaba consigo un libro de traducción que le permitía al menos dar direcciones y precios a los pasajeros.

Según el conductor, a la terminal del mercado llegó un bus de Peñas Blanca (fronterizo con Costa Rica) donde viajaban extranjeros. Un taxista los abordó y estos le pidieron que los trasladara al aeropuerto. Él entendió perfectamente que le dijeron “aeropuerto”, pero no se sabía los números en inglés, así que se le dificultó llegar a un acuerdo con el pasajero.

“Yo, al ver la dificultad, intercedí entre mi compañero y el visitante y les dije que los llevaría por five dollars per person (cinco dólares por persona) y ellos al ver que se lograban comunicar conmigo abordaron mi taxi. A partir de ese momento mis compañero taxistas me comenzaron a decir ‘Five Dollars’”, recuerda Romero, quien ahora labora para un medio de comunicación.

El conductor reconoce que no ha aprendido idiomas por falta de interés. Pero es consciente de que el inglés en un idioma “útil”.

El desempleo y la lista de requisitos que demandan las empresas en Nicaragua, donde figura el conocimiento de otro idioma, tienen los salones del centro de inglés Corneston a reventar. Esta es una academia que, en lugar de formar militares, enseña a 1,200 jóvenes una nueva lengua, utilizando “presión”.

Muy de mañana, una casa convertida en escuela empieza a recibir estudiantes. Al entrar al salón, decenas de personas animadas empiezan a cantar en inglés. El profesor intenta mantener ¡arriba! el ánimo y quiere demostrar cómo sus alumnos dominan el idioma.

Según el director de Corneston, René Acuña, él decidió fundar esa escuela para jóvenes de escasos recursos que, teniendo el deseo de estudiar, no tenían suficiente capital. “Veinte dólares el nivel le da la oportunidad a cualquiera y aprenden. Los call centers en este país están llenos de estudiantes de este centro o de deportados de los Estados Unidos”, asegura el docente.

Entre las estudiantes figura Ester Mercado. Ella cursa el segundo nivel en dicha academia porque comenta que no encontraba un buen trabajo por no dominar otra lengua, aparte del español.

“Empecé a estudiar inglés cuando tenía 15 años. Por razones de la vida no pude continuar. Luego, a los años, me enfrenté con la cruda realidad de no encontrar un trabajo digno porque todos me pedían el inglés si quería ser recepcionista, por eso he decidido continuar”, expresa Mercado.

Por su parte, Omar Thonson, originario de la Costa Caribe, considera que aprender otra lengua le abre la puerta al mundo. “En este país la cosa está difícil. Yo por eso me quiero ir. Aquí en Nicaragua exigen tanto y pagan una miseria. He estado en varios cursos y me he dado cuenta de que necesito aprender más. Ahora quiero terminar el inglés”, asegura.

Thonson canta en inglés. También explica y declama en clases. Pero no se le olvida que antes le atemorizaba conversar con extranjeros porque los amigos se burlaban.

“En Nicaragua existe un fenómeno, si un chele quiere hablar español, todos admirados, hasta suspiran las mujeres, pero si un nicaragüense intenta hablar inglés, se burlan”, dice molesto.

En Nicaragua la Embajada de Estados Unidos reconoce en su página oficial sólo a cinco academias de idiomas. Sin embargo, no existe un registro exacto de las escuelas de inglés a nivel nacional, pese a que es común en la calle observar un sinnúmero de rótulos alusivos a la enseñanza de este idioma.

Según el presidente de la Asociación Nicaragüense de Profesores de Inglés (ANPI), Ramón Bermúdez, existen un poco más de un mil docentes de inglés graduados a nivel nacional.

Sin embargo, Bermúdez señaló que aún faltan docentes en el sistema educativo que cubran la demanda existente, ya que una cantidad de jóvenes en edad para asistir a la secundaria o a la universidad presentan dificultad para captar la lingüística.

“Estudio mi quinto año de secundaria y la verdad sólo unos cinco verbos en inglés domino, entre éstos el to be (ser y estar). Los profesores en su mayoría dan la clase en general, pero no se preocupan al finalizar cada año si hemos avanzado (…). Yo me bachillero este año y no estoy preparado para ir a trabajar en algo relacionado con este idioma”, asegura Marcos Ramírez, estudiante que por evitar represalias omite el nombre de su colegio.

El empirismo es una de las variables que afectan la enseñanza del inglés, sin embargo la falta de metodología y de recursos didácticos representa un problema en la enseñanza del idioma.

“El nivel de empirismo es bastante alto en el área de inglés, por el movimiento migratorio. No podemos medir el empirismo porque el movimiento migratorio es constante y hay estudiantes que aprovechan, aun cuando no son graduados, a cubrir plazas de docentes que las abandonan y que pueden ser graduados”, reiteró Bermúdez.

Sin embargo, estudiar inglés, chino, alemán, italiano, francés o cualquier otra lengua es posible en nuestro país. Universidades, centros de formación y colegios bilingües ofrecen esa oportunidad, y si el alumno mantiene un rendimiento académico de 90 puntos puede conseguir becas de estudio.

En la página oficial de la embajada de Estados Unidos y del Instituto de la Juventud (Injuve) usted puede aplicar a becas para estudiar el chino mandarín y el idioma inglés. Simplemente, usted debe estar alerta a la fecha de convocatoria y enviar todos los documentos requeridos.

Quienes logran culminar sus cursos de idiomas pueden optar a trabajar desde temprana edad en call centers . Fuente de empleo que se extiende a nivel nacional.

Juan José Arévalos es periodista del diario digital La Jornadanet. Empezó a estudiar inglés en 1988. Años después por motivos económicos decidió aplicar para trabajar en un centro de llamadas ubicado en el centro financiero Invercasa en Managua.

“Al principio me daba inseguridad, pero con el paso de los días te vas desenvolviendo en ese idioma. Hay palabras nuevas que debes captar. Todas las palabras que conocí en este centro son las que se utilizan en la calle. Lo único es que el extranjero cuando está hablando las usa muchas veces pegadas”, explica Arévalos.

Además, asegura que trabajar en un call center provoca “desgastes psicológico, pues el ambiente es de presión”.

“Mi interés en trabajar en este lugar es meramente económico, porque pagan bien. Realmente valoran que manejés el inglés. Yo le recomiendo a las personas que si van a trabajar en estos sitios que tengan un tratamiento psicológico. Además que sean conscientes de que tienen que estar concentrados y ser pacientes con el cliente”, recomienda Arévalos.

En Nicaragua el Colegio Americano Nicaragüense está ofreciendo un curso de 16 semanas dirigido a las personas que desean perfeccionar el inglés para trabajar en estos centros de llamadas y ser tomados en cuenta en los procesos de selección.

Alfredo Blandón, coordinador del curso “Call Center Americano”, asegura que en sólo dos semanas 24 personas se han inscrito, “por la necesidad que hay en el país. Ya que estos centros de llamadas son una fuente de trabajo muy grande y se les ofrece un salario muy bueno. La edad promedio de mis alumnos es de 25 años”.

La metodología de estudio que ofrecen consiste en afianzar conocimientos en tres aspectos: el acento, la gramática y la fluidez.

Juan José Arévalos asegura que esta iniciativa “es muy buena, pero bien cara. Son 200 dólares lo que vale. Además, la empresa donde vas a trabajar te entrena. Nosotros hablamos en inglés o en español según el cliente que llame. Yo trabajo en atención al cliente. Hay otros call centers donde el cliente llena una lista. Este queda en Invercasa”.

Según datos de la Comisión Nacional de Zonas Francas, en el país operan unas 15 empresas call centers , que emplean a unas 2,500 personas.

Pero este joven es consciente de que tantas horas en el teléfono pueden afectar el sistema auditivo. Por eso recomienda hacer una revisión de oídos cada seis meses. b

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La Prensa Domingo

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