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El presidente Daniel Ortega desde siempre ha utilizado a pobladores para fines políticos.

De los CDS

Remontándonos en el tiempo todo empezó cuando se generalizó la resistencia contra la dictadura somocista y se comenzó a preparar la Insurrección Popular, una de las formas organizativas que se adoptó fue la organización del pueblo en los Comité de Defensa Civil (CDC). De 1978 al 79 se organizaban por cuadra, por sector, por barrio y su función eran prepararse, estar listos para una guerra: recoger agua, definir un lugar donde se atendería a los heridos, se organizaban pequeñas clínicas de primeros auxilios con la dotación correspondiente de medicamentos y materiales, como gasas, algodón, alcohol.

En el 2007 cuando la Primera Dama de la República, Rosario Murillo, anunció la creación de los Consejos del Poder Ciudadano (CPC), mejor conocidos como CPC, diversos sectores de la sociedad expresaron su temor de que estos movimientos sociales fueran a imitar a los Comité de Defensa Sandinista (CDS) creados en 1979. Si bien Murillo exclamó en reiteradas ocasiones que éstos servirían al pueblo, sin embargo se ha visto a un “movimiento de poder represivo”, a diferencia de lo prometido.

Remontándonos en el tiempo todo empezó cuando se generalizó la resistencia contra la dictadura somocista y se comenzó a preparar la Insurrección Popular, una de las formas organizativas que se adoptó fue la organización del pueblo en los Comité de Defensa Civil (CDC). De 1978 al 79 se organizaban por cuadra, por sector, por barrio y su función eran prepararse, estar listos para una guerra: recoger agua, definir un lugar donde se atendería a los heridos, se organizaban pequeñas clínicas de primeros auxilios con la dotación correspondiente de medicamentos y materiales, como gasas, algodón, alcohol.

Era fundamental capacitar en primeros auxilios a la población y se definía un responsable de abastecimiento, un responsable de salud (preferiblemente médico), se hacían listas de las bodegas y ventas donde se concentraba la comida. Estos Comités de Defensa Civil funcionaron en las ciudades que se insurreccionaron en 1978 y en la ofensiva final. Cuando un pueblo era liberado los Comités de Defensa Civil (CDC) fueron claves para la organización del abastecimiento en las ciudades, para hacer funcionar adecuadamente los servicios básicos y para organizar las primeras alcaldías.

Después del triunfo de la Revolución el 19 de julio de 1979, estos movimientos se convirtieron en Comités de Defensa Sandinista (CDS).

Originalmente sus funciones eran eminentemente comunitarias luego, cuando recrudeció la guerra, se les asignaron funciones de vigilancia y a través de ellos operaba un sistema de recolección de información sobre los ciudadanos, vinculado a la Dirección General de Seguridad del Estado. Situación que según la diputada y ex guerrillera, Mónica Baltodano, degeneró sus funciones originales y permitió algunos fenómenos de descomposición.

“Algunos vecinos ocuparon esta función para resolver querellas vecinales pasando informaciones contra sus vecinos, tipificándolos de contras, dando lugar a procesos contra ellos. También pasaron a realizar funciones paraestatales, dándoles la función de repartir las tarjetas de abastecimiento, y luego cartas-avales para obtener algunos servicios”.

Alejandro (lo nombraremos así para proteger su identidad) es voluntario de la Dirección General de Bomberos en Managua y se identifica con el pasado, ya que para lograr obtener una plaza como “permanente” o contratado, tuvo que rebuscar una carta firmada por el coordinador de los CPC si no, no era tomado en cuenta.

Indignado, el joven, quien admite ser sandinista pero no “orteguista” asegura que la idea de pedir una carta ligada al Gobierno “es abuso de poder”. “Todo el que es bombero lo hace por vocación, no debería importar si es liberal, conservador, apolítico. Es una profesión de riesgo donde casi nadie quiere formar parte por lo mal pagado y peligroso y todavía nos exigen una carta aval”, cuestiona el apagafuegos.

Carmen Salinas, por su parte, está desempleada, motivo que la impulsó a buscar becas de estudio. La joven asegura que visitó el Instituto de la Juventud (Injuve) para ver el plan de becas extranjeras y le fueron claros, su currículum debía contener la carta de los CPC. Por no ser afín al Gobierno, dice que hará lo posible por irse del país, por otras vías.

Recientemente el Ministerio del Trabajo evidenció que para obtener un empleo en el servicio público es necesario el aval de los CPC. Sólo el año pasado, un poco más de cuatro mil personas obtuvieron una vacante en el sector público, únicamente con la recomendación que les dieron esos órganos oficialistas.

Los archivos históricos de La Prensa guardan información sobre la lucha que desde hace 24 años se tiene para evitar esta mezcolanza partidaria-laboral. En una nota fechada el 4 de septiembre de 1985: “CDS piden no exigir más cartas”. El entonces secretario de propaganda del Distrito III Región Managua, Carlos Navas, anunciaba a los periodistas que este movimiento “pedía al Gobierno no exigir más cartas extendidas por los Comité de Defensa Sandinista ya que las mismas han dado origen a que muchos coordinadores las utilicen como una forma de presión a los pobladores. A la vez que hace que la organización adquiera características burocráticas”. Declaraciones que se asemejan al presente.

El llamado a retomar la función inicial de los Comité de Defensa Sandinista “de mantener una constante preocupación por los problemas comunales; así como la búsqueda de soluciones a los mismos”, era el principal objetivo del nuevo plan de la organización presentado en 1985. Historia que para muchos ha quedado en libros, pues los errores se siguen cometiendo.

Para Marcos Carmona, director ejecutivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), los Consejos de Defensa Sandinista tienen la misma estructura que los Consejos del Poder Ciudadano. “Siguen las mismas directrices, no han cambiado absolutamente en nada porque en aquellos tiempos estos comités eran como las masas que el Gobierno utilizaba para estar reprimiendo a la población. Hoy en día es lo mismo, se han vuelto órganos partidarios y responden a los intereses del Gobierno”.

Según Carmona desde un inicio ellos como comisión de Derechos Humanos advirtieron que los Consejos del Poder Ciudadano serían una radiografía de los años 80. “Aquí no va a cambiar absolutamente nada, éstos van a ser órganos represivos que van a empezar a controlar todos los movimientos de los nicaragüenses. Y hemos visto la violencia en las calles y el control del poder que estos movimientos tienen ante los más necesitados. Las cartas son un ejemplo”, explica.

Criterio que comparte Mónica Baltodano. “Los actuales CPC son formas verticales de organización que persiguen el control de los ciudadanos para los propósitos de poder de la pareja presidencial”.

Y agrega, que estos movimientos sociales se han establecido como una institucionalidad paralela a la consignada en la Ley de Participación Ciudadana, con el fin de garantizar el control del poder al “Régimen Ortega-Murillo y con ello se garantiza una red que funciona para efectos electorales, favoreciendo la movilización a las urnas de los que tienen como voto seguro”.

En el barrio La Morita, aledaño a la Colonia Centroamérica, Alejandra Zavala asegura que ella no tuvo que ir a buscar su cédula al Consejo Supremo Electoral. Previo a las elecciones municipales del 2008 ésta tenía 17 años y nunca había tramitado su cédula.

“Me preguntaron (los CPC) si iba a votar y rápidamente les dije que sí, anotaron mi número de cédula y me entregaron una colilla donde indicaban que mi cédula estaba en trámite. Gracias a mis hermanos sandinistas que son tan organizados”, expresa orgullosa Zavala.

Rosario Cuadra, coordinadora de la Red por la Democracia, difundió en el 2008 los resultados de un monitoreo de la Red sobre el estado de los Consejos de Poder Ciudadano en los diferentes municipios del país.

En el estudio la organización determinó que con el modelo nuevo, el de “democracia directa”, el Gobierno ha creado instancias paralelas a las del modelo anterior. En el nivel de base, a nivel de territorio “el Gobierno busca crear estructuras que respalden su gestión desde la militancia del partido. Volvemos así de nuevo a la utilización de la participación ciudadana en función de intereses y objetivos partidarios”.

Pero ¿cuáles han sido las principales críticas que encontraron al modelo de “democracia directa” de parte de la sociedad civil organizada y de la misma población, que está viviendo la experiencia?

“Algunas críticas que encontramos son: que se trata de un modelo impuesto por el Gobierno Central, que no hay pluralismo en los Consejos, que se ha instalado sin diálogo, al margen de los espacios establecidos en la Ley de participación ciudadana y en medio de fuertes críticas. Y ya sabemos que la participación ciudadana no la podemos imponer, mucho menos desde arriba”, dice Cuadra.

Y asegura que si ha sido difícil que la población se organice bajo un modelo respaldado en la Ley 475 de Participación Ciudadana es aún más complejo si se impone. “Y eso no se logra de un día para otro”, expresó la coordinadora de la Red por la Democracia.

Además, afirma, que no todo es negativo en el actuar de estos movimientos sociales. Entre sus principales logros alcanzados figuran: algunos diagnósticos, seleccionar a la gente beneficiaria de los programas Hambre Cero y Usura Cero, repartir semillas, vender la urea que dona Venezuela, vender arroz y frijoles.

Sin embargo existe la crítica de que los CPC sólo entregan el bono productivo alimentario del Hambre Cero a gente de su partido. “Pero esto no ocurre en todos lados, hay municipios en que los CPC están haciendo una selección con criterios técnicos y totalmente apartidarios y hay otros en los que sólo seleccionan a familias sandinistas”, expresó Rosario Cuadra.

El director jurídico del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Gonzalo Carrión, es de quienes consideran que los Consejos del Poder Ciudadano hacen sus cosas buenas.

“Éstos promueven actividades positivas, como por ejemplo en el barrio donde yo vivo a mí me invitaron a hacer limpieza, y a mí me pareció y fui apoyar porque creo que eso hay que aplaudirlo en una ciudad donde pareciera que no tuviéramos una Alcaldía. Pero que ellos se quieren meter en todo y quieran excluir y actuar violentamente ése es el error que muchas veces cometen”, aseguró.

Sin embargo para Marcos Carmona, a diferencia de los años 80, los movimientos sociales “tenían más fuerzas que hoy en día. Los Consejos del Poder Ciudadano no tienen razón de ser en estos tiempos, porque no estamos en guerra, ¿de quién quiere defender el Presidente? b

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