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EE.UU. vaticina una temporada de huracanes “activa”

La próxima temporada de huracanes en la cuenca Atlántica, de junio a noviembre, podría ser extremadamente activa y superar récords históricos, según EE.UU., que cree que el impacto sobre el vertido del Golfo de México sería "secundario".

Washington/EFE

La próxima temporada de huracanes en la cuenca Atlántica, de junio a noviembre, podría ser extremadamente activa y superar récords históricos, según EE.UU., que cree que el impacto sobre el vertido del Golfo de México sería “secundario”.

La secretaria segunda de comercio de la Administración Nacional de la Atmósfera y los Océanos (NOAA, por su sigla en inglés), Jane Lubchenco, dijo que la temporada será de “activa a “extremadamente activa”, en función de tres factores climáticos claves.

Si coincidieran los tres factores, la temporada de huracanes “podría ser la más activa de la que se tiene constancia”.

Esas tres condiciones son un fenómeno de “El Niño” más débil que otros años, y por tanto menos capaz de frenar las tormentas; unas temperaturas de las aguas del océano Atlántico más altas y la aceleración del ciclo tropical iniciado en 1995.

La temporada, que transcurre del 1 de junio al 30 de noviembre, podría tener de 14 a 23 tormentas de 120 kilómetros por hora o más velocidad, de las que de 8 a 14 podrían convertirse en huracanes.

De esos fenómenos, NOAA pronostica que de 3 a 7 huracanes podrían alcanzar proporciones importantes, hasta de categorías 3, 4 ó 5, con vientos de al menos 180 kilómetros por hora.

Estas predicciones de alta actividad cuentan con un 70 por ciento de probabilidad, aunque la posibilidad de una temporada de huracanes “normal” está por encima del 80 por ciento, según indicó Lubchenco.

Los expertos también han examinado cómo esta temporada de huracanes podría afectar al vertido del Golfo de México, sumido en un desastre ecológico después de que una plataforma petrolífera de British Petroleum (BP) explotara y se hundiera provocando una fuga de crudo.

Según Lubchenco, el petróleo que permanece en el agua podría llegar a las costas transportado por los fuertes vientos y las tormentas y dispersarlo y mezclarlo por las aguas en el interior del océano, acelerando el proceso natural de degradación natural.

Pero esta sería una amenaza “secundaria”, puesto que los huracanes y tormentas provocan más contaminación y mayores peligros y daños, aseguró la dirigente.

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