Conquistar el título de Reserva de Biosfera es más que una simple meta para Ometepe. Nicaragua está ante un verdadero reto y los isleños lo están asumiendo con manos y corazón.
La nominación de la isla a la categoría Reserva de Biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha intensificado el trabajo de sus habitantes y las organizaciones comprometidas con el medio ambiente por hacer efectivo su compromiso con el desarrollo sostenible y amigable con la naturaleza.
La privilegiada posición geográfica de la isla, en el lago Cocibolca y ombligo de América, su exótico relieve en que se yerguen dos imponentes volcanes como senos perfectos de la tierra y la exuberante y variada belleza animal y vegetal que ofrece, hacen de Ometepe una candidata perfecta para alzarse con el título el próximo jueves 3 de junio, fecha en la que la Unesco tiene previsto anunciar las nuevas Reservas de Biosfera.
En una lista de 21 lugares con un potencial admirable, Ometepe no tiene nada que envidiar, pero sí mucho por lo que trabajar.
Según Juan Bautista Arríen, representante de la Unesco en Nicaragua, el hecho de ascender a la categoría de Reserva de Biosfera, si bien es cierto es una gran responsabilidad, no representa de ninguna manera amenaza a la condición de Reserva Natural del territorio, pues la protección del mismo aumentaría.
“Se está trabajando desde hace mucho en torno a esto, los isleños están realmente enamorados de su tierra, se sienten orgullosos de ella y por lo tanto se interesan en aprender a conocer, a cuidar y a aprovechar de manera más sensible e inteligente sus recursos”, asegura Arríen.
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