AGENCIA/ AP
No todas las mujeres maduras solteras sueñan con tener un anillo en la mano y quisieran decirle algo a familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y todos quienes creen que necesitan uno: “¡Basta ya con ese cuento!”.
El tema de las cincuentonas solteras está de moda en Estados Unidos tras la designación de Elena Kagan para la Corte Suprema y el estreno de la película Sex and the City 2 , en la que uno de sus personajes, la espectacular Samantha Jones, de 54 años, hace bromas sobre la menopausia mientras se pasea por el desierto con sus amigas.
Las mujeres de, digamos, 45 años para arriba, que siempre han vivido solas, deben soportar una cantidad de presunciones: Que están desesperadas, que son medio raras, que solo les gusta estar con muchachos jóvenes, que son incapaces de tener una relación, que son amargadas, adictas al trabajo.
“Tiene que haber algo que no funciona”, comenta Rose Clayton, de 48 años, empleada en una bodega de Alexandria, Virginia, y quien nunca se casó. “Siempre se preguntan qué será lo que pasa”.
Si dices que nada, que eres una persona feliz, no te creen. “Tengo muchos amigos, mi familia. Salgo y hago cosas. Viajo, salgo a cenar, voy a fiestas, tengo una linda vida social”.
EL FERVOR DE VERLAS CASADAS
La sicóloga Bella DePaulo, de Santa Bárbara, California, tiene 56 años, nunca se casó y no lo lamenta. Siempre trató de contrarrestar los estereotipos y el estigma que recae sobre las mujeres solteras. Primero con su libro Singled Out y ahora con un blog llamado Living Single para Psychologytoday.com.
Las mujeres maduras solteras siempre han sido consideradas una anomalía, gente frustrada, por más que esa haya sido una opción de vida, según DePaulo, quien se pregunta por qué tanto fervor por verlas casadas.
“Las solteras de corazón no quieren tener relaciones a largo plazo, mientras que las solteronas siguen soñando con encontrar un príncipe azul. Por eso es más fácil entender a las solteronas”, manifestó DePaulo.
Las percepciones negativas acerca de las mujeres maduras solteras no generan el mismo repudio que otros prejuicios como el racismo y demás formas de discriminación. “Nadie arma revuelo. Rara vez se cuestiona este estereotipo”.
Betsy Robinson, escritora de 59 años de Nueva York, adora su vida de soltera.
“Recuerdo lo que me enojaba cuando tenía 20 años y mi abuelita me preguntaba cuándo me iba a casar”, relata. “Le decía que nunca, y creo que eso la desconcertaba. Era la persona más dulce del mundo, pero me enfurecía cuando me decía eso”.
Poco ha cambiado en casi cuatro décadas, según Robinson, quien siguió de cerca el revuelo causado por el hecho de que Kagan es soltera y la especulación disimulada sobre su orientación sexual.
Sigue siendo imposible evitar los estereotipos si una mujer no busca pareja o si sale con hombres más jóvenes.
LAS PUMAS
Kim Cattrall, la atractiva actriz que personifica a Samantha, se molesta porque últimamente se acuñó el término “cougar” (puma) para aludir a las mujeres maduras que salen con hombres menores que ellas.
“Tiene una connotación negativa”, expresó en declaraciones al programa de televisión Extra . “Hace poco una revista para mujeres de mediana edad me pidió posar con un puma y me negué porque me pareció un insulto. Me sacaron de la portada por negarme a hacerlo”.
La sicóloga Bella DePaulo, de Santa Bárbara, California dijo que a amigos, familiares, colegas y el mundo en general les es más fácil aceptar la idea de que una mujer sale con hombres más jóvenes, u hombres en general, que aceptar la noción de que no le interesa salir con hombres.
Lori Goodwine, de 45 años, de Las Vegas, tiene una firma de relaciones públicas, igual que Samantha. Le gusta “el que mi vida se centre en mí misma”, pero tiene una actitud ambigua hacia las relaciones a largo plazo. Lo ideal, dice, sería “tener un gran tipo en mi vida”, pero que no viva con ella.
“Si me preguntan una vez más, ‘¿no estás casada?, ¿no tienes hijos?, ¿eres lesbiana?’, tendré un ataque de histeria”, afirmó. “Hago una vida fabulosa, como las de las chicas de Sex and the City , y de vez en cuando me compro algún par de zapatos de 500 dólares que encuentro rebajado. Me encanta mi vida”.
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