A cinco meses de realizarse la XVI Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), que se realizará en México, Nicaragua tiene una idea clara de lo que buscará, contrario a la COP 15, realizada hace cinco meses y medio en Copenhague, Dinamarca.
Nicaragua pondrá sobre la mesa cuatro cartas que, básicamente, tienen como objetivo recuperar lo que no se pudo lograr en la COP 15 en “el mal llamado Acuerdo de Copenhague”, según la ministra del Ambiente y Recursos Naturales (Marena), Juana Argeñal, quien expuso la posición del país durante un foro sobre el cambio climático realizado ayer martes en la Universidad Nacional Agraria (UNA).
Argeñal dijo que un objetivo es lograr un acuerdo de consenso de todas las partes, ya que en Copenhague hubo cinco países que no firmaron, entre ellos Nicaragua y Venezuela, debido a que no hubo garantías de las naciones más contaminantes para enfrentar el cambio climático.
Otro punto que Nicaragua pretende impulsar es que cada país asuma su responsabilidad en el impacto que el cambio climático está creando en el mundo, ya que los países industrializados contaminan mucho más que los que están en desarrollo, por lo que no se les puede exigir lo mismo.
Además de eso, Nicaragua buscará que el mundo se comprometa a no superar los 1.5 grados centígrados de calentamiento global con respecto a 1990, algo que va en contra de lo que sugieren los países más desarrollados, quienes pretenden tolerar 2.0 grados centígrados de calentamiento global.
El cuarto punto expuesto por la ministra Argeñal es que la COP 16 determine mecanismos claros de cómo los países en desarrollo puedan acceder a recursos económicos disponibles, algo que no se dio a conocer en la COP 15, a pesar de los señalamientos.
Éste es un paso clave para Nicaragua, ya que el año pasado el país no tenía una posición clara y sólo la definió cuando la delegación nicaragüense se presentó en Copenhague.
Nicaragua se mantuvo indecisa entre la posición de países como Costa Rica, que daban concesiones a las naciones más industrializadas, y las de los países en desarrollo, que querían un trato diferente por no tener condiciones para enfrentar el cambio climático por sí solos.
Esta vez Nicaragua no apoyará la venta de bonos de carbono que permiten la contaminación a cambio de pagar por mantener los bosques. Lo que apoyará en México será el mecanismo REDD, que consiste en que los países en desarrollo reciban estímulos a cambio de evitar la deforestación.
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