Una encuesta reciente indica que Hugo Chávez Frías está perdiendo “la guerra” en que se ha enfrascado contra los empresarios, porque los venezolanos están dando la espalda al Presidente en la medida que éste destruye la economía de ese país.
El 74 por ciento de la población de Venezuela se opone a la eliminación de la propiedad privada, como pretende Chávez, indica una encuesta de Keller y Asociados publicada por el diario El Universal, de Caracas.
Esa opinión adversa pone en riesgo el plan del presidente bolivariano de imponer el “socialismo del siglo XXI”, porque este año los venezolanos elegirán legisladores y, dependiendo de los resultados, Chávez puede perder el control del parlamento.
Es obvio, según el estudio de Keller, que la mayoría de venezolanos se opone al socialismo chavista, cuya bandera principal es acabar con el sector empresarial privado y enterrar al capitalismo. Por eso, cuando el 80 por ciento de los encuestados rechaza la idea de que “ser rico es malo”, suena a bofetada al rostro de Chávez.
Los venezolanos conocen la pobreza, en su país más del 40 por ciento de la población en edad de trabajar está desempleada y en el último año medio millón de habitantes entraron a la desocupación o inactividad, según informes del estatal Instituto de Estadísticas.
Si los empresarios, pequeños, ricos o capitalistas son quienes pueden ofrecer más empleo, es comprensible que en la encuesta el 74 por ciento haya manifestado su desacuerdo con la política de Chávez de expropiar empresas privadas, y que 61 por ciento afirme que éstas son más eficientes administrando los recursos y produciendo.
No se trata de una oposición antojadiza o manipulada, como diría Chávez, sino de la actitud de venezolanos que han visto cómo las expropiaciones, más de 760 desde el 2005 hasta hoy, causan más daños que beneficios a la ciudadanía, como la escasez de alimentos.
Una prueba reciente de la ineficiencia del gobierno chavista es la pérdida de más de 50 mil toneladas de alimentos importados por el Estado, que se pudrieron al quedar en virtual abandono en una zona portuaria. Es un eslabón más de una cadena de negligencias, de un régimen que ha sido incapaz de mantener la productividad de tierras e industrias expropiadas, razón por la que cada vez importa más alimentos y, aún así, la escasez persiste.
Mientras disminuye el empleo, aumentan los precios y cuesta conseguir algunos víveres, los chavistas remarcan que “la propiedad privada no es sagrada”, como dijo en abril el ministro de Obras Públicas y Vivienda, Diosdado Cabello. Después, un diputado, Carlos Escarrá, preguntó en tono de advertencia: “¿Quién dijo que el derecho a la propiedad es pleno, y menos en materia agraria?”
La insistencia de Hugo Chávez por convertir a Venezuela en socialista es una trampa en que los venezolanos, creyendo que van hacia un sistema justo y con menos pobreza, terminan cayendo bajo un régimen dictatorial, con partido único y control estatal de la riqueza, donde el Presidente y sus allegados se convierten en los nuevos ricos. Sin embargo, esa trampa se podría tragar antes al mismo Chávez y acabar con sus desvaríos.
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