ACAN-EFE
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez dijo a Acan-Efe que el literato portugués José Saramago, que murió hoy a los 87 años, “fue la conciencia de la literatura”, “un juez severo de su época” y alguien “capaz de aguarle la fiesta a cualquiera porque no tenía pelos en la lengua”.
“José Saramago fue la conciencia de la literatura, una voz con consecuencia. En una época en que la palabra compromiso ha perdido todo su significado, él se lo siguió dando, haciéndonos recordar que detrás de las palabras del escritor hay una responsabilidad con lo que se dice, y con lo que se hace”, señaló Ramírez, en una declaración escrita enviada a Acan-Efe.
El autor de más de 30 libros, entre ellos ocho novelas, agregó que el escritor luso, para comprometerse de esa manera, tenía que ser un inconforme.
“Inconforme hasta la impertinencia, capaz de aguarle la fiesta a cualquiera porque no tenía pelos en la lengua”, añadió el autor de “Margarita, está linda la mar”, por el que obtuvo el Premio Alfaguara de Novela en 1998.
Saramago “decía que su oficio era levantar piedras, y no era su culpa si debajo de esas piedras había monstruos que quedaban al descubierto”, afirmó Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua durante el primer Gobierno sandinista (1979-1990).
Ramírez calificó a Saramago como “un juez severo de su época, de sus iniquidades e injusticias, pero un juez sensible y amoroso al mismo tiempo, como lo fue con las palabras, que al fin y al cabo fueron su pasión”.
“No hay palabra mal colocada en las páginas de sus novelas, ni alguna que sobre, ni alguna que falte. Un seductor gracias a las palabras, como me sedujo a mí desde la lectura de El evangelio según Jesucristo”, anotó.
“Un escritor de su tiempo, y para la posteridad que ya lo aguardaba desde hace rato. Y un amigo entrañable, de sonrisa dulce y acogedora, un tanto irónica siempre, viejo rebelde con causa que me hará tanta falta”, apuntó.
Por su lado, el secretario de la Academia Nicaragüense de la Lengua, Francisco Arellano Oviedo, dijo a Acan-Efe que Saramago fue un personaje que mantuvo relaciones y afectos para Nicaragua y con algunos nicaragüenses, entre ellos con el poeta y sacerdote trapense Ernesto Cardenal.
Arellano Oviedo dijo que la muerte de Saramago “es una gran pérdida de un talento tan significativo y de una calidad humana excelente”.
“Debemos recordar que fue un hombre que se exigió mucho a sí mismo, pues no tuvo las oportunidades que suelen tener otros escritores ya que venia de una familia muy pobre y tuvo que trabajar arduamente y dedicarse de forma autodidacta a la creación literaria y esto es un mérito, como le sucedió al poeta nicarag ense Rubén Darío y al escritor español que ganó el premio Cervantes, Antonio Gamoneda”, destacó.
Saramago, Premio Nobel de Literatura, murió hoy a los 87 años cuando se encontraba en su residencia de Lanzarote, España, a causa de una leucemia crónica.