CORRESPONSAL/NUEVA SEGOVIA
Con sus pies descalzos y en harapos, unos 80 niños de las comunidades de San Antonio de Walí y El Varillal, en el municipio de El Jícaro, en Nueva Segovia, recibieron el regalo del año: una mochila dotada de cuadernos, lápices de grafito, de tinta y de colores, además de sus zapatos y uniformes, que sus padres no habían logrado aún comprar.
Las dos comunidades, de extrema pobreza, fueron seleccionadas por la compañía canadiense Golden Reign Resources Ltda., a través de su subsidiaria en Nicaragua Gold Belt, S.A. en común acuerdo con las autoridades municipales de El Jícaro.
Oscar Leonardo Molina, gerente de proyectos Nicaragua Gold Belt, sostuvo que las mochila valoradas en 600 córdobas cada una fueron entregadas con el objetivo de apoyar la educación de los niños más pobres en El Jícaro, donde realizan desde octubre del año pasado la exploración minera en el sitio conocido como Las Minas de San Albino.
La empresa Gold Belt, S.A., de capital canadiense, ejecuta la etapa de muestreo y mapeo geológico y a finales de julio iniciará la etapa de perforación en el área de concesión autorizada a la compañía Nicoz Resources Ltda.
Molina aclaró que San Antonio de Walí y El Varillal son comunidades que están fuera de la concesión, pero es voluntad de la compañía, en sus acciones de responsabilidad social, apoyar las necesidades que las autoridades municipales seleccionen.
En la entrega de mochilas estuvo presente el delegado municipal del Poder Ciudadano y secretario político del FSLN, Marvin Vásquez.
NI PARA COMPRAR UN LÁPIZ
El profesor Juan Freddy López Vásquez, de la escuela de El Varillal, al igual que las madres y padres de familia que acompañaban a sus hijos, reconocieron el valor y la importancia de la donación en la educación, y dijeron que los niños muchas veces se retiran de sus aulas porque no hay dinero para comprarles ni siquiera un lápiz.
También se entregaron 27 mochilas, material escolar y didáctico a igual número de personas en las comunidades de El Jobo y Las Conchitas, que estarán, durante tres meses, recibiendo clases en el marco del programa de Educación de Adultos. La compañía también asumirá el pago de los maestros.
El ingeniero Molina explicó que alumnos del Programa de Educación de Adultos son trabajadores temporales de la empresa, “muy buenos trabajadores, pero con niveles académicos casi nulos y que consideramos necesario darles la oportunidad de elevar esos niveles para que opten no sólo al machete y a la barra, sino a trabajos más suaves y de mayor remuneración”.
La empresa, además, apoya a la Policía de El Jícaro e invierte más de c inco mil dólares en la reparación de al menos tres tramos de carretera en mal estado.
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