Polokwane/ EFE
“¿Iría usted a ver un partido a un estadio que se llamara Adolf Hitler?”, se pregunta la asociación Afrifórum, una organización blanca sudafricana que ha lanzado una petición para cambiar el nombre del estadio de Polokwane, bautizado con el nombre del líder “antiapartheid” Peter Mokaba.
Construido para el Mundial de 2010 a las afueras de la capital del estado de Limpopo, el estadio nació con la polémica entorno a su denominación, al haber tomado el nombre de un personaje que los bóers consideran que promovió la violencia contra los blancos.
Durante años, el Gobierno negaba la existencia de esa enfermedad y aseguraba que las muertes que se atribuían al síndrome de inmunodeficiencia adquirida estaban, en realidad, ligadas a la mala alimentación de la población.
Pese a todo, Mokaba sigue siendo un ídolo entre la población negra del país y en Polokwane es “un icono”, como repite Ephraim, que vive en el centro caótico y desordenado de la ciudad.
“Fue un ferviente luchador por la gente africana y por eso está bien que el estadio lleve su nombre”, concluye.
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Considerado el padre del canto “Mata a los bóers, mata a los granjeros”, Mokaba luchó toda su vida contra la segregación racial a veces con métodos violentos.
Cuando cayó el apartheid fue ministro de los Gobiernos de Nelson Mandela y de su sucesor, Thabo Mbeki.
Figura respetada en el gubernamental Congreso Nacional Africano, Mokaba siempre fue duramente atacado por los sectores más conservadores de Sudáfrica, que no aceptaron que se le diera su nombre a un estadio del Mundial.
Menos aun al de Polokwane, una rica región minera del noreste del país fronteriza con Botsuana, Zimbabue y Mozambique, la única que en 1992 se pronunció en contra de la abolición del apartheid en el referendo convocado por el presidente Frederik de Klerk.
Diversos sectores de la población expresaron su disconformidad con el nombre dado al estadio y lo consideraron una provocación.
Muchos blancos de la ciudad se niegan a ir al futbol en un campo bautizado con el nombre de quien consideran un enemigo de su raza.
Afrifórum recogió ese descontento y lo transformó en una petición, que puede firmarse a través de internet, para que la FIFA no dispute partidos en un campo con ese nombre.
Uno de los firmantes es Paul, un blanco que reside “de toda la vida” en Polokwane y que, aunque su deporte predilecto es el rugby, tenía previsto ver algún encuentro del Mundial de Futbol. Pero nunca en un lugar que se llame Peter Mokaba.
“Ese kaffir”, asegura utilizando una expresión insultante de origen árabe que los bóers usaban durante el apartheid para referirse a los negros y cuyo uso en la actualidad está penado por la ley.
“No me gusta ese nombre porque a nosotros (los blancos) nos robaron”, afirma después de que su esposa le pidiera algo de moderación.
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