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Actriz porno

Sora Aoi, una de las actrices de cine para adultos más famosas de Japón cuyo nombre significa “Cielo Azul”, tiene encandilados a muchos chinos, y no precisamente por sus películas —prohibidas en China, como toda la pornografía—, sino por su aparente cercanía a los fans y su generosidad.

Foto de La Prensa/Agencia

Poco podían imaginarse China y Japón, dos sociedades enfrentadas por diferencias históricas y culturales, que iba a ser una actriz porno, la célebre Sora Aoi, la que ayudara más que nadie a mejorar la mala imagen que los jóvenes chinos tienen del viejo rival nipón o, por lo menos, de sus estrellas.

Sora Aoi, una de las actrices de cine para adultos más famosas de Japón cuyo nombre significa “Cielo Azul”, tiene encandilados a muchos chinos, y no precisamente por sus películas —prohibidas en China, como toda la pornografía—, sino por su aparente cercanía a los fans y su generosidad.

“Para los chinos, Sora es como la vecina de al lado”, comentaban recientemente en el diario Southern Metropolis Daily sobre la actriz, cuyas películas llegan a los jóvenes internautas chinos a través de descargas en webs “clandestinas”.

Esa cercanía se explica porque Sora es una de las pocas estrellas extranjeras con quien los internautas chinos han podido “conversar” directamente, a través de la cuenta que la actriz abrió en Twitter el pasado abril.

INSURRECTA Y DE BUEN CORAZÓN.

Curiosamente, Twitter está bloqueado en China desde 2009, pero unos 20,000 chinos se han saltado la censura para poder seguir los tweets de su ídolo, por lo que Sora no sólo genera mejor imagen de los japoneses en China, sino que además motiva a los internautas en este país a burlar los límites a la libertad de expresión en la red.

Por otro lado, los chinos se deshicieron en elogios cuando Sora aseguró, precisamente en su cuenta de Twitter, que el reciente terremoto en el oeste de China le había entristecido profundamente y estaba dispuesta a donar dinero para la reconstrucción.

“Pese a que sus películas son pirateadas en China, dona dinero a una zona remota, a gente que nunca ha conocido”, aseguraba un comentarista en Internet, para quien Sora es “una buena embajadora entre los pueblos chino y japonés (…) y una gran maestra”.

Sora, nacida en Tokio en 1983 y en el mundo de la pornografía desde 2002, está rompiendo muchas ideas preconcebidas, como la de que los chinos aborrecen a los japoneses o la de que los chinos tienen acceso muy limitado a la pornografía y las redes sociales.

Con varios premios del cine porno en su haber —entre ellos el de Mejores Pechos en el AV Grand Prix de 2003—, Sora confesó en su cuenta de Twitter que está muy sorprendida por todas las muestras de afecto que le llegan de China.

La cultura nipona no ha sido, hasta la llegada de Sora, todo lo popular que debiera en China, a pesar de la cercanía geográfica de Japón y su enorme producción cinematográfica o musical. Los chinos prefieren, especialmente los más jóvenes, las películas, series de televisión y discos que provienen de Taiwán o Corea del Sur.

Ello parece explicarse por las rivalidades históricas entre ambos países tras la invasión japonesa de China (1937-45) y las atrocidades cometidas en aquella época.

Sora parece haber hecho olvidar a los chinos, especialmente los más jóvenes, esas caducas rencillas para hacer pensar a muchos que entre ellos no hay tantas diferencias. “Parece una china más, ¿están seguros de que es japonesa?”, señalaba un internauta en el foro de debate “iFeng”. Muchos comparan a Sora con las estrellas chinas, más distantes y menos generosas, y la “vecina japonesa” sale ganando. b

La Prensa Domingo

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