El representante del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Nicaragua, Gabriel Di Bella, llamó la atención en que es necesario detenerse a evaluar por qué a pesar que el país ha mejorado su estabilidad macroeconómica y la posición ante la inversión privada, no hay correspondencia en niveles de reducción de la pobreza entre la población.
Los indicadores evidencian la cruel realidad. La mitad de los 5.7 millones de habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza, y de éstos uno de cinco nicaragüenses vive en extrema pobreza.
Del total de los ciudadanos, el 30 por ciento tiene ingresos menores a los dos dólares por día. Así lo evidencia el Gobierno en el documento: Nicaragua: Estrategia de la Reducción de la Pobreza, presentado en mayo del 2010 al FMI.
- Lo planteado por el representante del Fondo Monetario, tuvo reacciones de parte de los presidentes de la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (Amcham) y del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep).
Coincidió José Adán Aguerri, del Cosep, en que para traer más capital externo “necesitamos estabilidad política para lograr un crecimiento del 5 al 6 por ciento para atender la demanda del país”.
Respecto a la cuarta y quinta revisión del programa económico de Nicaragua por parte del FMI, Gabriel Di Bella mostró confianza que será favorable, pues se ha estado analizando con el Ejecutivo el comportamiento de la economía, y además que la Asamblea tiene interés de aprobar las leyes que son parte de la agenda complementaria dentro del programa.
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Gabriel Di Bella expuso durante una presentación a la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (Amcham) las perspectivas económicas regionales, que a pesar que Nicaragua supone una mejor competencia comercial frente al resto de Centroamérica “y obtiene altas tasas de inversión”, está demostrado que no es suficiente para asegurar un crecimiento económico sostenido, y éste a su vez no ha sido garantía de una disminución de los índices de pobreza.
Reflejó que las tasas de crecimiento económico observado en Nicaragua entre los años 90 y 2010 no son suficientes para disminuir la pobreza, y por tanto se pronostica que se requerirán 30 años de crecimiento económico sostenido “para que los niveles de vida en Nicaragua más o menos sean aproximadamente al promedio de la región en la década del setenta”.
El país ha tenido en una década tasas de 0.8 por ciento anual de crecimiento per cápita. Di Bella señaló que si bien “es importante” y aún siendo “innegable los avances”, no son suficientes.
“Hay que regocijarse en el hecho que Nicaragua ha obtenido estabilidad macroeconómica, pero es hora de enfrentarse al próximo desafío, que es crecer a mayores tasas que sí ha crecido el resto de la región”, recomendó.
Un 2.6 por ciento se proyecta que crezca la economía de Nicaragua este año.
Recoge el documento oficial presentado al Fondo que este año el techo del gasto público en el Presupuesto General de la República es de 1,456 millones de dólares. Pero el Gobierno recibirá adicionalmente vía recaudación de impuestos unos 44 millones de dólares, equivalente al 0.7 por ciento del PIB debido a una reforma fiscal.
Pero contradictoriamente señala que el gasto social se ha visto afectado “en un grado indeseable”, y que durante 2009-2011 “se estima disminuirá en un 8.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), significando 555.2 millones de dólares, en relación con los recursos previstos el Plan Nacional de Desarrollo Humano”.
INVERSIÓN NO BASTA
Di Bella ve necesario que a nivel de país se asuma el desafío de realizar “un análisis de cuáles son los factores que impiden que una tasa de inversión que es alta, el 20 por ciento anual, no esté reflejando en una tasa de crecimiento más alto”.
Entre 2008 y 2009 la inversión extranjera que recibió el país suma mil 60 millones de dólares y para el 2010 están previstos unos 500 millones adicionales.
“No importa qué tan grande sea la inversión, sino el contexto institucional en que ocurre, los sectores a los que fluye, la eficiencia y qué tan buena es la inversión. Por tanto hay que poner atención, sobre todo en la inversión pública”, planteó el representante del FMI.
Insistió que hacer crecer más la inversión es importante pero no es suficiente para reducir la pobreza extrema suficientemente rápido. “Entonces el desafío es crecer a niveles poco más altos para hacer que justamente la pobreza decrezca más rápidamente”, dijo.
Para Di Bella, el desafío del Gobierno, sector privado, político y resto de la sociedad, es detenerse a mirar en más detalle en qué se invierte y por qué esa alta tasa de inversión no te genera crecimiento económico.
Dijo poner atención especial a la inversión pública, porque son recursos que anualmente se usan “para construir puentes, caminos, escuelas, etc., entonces el desafío es entender por qué esa parte que estás sacando todos los años de tus ingresos no te está generando la tasa de crecimiento que querés”.
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