Párrafos más, párrafos menos…
Ya que van a editar una nueva Constitución, Daniel Ortega debería aprovechar para hacer de un solo su Constitución soñada. ¡Para qué andarse por las ramas! Si le van a agregar el párrafo transitorio de la versión de 1987, para equilibrar el asunto que le quiten al mismo ese incómodo párrafo (a) del artículo 147 que dice que no podrán ser candidatos a Presidente o Vicepresidente de la República “el que ejerciere o hubiere ejercido en propiedad la Presidencia de la República en cualquier tiempo del período en que se efectúa la elección para el período siguiente, ni el que hubiere ejercido por dos períodos presidenciales”.
De mentiritas
Pero, mi punto es que si ya se va gastar un montón de dinero imprimiendo una Constitución “orteguista” para ponerle un nombre, pues que aproveche y vaya más a fondo: que se declare la Presidencia vitalicia, el partido único, la abolición de la libertad de expresión y organización, y hasta la monarquía. Es más, puede establecer que el día es de 30 horas, designar a Nicaragua como centro del universo, un nuevo Dios ¡en fin! El papel aguanta todo y de todos modos esa Constitución tendrá el mismo valor con un párrafo “de mentiritas” que con mil más. O sea, nada.
¿Dónde está el policía?
Un día de éstos iban unas personas con banderas del FNT caminando por la Avenida Bolívar. Eran pocos, pero cubrían los cuatro carriles de la calle con el deliberado propósito de fastidiar el tráfico. Al llegar al semáforo de la Asamblea Nacional, unos en motos se pusieron en medio de la intersección para, con actitud prepotente detener el tráfico en todos los sentidos mientras pasaba la rala marcha. Ni siquiera tomaron en cuenta al policía que estaba ahí, y el policía tampoco hizo nada por asumir su autoridad. Es un hecho pequeño y cotidiano de lo que está pasando en grande con la Policía Nacional. El partido rojinegro la ignora o la usa a su particular conveniencia.
La jefa
A estas alturas me parece iluso creer que la Comisionada Aminta Granera está al margen de la partidarización que está sufriendo la Policía Nacional. Hechor y consentidor pecan por igual. Ya basta de exonerarla de la responsabilidad que tiene, como si la mujer anduviera por el mundo sin saber dónde está parada. Doña Aminta Granera no puede alegar ya que está en la Policía para evitar la degeneración de la institución, porque evidentemente está sucediendo lo contrario. Y vale más una renuncia digna, que pasar a la historia como la jefa donde la Policía se echó a perder.
Monumento
El monumento que se levanta a contramarcha en la nueva plaza de Managua, más que un monumento a Alexis Argüello lo es a aquella vieja frase de “matar e ir a la vela”. Olvidémonos por un momento de las dudas que existen alrededor de si fue asesinato o suicidio. Quedémonos por ahora con la versión oficial. Si fue suicidio ¿por qué se suicidó? ¿Qué versión ha dado el orteguismo sobre las causas del suicidio de Alexis Argüello. ¡Ninguna! Y mientras crecen las dudas razonables sobre la forma de su muerte, también lo hace la certeza de que las últimas horas del boxeador fueron de mucha tribulación sobre el papel que el guión rojinegro le había asignado. En resumen, sólo quedan dos respuestas: si se suicidó, fue porque ya no quería seguir siendo monigote, y si lo mataron, fue porque estaba dispuesto a no seguirlo siendo. En cualquier caso, un monumento de parte de los que lo llevaron hasta ahí, es, cuando menos, grosero.
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