La celebración del trigésimo primer aniversario del repliegue táctico a Masaya, presidida ayer por el presidente Daniel Ortega y el Gobierno del Frente Sandinista (FSLN), desvirtuó el significado de esa estrategia tomada por los guerrilleros que se enfrentaron a la Guardia Nacional somocista en los barrios orientales de Managua, a finales de junio de 1979.
Jóvenes borrachos discutiendo por licor, empleados públicos llevados bajo amenazas y vendedores de todo tipo de artilugios rojinegros o “revolucionarios” fue lo que abundó en el parqueo del Mercado Roberto Huembes, de donde partió la caminata conmemorativa.
Mientras, Ortega esta vez pronunció un discurso optimista y dejó que sus acompañantes dedicaran los insultos a aquéllos a quienes él, hace dos años en un acto similar, recetó “el acero de la guerra”.
BORGE ENREDA SU DEFENSA
En la mesa de la tarima principal, Ortega y su esposa Rosario Murillo estuvieron acompañados por el fundador del FSLN, Tomás Borge Martínez; el otrora comandante “Cero” quien participó en la toma del Palacio Nacional en 1978, Edén Pastora, y el ex comandante guerrillero Raúl Venerio. También asistió el abogado y ex magistrado de la Corte Suprema, Rafael Solís.
- Quienes asistieron ayer a la celebración del trigésimo primer aniversario del repliegue táctico a Masaya, poco o nada tenían que ver con el significado de aquella estrategia de lucha, previa al triunfo insurreccional de 1979.
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Todos ellos intervinieron antes de la llegada de Ortega, para rechazar las críticas hechas a la celebración orteguista que protagonistas del repliegue dieron en un reportaje publicado ayer por LA PRENSA.
Venerio dijo que había que acabar con los “egoísmos sospechosos” y las divisiones. Y el ex magistrado Solís llamó estupideces a las críticas hechas por guerrilleros que sí participaron en el repliegue, como Moisés Hassan y Mónica Baltodano.
Pastora también rechazó que Ortega estuviera en un hotel de Costa Rica durante el repliegue táctico que inició el 27 de junio de 1979 y dijo que él vio en Managua a Ortega, a quien llamó “un hombre de prestigio mundial”.
Pero la voz cantante, aunque en verdad bastante afónica, la tuvo Borge. El embajador de Nicaragua en Perú dijo que a él lo que más le repugna es que quienes antes lucharon con la revolución, ahora critiquen a Ortega, “igual que la derecha”. “Ahora están donde ideológicamente siempre han estado. Ellos siempre han estado arrodillados frente al imperio”, dijo Borge.
Para él, “es natural” que la derecha critique al FSLN. “¿Qué de extraño tiene —increpó— que Eduardo Montealegre, el banquero millonario y ladrón, esté en contra del Frente Sandinista? ¿Qué de extraño tiene que (Arnoldo) Alemán esté en contra del Frente Sandinista?”
Sin embargo, enredó su defensa en la siguiente oración y lo que dijo fue: “¿Qué de extraño tiene que los millonarios, vendepatria, que aquéllos que nunca supieron lo que era el honor y la dignidad estén con el Frente Sandinista?” Luego se refirió a Ortega como “un accidente en la historia gloriosa de la Patria”.
MERCEDES BENZ Y NIKE PARA RECORDAR EL REPLIEGUE
La concentración en el parqueo del Huembes, de donde partió la caminata hacia Masaya, estaba prevista a las 3:00 de la tarde. Ortega llegó luego de las cinco, en su Mercedes Benz, escoltado por seis patrullas policiales y más de un centenar de efectivos uniformados, sin contar con su seguridad personal.
Esta vez los “camisas azules”, no sólo se instalaron a los pies de la tarima central, sino también delante de la mesa, tras la que Ortega permaneció de pie y pronunció un corto discurso.
En su intervención el mandatario celebró el aumento de las exportaciones, principalmente a Venezuela (12.5 por ciento dijo), y las obras de “bienestar y progreso” que él cree que su Gobierno lleva a los más pobres. Entre esas “obras” citó la entrega de “casas para el pueblo” y la búsqueda de soluciones a la deficiencia en la atención a los pensionados.
Antes de las 6:00 de la tarde, Ortega y su esposa Rosario Murillo iniciaron la caminata que 31 años atrás hicieron cientos de guerrilleros por veredas polvosas de Managua y Masaya. Aquélla en la que esos guerrilleros marcharon temiendo una emboscada de la Guardia y que Ortega y Murillo emularon con un Mercedes Benz detrás de sus pasos. La Primera Dama también impuso su detalle al vestir un conjunto Nike , en “recuerdo” de los guerrilleros que en 1979 llevaban su ropa enlodada y con restos de sangre, tras 17 días de enfrentamiento contra la Guardia.
En el parqueo del Mercado Roberto Huembes, donde se realizó la concentración y el acto, la mayoría eran jóvenes menores de 25 años que estaban borrachos y peleaban con gritos y empujones por bolsas o botellas de licor.
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