La nueva Ley de Seguros, Reaseguros y Fianza otorga facultades a la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Siboif) para que conozca y resuelva casos contra las empresas aseguradoras por negarse a cumplir un reclamo de los clientes o no quieran pagar parcial o totalmente la cobertura del seguro adquirido por vehículos, viviendas y cualquier otra propiedad.
Sobre la Siboif recae todo el control sobre el mercado de seguros que el último año movió un capital de 110.7 millones de dólares.
La entidad supervisora podrá intervenir incluso a cualquier empresa de este tipo, “si determina que el capital está siendo mal manejado”.
Además, la Superintendencia podrá aplicar multas que van de mil a cien mil dólares a quienes incumplan los parámetros que ahora rigen.
Según el diputado Wálmaro Gutiérrez, presidente de la Comisión Económica del Parlamento nicaragüense, se abrió el mercado de seguros en el país a empresas extranjeras, con lo cual se busca ampliar la cantidad de oferentes “porque hasta ahora estaba controlado por cinco compañías que prácticamente conformaban un monopolio”.
Entre lo novedoso es que se crea la figura del Microseguro orientado hacia los hogares de bajos ingresos, a las personas que trabajan en la economía informal y a las micro, pequeña y medianas empresas (Pymes).
NUEVOS PODERES DE SIBOIF
El control que se le otorga a la Superintendencia por medio de esta ley incluye poder objetar fusiones de empresas que puedan “distorsionar los precios en el mercado”.
Si bien las primas y las fianzas en que asegurado y la aseguradora suscriban un contrato, será regido por el libre mercado. Los diputados facultaron a la Siboif poder invalidarlo en casos que “determine que el contenido de algunas cláusulas contractuales sean lesivas o perjudiciales al consumidor”.
Incluso, para suscribir el contrato, el modelo deberá tener autorización previa de la Siboif de las pólizas, condiciones, bases técnicas y tarifas o primas de seguros.
Además, se elevó a 80 millones de dólares el capital mínimo que debe tener la aseguradora para poder operar.
“Con esta nueva norma la Superintendencia tendrá capacidad para velar por la prima que se deposita en una aseguradora y por los derechos del que deposita esa prima”, dijo Gutiérrez.
Wilfredo Navarro, diputado liberal, dijo que
la Ley incorpora el seguro de vehículos que no estaba regido con claridad.
“Además las empresas deberán hacer una campaña explicativa para que los asegurados entendamos el ámbito de aplicación y ejecución del seguro que estamos comprando”, dijo Navarro.
En este sentido, Gutiérrez explicó que, por ejemplo, en un accidente de tránsito el vehículo del asegurado resulta con daños, pero la aseguradora se niega a cubrirlo o lo hace más allá del mes, tiempo establecido en el contrato, incurrirá en varias faltas que implican sanciones.
“Si se demuestra que el asegurado tiene razón y la empresa no le quiere cubrir de manera dolosa ese siniestro, se lo debe cubrir por resolución de la Siboif, pero además con los costos, daños e intereses causados en el tiempo que tardó en hacerlo”, afirmó Gutiérrez.
“Entonces ahora las empresas la pensarán dos veces antes de incumplir, porque además se les va a multar”, comentó el legislador.
ABRE MERCADO
Es un marco regulatorio moderno del mercado, porque la Ley a la que hasta ahora estaban regidos data de 1970.
El mercado lo controlan cinco compañías aseguradoras, que no se vieron afectadas por la crisis económica, pues informe de la Siboif indican que entre 2006 y 2009 el sector creció un 27 por ciento al registrar primas netas por 110.7 millones de dólares y las comisiones ganadas alcanzaron 9.4 millones de dólares. Ahora la ley supone la apertura del mercado de seguros y reaseguros a firmas extranjeras.
La Ley era compromiso adquirido en el DR-Cafta, que dispone la entrada al país de empresas proveedoras de servicios de seguros de Estados Unidos, cuatro años posterior a la entrada en vigencia del acuerdo.
A las aseguradoras actuales se les estableció un plazo de seis meses para ajustarse y cumplir las nuevas disposiciones, “so pena de seguir operando”.
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