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Familiares del adolescente Darwin Narváez permanecen en las afueras del Hospital Lenín Fonseca. Piden a Dios por la recuperación del menor de edad.LA PRENSA/ E. RODRÍGUEZ

Familiares de menor víctima de explosión podrían denunciar

Poco a poco se recupera de las serias heridas que sufrió en el cuerpo el adolescente Darwin Narváez, de 17 años, como consecuencia de un artefacto explotó en sus manos mientras instalaba un cielo raso en la vivienda del señor Donald Mendoza, ex miembro del Ejército Popular Sandinista.

Poco a poco se recupera de las serias heridas que sufrió en el cuerpo el adolescente Darwin Narváez, de 17 años, como consecuencia de un artefacto explotó en sus manos mientras instalaba un cielo raso en la vivienda del señor Donald Mendoza, ex miembro del Ejército Popular Sandinista.

Así lo confirmó ayer el subdirector médico del Hospital Antonio Lenín Fonseca, doctor Miguel Gaitán, quien aseguró que al menor de edad aún le esperan varias cirugías en el ojo izquierdo.

“Hay un equipo completo de especialistas atendiendo al muchacho, la última cirugía fue un éxito pero aún se necesitan reconstruir otras partes dañadas por el accidente”, comentó el especialista.

Sin embargo, familiares de Darwin indicaron que si el propietario de la vivienda no apoya en los gastos de recuperación de Darwin, procederán a entablar una denuncia en la Policía.

“Lo que esperamos es que lo ayuden porque su futuro es incierto, está truncado y él proviene de una familia muy humilde con muchas limitaciones económicas”, comentó entre lágrimas y la voz entrecortada Vilma Sánchez, tía de la víctima.

INVESTIGACIÓN

Arsenio Monterrey, tío del menor perjudicado, espera que las autoridades realicen una investigación exhaustiva para determinar qué objeto fue el que provocó la explosión, que cercenó un brazo y destruyó el ojo derecho de Darwin.

“Aún las autoridades no han dicho nada sobre qué pasó ese día. Él (víctima) permanece vendado y no sabe que perdió un ojo y un brazo, sólo mueve la cabeza cuando le hablamos. Está consciente, pero sabemos que las secuelas psicológicas serán igual o más graves que las físicas”, expresó consternado el señor Monterrey.

CONSCIENTE

Darwin Narváez cursaba el quinto año de secundaria y habita en el barrio San Jorge, ubicado en el kilómetro 35 y medio de la Carretera Sur.

El día del accidente el muchacho se encontraba en compañía de su papá, Francisco Narváez, armando unas varillas para instalar el cielo raso.

Sus familiares esperan que recuerde lo sucedido y pueda explicar qué objeto manipuló en el momento del accidente, ya que dudan de la versión que dio la Policía Nacional, donde explica que fue un tarro de PVC que provocó la explosión.

Familiares de Darwin Narváez esperan impacientes noticias de éste, quien ha sido operado en varias ocasiones producto de la explosión que afectó el 90 por ciento de su cuerpo.

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