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Ernesto González Valdés

Las cosas cuestan

El orden posiblemente sea el correcto ¿no lo sé? Depende de la decisión de la pareja, o de la vida de cada cual, bien por ser madre soltera (o padre), por factores económicos, por que la alimentación no alcanza para todos, ante lo encarecido de la vida porque la familia es numerosa no teniendo en cuenta una adecuada planificación familiar, en correspondencia con lo que puedo y no garantizar; de ser así, cualquiera de los cuatro primeros elementos podrán verse afectado ¿alimentación, vestuario, salud o educación?

¿Qué no hace un padre o madre por un hijo o hija? Al menos garantizarle lo básico: alimentación, vestuario, salud, educación.

El orden posiblemente sea el correcto ¿no lo sé? Depende de la decisión de la pareja, o de la vida de cada cual, bien por ser madre soltera (o padre), por factores económicos, por que la alimentación no alcanza para todos, ante lo encarecido de la vida porque la familia es numerosa no teniendo en cuenta una adecuada planificación familiar, en correspondencia con lo que puedo y no garantizar; de ser así, cualquiera de los cuatro primeros elementos podrán verse afectado ¿alimentación, vestuario, salud o educación?

HAY QUE ORIENTARLOS

Muchos han sido, son y serán los que descartan el factor educación como primera opción: Cuando “el cinturón aprieta” hay que trabajar, “… ya luego veremos la escuela…” espectro amplio donde caben todas las edades y en el caso de niños, jóvenes y adultos que bien no entran a estudiar o salen de estudiar al menos por un tiempo.

¿Y cuándo vengan los primeros aires de bonanzas? ¡A la escuela! Queda claro que la escuela no es la única institución responsable de la educación. Primero la familia y es ahí en el seno familiar donde deben inculcar en los menores lo que hacen los encargados de cuidarlos, orientarlos a ellos. De los esfuerzos, de las “piruetas” que suelen hacer al menos en algunos momentos de la vida o de forma permanente para garantizarle, ser alguien en la vida.

Este esfuerzo falla, siendo los padres los máximos responsables, cuando chinean y chinean (me incluyo, he pecado en este sentido algunas veces) de cuanta cosa pida o insinúe, con la satisfacción y devolución de una sonrisa que premia, pero que carece o adolece del mensaje subliminal: La compra del regalo y me desajustoó lo planificado. ¡Debes cuidarlo! No siempre se pueden satisfacer todos los deseos habidos y por haber.

HAY QUE HABLAR DEL TEMA

De no hablar sobre el tema en familia posiblemente aparecerán adjetivos de insatisfacción y hasta acusaciones de ¡viejo pinche o mamá pinche! Recuerdo hace muchas décadas – a modo de ejemplo – cuando surgieron los relojes submarinos, usted podía meterse con ellos en el agua y nadar y le dije a mi padre que quería uno, de sacar buenas notas.

Su respuesta el silencio. Pensé: “Si no dijo nada, seguro que se aparece con el reloj, siempre que hallan excelentes resultados, luego a estudiar fuerte” Y… tras las notas…. Nada. No le dije nunca nada y por supuesto me sentí frustrado.

Años después ya adulto y terminada la universidad, él ya retirado, le pregunté: “Papá, recuerdas que una vez te hablé acerca de…” No me dejó terminar; “¿Te refieres al reloj, que nunca pude comprarte? Me dejó atónito. “Sí, le contesté”. ¿Su respuesta? Muy sencilla: Había que tomar una decisión: el reloj o la ropa y zapatos de tus hermanos y hermanas para la escuela. Obvio. Tuve que esperar a mi primer salario de profesor.

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