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Rufino Valle Zelaya supuestamente es el secretario de la junta directiva y el responsable de llevar las actas de “El Goliat”. LA PRENSA/L.E. MARTÍNEZ

Campesinos pobres parte de una afortunada sociedad

En la finca San Martín, en el kilómetro 171 de la carretera Matagalpa El Tuma—La Dalia, un vigilante de “El Goliat” resguarda la propiedad que ahí posee José Mojica Mejía. A lo lejos se ven caballos entre las distintas casas de color amarillo y rojo. Entre el pasto y algunos de esos animales sale un hombre enjuto. Rufino Valle Zelaya, de 65 años, tiene estatura media, viste camisa azul y gorra crema.

En la finca San Martín, en el kilómetro 171 de la carretera Matagalpa–El Tuma—La Dalia, un vigilante de “El Goliat” resguarda la propiedad que ahí posee José Mojica Mejía.

A lo lejos se ven caballos entre las distintas casas de color amarillo y rojo. Entre el pasto y algunos de esos animales sale un hombre enjuto. Rufino Valle Zelaya, de 65 años, tiene estatura media, viste camisa azul y gorra crema.

Valle Zelaya es contundente: “Le trabajo a José Mojica Mejía”, dice. El campesino no se da por enterado de que él es socio de una empresa de vigilancia. Rostro incrédulo. “Aquí soy un mandado”, repite.

El uso de prestanombres es algo común entre la dirigencia ligada al presidente Daniel Ortega. No sorprende al diputado Víctor Hugo Tinoco, antiguo miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista que estos campesinos aparezcan en la escritura como supuestos socios de “El Goliat”.

Para Tinoco la práctica se hizo frecuente en el proyecto promovido por la familia presidencial después de la caída de la revolución en 1990, denunciadas por el diputado como una confiscación de una institución política para volverla propiedad de los Ortega Murillo.

Ahora, se ven distintos tipos de enmascaramientos de capital durante este gobierno, pero la raíz continúa siendo la misma. Tinoco no duda en señalar a la cooperación que envía el presidente venezolano Hugo Chávez a Ortega: 457 millones de dólares en 2008 según el Banco Central de Nicaragua y más millones desde entonces.

“Es evidente que es parte del dinero que manejan los Ortega Murillo de la cooperación venezolana. (El emporio Ortega Murillo) han tenido una expansión (económica) en los últimos tres años y están buscando cómo colocar sus recursos. Una parte los tienen en bancos (30 ó 40 millones de dólares), otra fuera del país y otros más en negocios, yo creo que ésa es la menor parte”, explica Tinoco.

¿Es “El Goliat” parte de un plan maestro como sugiere el diputado? El campesino Valle Zelaya no sabe cómo aparece en la escritura y quien podría responder la pregunta se resiste a ofrecer su versión a los medios desde octubre de 2009. Mojica Mejía no quiere nada con los diarios.

Sin embargo, Valle Zelaya, identificado como agricultor en la escritura, es en teoría el secretario de la junta directiva y el responsable de llevar las actas.

No hace eso. Tampoco tiene un salario deslumbrante. Valle Zelaya se queja de ganar 80 córdobas diarios sin comida.

Maura Salgado.
LA PRENSA/L.E. MARTÍNEZ

LA BURLA AL CAMPESINO EVELIO SALGADO

Lo mismo ganaba Evelio Salgado Castro, de 29 años, sexto grado de primaria. El puesto conferido en los papeles para él es de vicepresidente de “El Goliat”.

En la comunidad de San José de Wasaka, territorio de vegetación hermosa y clima fresco, sus mismos vecinos cuentan lo del despido y él lo confirma con amargura en el pilar de madera del porche de su vieja casa de concreto. Maura Salgado, vestida de rosado, es su hermana y es la persona más expresiva al escuchar cómo Evelio de un día para otro terminó convertido en “empresario”.

“¡Cómo usan el nombre de los pobres, afuera ni caballo tenemos amarrado!”, se queja Maura. Les parece un chiste funesto. La pobreza se lee en el rostro de esta familia numerosa que se gana la vida sembrando sus tierras.

La madre de los Salgado Castro observa desde el quicio de la puerta. Evelio recuerda que el motivo para que lo corrieran fue que se negó a firmar unos papeles. Aún tiene una plática pendiente con Mojica Mejía al que dice le metieron cuentos.

LO CORRIERON DE SU TRABAJO POR NEGARSE A FIRMAR DOCUMENTO

El día que lo corrieron fue un lunes. Allí terminó su trabajo que inició hace ya muchos años cuando laboró como pastor y vigilante, porque nunca fue dueño de ninguna compañía de vigilancia, sino que se desempeñaba de guarda de seguridad del hotel que los Mojica pretenden establecer en la finca.

“Ese día (el del despido) tenía que sacar unos frijoles en Tierra Caliente que está a 40 kilómetros de donde te hablo. Le dije a mi amigo que dejáramos así las cosas, porque somos vecinos con Mojica Mejía y ellos tienen reales. ¿Cuándo le íbamos a ganar? Nunca”, se responde.

Evelio Salgado Castro es directo en su relato: 14 meses les pasó cuidando ganado y más de un año como vigilante. Al final no importó su fidelidad a los empleadores. “No sé de qué me habla con eso de la empresa de vigilancia. Conozco a Rufino Valle Zelaya porque él trabajaba conmigo. A mí me despidieron porque (a otro amigo y a mí) nos obligaron a firmar un contrato y no quise. Si no lo hacés, no tenés derecho a nada nos dijeron y yo les dije que nos íbamos”, deja claro el campesino.

La finca es administrada por Ramón Mojica, hermano del empresario que ellos saben que trabaja para Ortega. “Sale muchas veces fuera del país”, se acuerda Maura Salgado. Ella conoce a Mojica Mejía y a la madre de éste, la profesora Concepción Mejía Zelaya, alguien a quien describe como “buena gente”.

Mejía Zelaya administró Laguna de San Martín (así se llama el negocio turístico) en un tiempo. La finca es promocionada en internet como un lugar de descanso. El círculo cercano al empleado presidencial nuevamente se cierra. El silencio vuelve a reinar.

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