Nicaragua necesita un plan de manejo de tierras para elevar su productividad y hacer frente a la inminente explosión de demanda alimentaria que se vendrá antes del 2050, con el incremento de hasta el 40 por ciento del consumo de alimentos, porque su población llegará a 9.3 millones de personas.
Expertos nacionales coincidieron en que Nicaragua no está preparada para alimentar a su creciente población, debido a que los niveles de rendimiento de las tierras son los más bajos a nivel de Centroamérica, particularmente en relación con aquellos países que son más agropecuarios.
El representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Gerardo Escudero, reconoció que uno de los mayores desafíos de Centroamérica, y en particular de Nicaragua, es elevar la productividad de la tierra mediante un plan de manejo.
- El representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Gerardo Escudero, dijo que una de las alternativas para mejorar las prácticas agrícolas en el campo es el uso de la biotecnología.
Además, indicó que se deben promover los estudios de tierra antes de iniciar la siembra, para evaluar la condición de la misma.
Actualmente Honduras es el país líder en Centroamérica en el uso de biotecnología en el sector agropecuario.
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“Es claro que en Nicaragua, y en particular en la RAAS y RAAN (costa caribeña), las tierras son frágiles, que al despalar y ponerse a meter ganado y a sembrar maíz o cualquier producto, sin duda que la fertilidad de la tierra durará poco”, apuntó.
Escudero mencionó que el problema es que Nicaragua tiene un alto rezago en sus rendimientos productivos y esa situación no es por consecuencia del cambio climático, sino de malas prácticas agrícolas.
“Hay poca tecnología, es simplemente sembrar, poner cualquier cantidad de fertilizantes y muchas veces sin análisis de suelo. Hay un manejo muy inadecuado en el cultivo de la tierra”, añadió Escudero.
Ese mismo criterio comparte el sociólogo y experto en seguridad alimentaria, Cirilo Otero, quien mencionó que actualmente se usan en el campo técnicas de siembra que datan de la época precolombina.
En el caso de la productividad del frijol, por ejemplo, Otero señaló que por una manzana se está produciendo 12 quintales; y en el caso del maíz los rendimiento alcanzan los 35 quintales por manzana.
En otros países, como México y Estados Unidos, los rendimientos superan los 100 quintales por manzana.
“Estamos usando muchos agroquímicos que en otros países ya están prohibidos y que se están usando para la ganadería y la siembra”, añadió.
EL MODELO AGROEXPORTADOR
El experto va más allá de las malas prácticas en el campo y afirma que lo más preocupante y lamentable es que existe una cúpula que se ha hecho rica, precisamente explotando el errado modelo agroexportador de Nicaragua, que es intensivo.
“Los grupos económicos, los grupos que se han enriquecido del sector primario, la agricultura y la ganadería, que son los que se han trasladado al comercio y la industria, estos grupos se enriquecen con el modelo agroexportador porque el modelo importa maquinaria e importa insumos agropecuarios, pero no estimula la producción orgánica”, afirmó Otero.
En eso coincide Escudero, quien señala que en Nicaragua hace falta incentivar la producción de productos orgánicos, un método de siembra que es amigable con el medio ambiente y eleva la rentabilidad de las tierras a futuro.
El director general de Agrobio de México, Fabrice Salamanca, afirma que el mayor desafío en las próximas cuatro décadas será producir alimentos sin destruir los bosques, “porque de lo contrario aceleraría el calentamiento del planeta”. Salamanca, quien participó en un taller científico en San Diego, California, advirtió que los países subdesarrollados han perdido capacidad productiva en sus tierras.
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