14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Autorretrato

Ya no leo y apenas escribo. Al respirar, mis pulmones silban como llenos de carrizos;

Jaime Buitrago

Autorretrato

Ya no leo

y apenas escribo.

Al respirar,

mis pulmones silban

como llenos de carrizos;

si el brazo alzo

señalando una nube,

El hombro truena

como un mástil roto.

Una bandada que no veo

me azota con sus alas;

Un abismo sin fondo

me hala de los pies.

La mirada plana

recorre el horizonte,

No más arriba

ni más abajo.

No es posible

No es posible

que ayer

sea el futuro,

ni la esperanza

un hecho consumado,

ni un clásico en mármol redivivo

la señal que veo en lontananza.

Como un torero sin capote

me hinco ante un toro de agua.

Es otro el ruido que suena

en mis oídos,

es otra la sangre

que brilla en la plaza.

No esquivo por eso el compromiso,

es por falta del destino que no alcanza

y esta arruga que cruza por mi frente

y esta lágrima que llora mi llanto,

y este canto.

Sueños perdidos

A veces creo que todo se ha perdido,

que los sueños quedaron allá lejos.

Que habrá que comenzar de nuevo

la construcción de la torre y reparar

del puente los tramos caídos,

y filtrar toda el agua con la tela de araña

y lavar todo el aire con los gritos de un grillo,

para que no arrastre el hombre cansado

su sombra como un trapo raído,

ni se sienta jamás en el pecho

el perfume de un hueco vacío.

A nadie digo que estoy triste

Camino por calles

que no me llevan a ti

siempre voy a lugares

donde no te encuentras.

Me acerco a los recuerdos

que se escapan de mí

y nunca completaré

el rompecabezas

porque falta la pieza que perdí.

A nadie le cuento

que estoy triste.

y que tu imagen, irremediable

se aleja como el sol en el ocaso

se oculta tras el mar.

La alegría, asustada

se esconde de mí.

Y la esperanza, cansada

recuesta su cabeza

en el amparo vacío

de mi soledad.

Cuando el mar

Cuando el mar se haya tragado la Peña del Tigre

y se pueda bucear en las ruinas de Poneloya,

porque hará décadas se habrá derretido el Océano Ártico.

Cuando el tiempo se haya vuelto loco

y los muchachos monten

las mejores olas en Groenlandia.

Cuando las lluvias sean más intensas

y toda la cordillera de los Maribios se haya derrumbado.

Cuando el lago Cocibolca sea uno con el Xolotlán,

y el istmo de Rivas deje entrar al Pacífico hasta

mojarle los pies al volcán Maderas y al Concepción.

Y León y Chinandega sean un enorme pantano

que se escurre lento por el Estero Real hecho golfo

hasta el golfo de Fonseca hecho mar.

Y Panamá no exista y pase libre como antes

El Niño hasta el Atlántico.

Cuando las sequías duren años

y no haya una rama más que quemar,

ni el rocío tenga por las mañanas

una brizna de hierba donde brillar.

Cuando el calor sea insoportable

y no haya animal con pelos

ni musgo sobre las piedras peladas.

Y el coral decolorado, muerto, y desaparezca el arrecife;

y las corrientes marinas cambien su rumbo.

Cuando los pájaros mueran en vuelo

y las Monarca desaparezcan succionadas por el ojo del huracán.

Cuando las manadas migratorias pierdan la sincronía

y las lagunas hiervan hasta secarse en sus cráteres,

te seguiré amando.

Mi ciudad

En cualquier calle de León

se encuentra un poeta,

una pintora o un esteta.

Cada dos o tres cuadras

se alza imponente una iglesia,

y hay soberbias cantinas.

Abunda en recuerdos

de héroes y mártires

y de batallas sangrientas,

y más de un espectro cavila

sentado en la banca de un parque.

Como si la bandera patria fuera

en el celaje de la tarde

cuelga una hamaca

donde silente se mece tranquilo

un pedazo de mi alma.

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí