14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Estado, sociedad y poder

Los hechos inmediatos están a la vista de todos y cotidianamente se constituyen en tema de debate y análisis en los medios de comunicación por parte de los diferentes sectores que componen la sociedad nicaragüense. Cada cierto período, mensual, quincenal y a veces hasta semanal, algún suceso político premeditado coloca a la oposición a la defensiva y a la opinión pública a la búsqueda de interpretaciones que puedan explicar satisfactoriamente lo que está ocurriendo, hasta que un nuevo acontecimiento desplaza al anterior y concita a su vez la concentración de todos en su análisis o cuestionamiento, dependiendo de la persona o sector y, por supuesto, de la naturaleza y efecto que en la vida nacional produce el hecho en cuestión.

[imported_image_36280]

La relación entre Estado, sociedad y poder, condición para que exista la posibilidad de una adecuada convivencia, se encuentra severamente afectada en Nicaragua. La forma como se han desarrollado progresivamente los acontecimientos políticos ha producido un deterioro que se acentúa día a día, al extremo que estamos en presencia de una profunda crisis institucional, la que amenaza en desembocar en un verdadero colapso del Estado y, en consecuencia, de la sociedad y de la política.

Los hechos inmediatos están a la vista de todos y cotidianamente se constituyen en tema de debate y análisis en los medios de comunicación por parte de los diferentes sectores que componen la sociedad nicaragüense. Cada cierto período, mensual, quincenal y a veces hasta semanal, algún suceso político premeditado coloca a la oposición a la defensiva y a la opinión pública a la búsqueda de interpretaciones que puedan explicar satisfactoriamente lo que está ocurriendo, hasta que un nuevo acontecimiento desplaza al anterior y concita a su vez la concentración de todos en su análisis o cuestionamiento, dependiendo de la persona o sector y, por supuesto, de la naturaleza y efecto que en la vida nacional produce el hecho en cuestión.

Pareciera que estamos en un escenario en el que el poder diseña y pone en práctica la estrategia y la táctica correspondiente, la oposición trata de defenderse actuando de manera reactiva y la opinión pública intenta comprender de forma más o menos racional lo que acontece. La iniciativa casi siempre viene del poder que actúa hasta donde pueda llegar y aunque no alcance el cien por ciento de sus aspiraciones, cualquiera que sea el porcentaje que obtenga, éste es mayor que el que tenía antes de lanzarla. La táctica casi siempre consiste en golpear con solidez al adversario pero sin demolerlo pues lo necesita para completar su estrategia, que puede llegar a ser el pacto, por lo que no es extraño tratar de aliviar luego el dolor que produjo el impacto propinado, formulando así en su conjunto una política que podríamos denominar de golpe y pomada.

En ese juego y rejuego que transcurre entre golpes y halagos, entre factos y pactos, las instituciones, la Constitución Política, las leyes y la democracia sufren, más que nada, las consecuencias de este distorsionado ejercicio que paulatinamente viene demoliendo el Estado de Derecho a través del desmoronamiento del imperio de la ley y del principio de legalidad y legitimidad, los que desaparecen para dar paso únicamente al poder, revestido de una aparente como falsa legalidad.

Esta práctica mediante la cual los abusos se transforman en usos y la excepción en regla general, ha producido una deformación en las instituciones, el derecho y la política y en la naturaleza de las relaciones e interacciones que entre ellos deben darse. En este sentido y para explicar un poco más lo que queremos decir, veamos muy brevemente algunos ejes temáticos representativos.

Institución y política. En Nicaragua existe una inversión de las funciones que naturalmente corresponden a cada una de ellas, pues en vez de que las instituciones sean el marco dentro del cual debe realizarse el quehacer político, incluyendo las negociaciones de ese género, se han transformado en objetos de negociación y actúan de acuerdo a los dictados del partido al que pertenecen, frecuentemente al margen y hasta en contra de lo que mandan la Constitución y las leyes.

Derecho y poder. Es un principio universal de la democracia y del Estado de Derecho aquél que proclama que el poder está sometido a la ley. En nuestro país, en cambio, la ley, por actuación de los funcionarios judiciales, está sometida al poder, aunque se trate de presentar a éste subordinado a las normas jurídicas. De esta forma, el Derecho de un sistema de límites al poder ha pasado a ser una herramienta a su servicio.

Institución y poder. La institución, que es la causa y el cauce del poder, es decir el tejido orgánico y jurídico en el que éste debe realizarse, aquí se ha transformado en un instrumento para facilitar su ejercicio arbitrario y opresivo. El tejido institucional no es otra cosa que una forma de su estructura.

Como consecuencia general de lo anterior encontramos la ruptura entre Estado, sociedad y poder, a tal extremo que el Estado y aún ciertos grupos del propio sector de los partidos políticos, no perciben ningún nexo real entre el Estado y la ciudadanía, fuente de la soberanía, como no sea para su uso demagógico y populista. Esta ruptura afecta de manera muy particular el ejercicio político en nuestro país, pues el poder y aún sectores de la llamada clase política, desconocen este nexo y se proclaman independientes de las obligaciones que emanan de su condición de delegados para el ejercicio de la función pública y del quehacer político.

Hay que restaurar ese tejido desgarrado y restablecer la correlación que debe existir entre Estado, sociedad, política y ciudadanía, pues de lo contrario, la Constitución, las leyes y las instituciones continuarán sufriendo las deformaciones que padecen actualmente, y la autocracia y el caudillismo, continuarán dominando la historia de nuestro país, situado hoy en la dramática disyuntiva que oscila entre la parálisis institucional y el estado de facto.

Es necesaria la coordinación estratégica entre la ciudadanía y la parte del sector político preocupado por el establecimiento de una verdadera democracia, para dar forma a un programa de Estado-Nación, sobre las bases del Estado de Derecho, la gobernabilidad democrática, el fortalecimiento institucional y las medidas sociales en materia de educación, salud, alimentación, empleo y vivienda, que permita, en tanto programa integral, construir un país cuya finalidad sea la libertad, la justicia y el respeto a la dignidad de la persona y de la sociedad. b

La Prensa Domingo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí