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Foto : Oscar Chavarría. Maquillaje: Renée Fabiola Dávila. Peinado: Juanes Estilistas. Vestuario: Tienda Coco[s. Cortesía Miss Nicaragua.

Belleza

El jurado desde una mesa hace las debidas anotaciones. Para algunas un vistazo basta pues no son del todo proporcionadas, al menos no para este concurso. “Gracias, inténtelo en unos años”. Otras se roban un poco la atención de la mesa donde por unos segundos obtienen el beneficio de la duda, una buena o mala respuesta o un giro en la muestra de modelaje puede darles un chance o robarles la oportunidad de por vida. “Gracias, le llamamos más tarde”. Pero las que “tienen algo” son escaneadas rápidamente y el número que portan en el bikini se plasma en la hoja blanca del listado especial. “Felicidades, ahora usted está a un paso de entrar al mundo de las misses”.

que exigen los concursos, imponen rigurosos sacrificios a las jóvenes que cada vez la piensan menos para entrar en un quirófano y conseguir las medidas soñadas

Fotos de La Prensa/ Uriel Molina/ Archivo

Una, dos, tres, cuatro, cinco. ¡Que pasen las siguientes! Se acomodan los senos, arreglan su cabello, inhalan, exhalan y entran en la sala. Desfilan una tras otra sumiendo el vientre, sacando pecho y presionando los glúteos. Disimulan sus nervios y con la sonrisa congelada se acomodan en su puesto donde muestran su mejor perfil. Altas, bajas, delgadas, rellenitas, negras, blancas, morenas… Todas quieren ser Miss Nicaragua.

El jurado desde una mesa hace las debidas anotaciones. Para algunas un vistazo basta pues no son del todo proporcionadas, al menos no para este concurso. “Gracias, inténtelo en unos años”. Otras se roban un poco la atención de la mesa donde por unos segundos obtienen el beneficio de la duda, una buena o mala respuesta o un giro en la muestra de modelaje puede darles un chance o robarles la oportunidad de por vida. “Gracias, le llamamos más tarde”. Pero las que “tienen algo” son escaneadas rápidamente y el número que portan en el bikini se plasma en la hoja blanca del listado especial. “Felicidades, ahora usted está a un paso de entrar al mundo de las misses”.

Año con año la tarea que asume la Organización Miss Nicaragua para buscar a la mujer que represente al país en Miss Universo arranca casi con un año de antelación, aunque nadie lo sepa. El casting, tres meses previos a la fecha estipulada del certamen, es la última y pública convocatoria que abre las posibilidades a las jóvenes nicaragüenses que estén interesadas.

Sus motivaciones. “Representar a Nicaragua ante el mundo y dejar en alto el nombre del país”, “demostrar que las mujeres nicas somos virtuosas, hermosas e inteligentes”, “promover la calidad humana, la cultura y el turismo en el país”. Una vez más la pregunta, a la espera de una respuesta más sincera o más personal. “Ser el rostro de la mujer nicaragüense en el extranjero”, “proyectar mi imagen internacionalmente mientras represento a mi país”, “cumplir mi sueño y el de mi familia”, “demostrar que puedo, porque además de ser tan bella como me siento, tengo el potencial para serlo”. Bien. Una vez decidido no hay marcha atrás (pero habrá que mejorar el discurso).

En este momento se convierten en figuras públicas. Ya no es sólo al productor de un canal, directora de pasarela, maestra de baile, cirujano, estilistas y a una diseñadora de imagen que se enfrentan como jurado, la curiosidad y la crítica del país las pone en la mira. Si tienen suerte sus nombres o su lugar de origen comienza a hacer eco de boca en boca, si no muestran su mejor ángulo serán la comidilla de los demás, pero todas sin exclusión se expondrán al público que puede convertirse en el mejor aliado o en verdugo implacable.

“Miss Nicaragua es un proceso permanente, lo que se busca es una belleza integral pero que destaque del resto y eso te lo da la preparación, cuanto antes, mejor”, asegura Karen Celebertti, directora de la agencia de modelaje Silhuetas que maneja la franquicia de Miss Universo en Nicaragua. Celebertti ha estado al frente de la organización la última década y ha “moldeado” a las 10 embajadoras de belleza.

Este año le corresponde a Scharllete Allen Moses, una blufileña de 18 años, cargar con la corona y el peso que ello implica. Además de ser la primera caribeña en ostentar el título y haber causado revuelo, mayor expectativa y enfrentarse al fantasma de glorias pasadas, ella como el resto sudó la gota gorda, en el gimnasio, en los salones de belleza, en las salas de spa, frente a las cámaras, en las pasarelas y en el quirófano. “Uno trabaja por lo que quiere y para lograr un conjunto, no hay nada de malo en potenciar los rasgos que uno tiene, acentuar la belleza, buscar el equilibrio de las formas y aunque la seguridad o la autoestima no se compren, algunos cambios te fortalecen y definitivamente que te hacen más apto para este tipo de concursos”, dice Allen al referirse a su evolución.

Fase uno: detectar fallitas o imperfecciones. Fase dos: cambio de look. Fase tres: someterse estricto entrenamiento físico, rigurosas dietas de renuncias a placeres gastronómicos y tratamientos de belleza intensivos. Fase cuatro: preparación de proyección personal, expresión, dominio de cultura nacional y general y temas coyunturales. Fase cero o cinco: cirugía. Sí, los cambios estéticos no son un secreto, mucho menos un tabú. Si hay dinero se hacen antes, si hay éxito se ganan después.

“El trabajo más importante es que el cada una realiza, aunque nosotras tengamos un equipo que les dé seguimiento antes, durante el certamen y luego de ser coronadas”, enfatiza la directora. El tiempo importa y el cómo también, ellas deben estar preparadas y ajustarse a los parámetros del certamen de belleza más grande e importante. Además de tener un hermoso cuerpo, rostro y personalidad, tener entre 18 y 25 años de edad, ser soltera y sin hijos y tener nacionalidad nicaragüense, la belleza debe adecuarse a las exigencias internacionales que si bien es cierto no figuran en el listado de requisitos, están más que claros a los ojos del mundo entero.

Miss Nicaragua 2010 se fue bien equipada, cabello como nuevo, rostro reluciente, perfecta dentadura, piel tersa, un pecho despampanante y unas tallas menos.

La belleza cuesta y mucho. Mucho sacrificio, mucho sudor, muchas lágrimas y mucho dinero.

Pero para ellas cuál es el verdadero precio de la belleza, cada una lo determina. Dieta y ejercicio, el mayor sacrificio para la gran mayoría.

“Nunca he sido una mujer delgada y jamás lo seré”, dice Indira Rojas, primera finalista de Miss Nicaragua 2010, “mi contextura es de una mujer hermosa y eso no lo puedo modificar, pero sí traté de bajar una o dos tallas para estar acorde, además hace unos años me hice un levantamiento de busto, al final de cuentas es una competencia, si querés ganar, debés prepararte. Punto”. Pero no fue dentro del concurso cuando inició a trabajar su cuerpo, ella lleva años dedicándose a su belleza. Fue Reina del Azúcar, Virreina del Reinado Mundial de la Piña y Reina del Carnaval Alegría por la Vida 2009, mucho deporte, cero grasas y una cirugía. Inversión de esfuerzos y también de dinero.

Así es, nada de malo, una elección, así como muchas otras deciden paralelo a cualquier carrera profesional, desarrollarse en el mundo del modelaje y sacarle provecho a su imagen. Marianela Lacayo, Karla Leclair, Cristiana Frixione, Xiomara Blandino y Maritza Rivas, por mencionar sólo algunos de los más sonoros, cotizados y exitosos nombres de quienes han pasado por el taller Miss Nicaragua, supieron invertir y ahora cosechan las ganancias.

Otras con un perfil más bajo, modelan sus figuras y sus cirugías, pero no alcanzan a romper sus propios moldes mucho menos los estereotipos sociales a los que las jóvenes se enfrentan y continúan en la serie convencional de esta fábrica.

La belleza no sólo nace, también se hace o se le da una “manita de gato”. El asunto es lograr la armonía sin perder la perspectiva, ni la cabeza.

Como la mayoría de las mujeres aprenden a maquillarse para la ocasión, deben saber vestirse acorde a cada evento, aprender a manejarse en público y ante los medios, saber dar cada paso, decir cada palabra o callar. Ser oportunas y discretas, pero sin dejar de lucirse para no perder el foco de la atención.

“Para mí, además de los ejercicios, lo más difícil fue aprender a maquillarme y comprometerme con mi imagen, estar todo el tiempo arreglada es agotador”, dice Thelma Guiselle Rodríguez, Miss Nicaragua 2008, quien asegura haber sido todo lo opuesto a la mujer sofisticada en la que se convirtió luego de su coronación pero que siempre se sintió bella y fue su confianza la que le llevó a ganar el concurso. Claro, para Miss Universo la historia cambió un poco y su cirugía de nariz y aumento de busto fueron los cambios notorios, pero necesarios. “Miss Universo lo permite y mientras mejor preparada, mejor batalla vas a dar”.

Su carta de presentación, el rostro y el cabello también llevan su ciencia. Juan Brenes y Juan Luis García son los genios detrás de esto. Juanes Estilistas se encarga de analizar cada rasgo de las muchachas y determinar qué va bien y qué debe mejorarse. Corte, coloración, extensiones, postizos, depilación, tratamientos, maquillaje, además de aplicárselos se dan a la tarea de enseñarle cómo prepararse una vez en el certamen, pues ahí no cuentan con un estilista, sino hasta la penúltima competencia y la noche del certamen.

“Realmente es una responsabilidad para nosotros trabajar con las misses, son ya 10 años y cada una ha sido un trabajo especial y estupendo, al final es un orgullo ser parte de esto”, comenta Brenes. “Normalmente lo que hacemos con ellas en acentuar los rasgos más bellos y característicos de cada una, en cuanto al cabello hemos tenido de todo, lisos, rizados, largos y cortos. Para la coloración tratamos de mantener tonos acorde con la mujer latina, de negros a castaños según la persona”.

Brenes explica que en el caso de Nicaragua, “sólo mandamos una rubia en el 2005. Daniela Clerk tenía el cabello claro natural y sólo se le destacó el tono, otro caso particular fue el de Claudia Salmerón del 2003 que usó el cabello extremadamente corto, sólo se le dio mantenimiento y le enseñamos cómo variar peinados. Este año tuvimos un verdadero reto con Scharllete pues su cabello es muy corto y la textura gruesa y encrespada lleva más tiempo en mantener, ella debe tener especial cuidado con eso, disimular el maltrato de los productos y saber variar los peinados”.

Las reinas siempre se auxilian de extensiones y postizos, llevar un par de colas o moñas preparadas te hace ganar tiempo para arreglar otras partes. Mantener un cabello largo no es fácil, pero mostrarlo sano, suelto, liso en la mañana y con bucles en la noche es necesario para mostrar la versatilidad de la belleza.

Así es, “La belleza no tiene límites”, como bien reza el slogan de la clínica del doctor Alfonso Parés, cirujano plástico y reconstructivo que desde hace tres años es el médico de cabecera de Miss Nicaragua y quien patrocina las operaciones estéticas si la ganadora decide hacerse algún arreglo.

“No es un secreto que la mujer se interese por mejorar su apariencia, no es un tabú que en certámenes internacionales se invierta en su reina de belleza y en Nicaragua no es nuevo que las jóvenes antes o después de la competencia quieran estilizar su figuras por medio de cirugías”, comparte el doctor Parés. “Si bien es cierto en otros lugares hay realmente una industria de la belleza, en Nicaragua se ha avanzado un poco en romper prejuicios, las prácticas de cirugías son cada vez más comunes y los precios van dejando de ser inalcanzables”.

Para él, quien también es vicepresidente de la Sociedad de Cirujanos Plásticos de Nicaragua, es importante estar claro de que un cambio estético no equivale una trasformación o a la pérdida de la identidad de alguien, si no a la búsqueda del complemento y de la armonía.

“La gente confunde lo natural con lo anatómico, lo importante es no perder la simetría de las formas, con una cirugía estética se mantiene la armonía anatómica de la persona, se resaltan sus formas naturales por medio de procedimientos médicos y en ocasiones implantes, pero no por eso deja de ser bello”, recalca.

La estética, por lo tanto, no es la ciencia de lo bello ni define el ideal sólo ayuda a reconocer ciertas partes de éste, que al fin y al cabo es relativo a cada uno tanto en la forma de proyectar sus formas como en la de percibir la de los demás.

La fórmula exacta de la belleza jamás será determinada, pero eso no detiene a nadie para buscar su ideal, mientras tanto certámenes como éste seguirán dando un espacio a las jóvenes que aprecien su belleza y se sientan capaces de proyectar un imagen femenina integral. Como en todo en experimento la prueba ensayo-error lleva a veces a encontrar algunas respuestas. Esperemos que este año la fórmula nacional tenga algún resultado exitoso. b

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