MOSCÚ/AFP
Las autoridades rusas decretaron ayer el estado de emergencia en torno a un centro de procesamiento de desechos nucleares en los Urales, amenazado por los incendios que desde hace semanas devoran los bosques del país y cuyas emanaciones, sumadas a la ola de calor, duplicaron la mortalidad de Moscú.
Las autoridades de Cheliabinsk, en los Urales, a 2.000 km al este de Moscú, revelaron ayer que el viernes habían decretado el estado de emergencia en torno al centro de almacenamiento y tratamiento de residuos nucleares de Maiak, escenario en 1957 de una de las principales catástrofes nucleares en la Unión Soviética.
En Moscú, la mortalidad pasó de menos de 400 personas diarias a 700, según el responsable del departamento de Salud de la ciudad, Andrei Seltsovski. “Habitualmente mueren entre 360 y 380 personas por día. En este momento, mueren 700. Por otra parte, 1,300 de los 1,500 lugares disponibles en las morgues de la ciudad están ocupados”, agregó.
A la ola de calor sin precedentes, al occidente de Rusia, se sumó en Moscú el humo de los incendios de la vegetación de zonas cenagosas de la región, que ha penetrado en los apartamentos, las oficinas e incluso el metro de Moscú, llevando a muchos moscovitas a irse de la ciudad.
Muchos moscovitas culpan de la situación al Gobierno, afirmando que éste no está haciendo lo suficiente para protegerlos del humo y el calor. El ministro de Situaciones de Emergencia, Serguei Shoigu, prometió que los incendios en las afueras de Moscú, y que han causado la muerte de 52 personas, se terminarían en una semana.
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