Los altos mandos de la Policía Nacional y la Fiscalía aún son benévolos con los cinco policías que estaban a cargo de la custodia de la delegación policial de Altagracia, Isla de Ometepe, donde ellos facilitaron la violación de un joven dentro de las celdas de la unidad.
Éstas son las cosas en las que la Policía y la Fiscalía a veces se enredan porque quieren, y luego las consecuencias son tan fatales como lo sucedido en La Paz Centro hace casi dos años, donde la población incendió las instalaciones de la institución del orden público y obligó a una barrida total de sus agentes.
Cómo es posible que después que la víctima relata que los agentes lo detuvieron en una de las calles de Altagracia, sin orden judicial o en la comisión in fraganti de un delito, lo llevan a la unidad policial y para mayor desfachatez le dicen a los reos que estaban en las celdas: “Les traemos carne fresca”. Por favor, señores altos mandos de la Policía Nacional, éstos no son agentes, sino delincuentes que no sólo deben ser acusados por omisión del deber de impedir el delito, pues también son cooperadores necesarios con la agravante de que por ser representantes de la ley y el orden hicieron añicos la norma, por tanto, el castigo debe ser ejemplar, es decir, más duro.
Según detalles recabados por una comisión investigadora, uno de los sujetos, que estaba detenido dentro de las celdas policiales, cometió el delito de violación agravada, otros tres más son acusados como cooperadores necesarios por este delito, puesto que fueron los que sujetaron y rasgaron la ropa del joven abusado. También otro de los cuatro civiles es acusado, además de cooperador necesario, como presunto autor del delito de violación agravada en grado de frustración.
Este último caso en Ometepe es alarmante porque, siendo el Oasis de Paz un lugar históricamente tranquilo y en la actualidad una de las zonas con bajísimo índice de ilícitos, ahora resulta algo extremo como este hecho en el que reos y policías están involucrados en una violación dentro de una celda. Esto es inadmisible.
Esto debe servir a la población ometepina y a las autoridades para involucrarse más e ir a fondo con el tema de la seguridad ciudadana. No es posible que la Policía conozca de gente que desgraciadamente contribuye a la destrucción de la juventud de la isla, al promover y vender la droga, y no se frene ese mal. No es posible que la Policía y las alcaldías no ejerzan control férreo sobre actividades que atentan contra la juventud y la tranquilidad en la isla. Es oportuno señalar que tanto las autoridades nacionales como las de la Isla de Ometepe deberían impulsar el contenido de un Diagnóstico para la Elaboración del Plan de Seguridad Ciudadana, Isla de Ometepe, departamento de Rivas, que en julio de 2008 recibió la Comisión Intermunicipal de Turismo de la Isla de Ometepe (CITOmetepe).
Ese documento es integral y de ejecutarse, permitiría que Ometepe tenga un salto cualitativo enorme, siempre y cuando las autoridades hagan caso y no abusen de su poder.
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