Todo inició hace veinte años, con lo que el periodismo llegó a considerar un error de gran magnitud. Sin embargo el tiempo se encargó de probar que los Bravos tomaron en 1990 la decisión más importante desde su aterrizaje en Atlanta.
Cuando los medios esperaban que los Bravos escogieran al lanzallamas de Arlington, Texas, Todd Van Popel, éstos optaron por Chipper Jones, un torpedero de Deland, Florida, que, además de batear a ambos lados del plato, poseía una tremenda mezcla de tacto y poder, lo mismo que una excelente defensa.
Dos décadas después, hemos sido testigos de una de las brillantes historias escritas por un jugador para un mismo equipo. Lo malo es que el final pudo haber llegado el martes, cuando Jones se rompió un ligamento de su rodilla izquierda y su carrera podría haber concluido, aunque a estas alturas sus huellas son ya imperecederas.
Jones será sometido a una cirugía que le tomará al menos seis meses para recuperarse. Así que para él la temporada terminó. Y posiblemente también su carrera. A los 38 años, no se dispone de mucho tiempo para intentar un retorno, y menos cuando la palabra retiro había sido utilizada por él varias veces en la actual temporada.
Pero Jones ha sido más que un bateador capaz de disparar 436 jonrones, empujar 1,491 carreras, coleccionar 2,490 hits y acumular un promedio global de .306. Para los Bravos fue capitán, líder y ejemplo de integridad, incluso en esta época de esteroides y otras trampas hechas por muchos jugadores, cuya vanidad y orgullo los elevó tanto que al final cayeron.
Cuando Atlanta lo seleccionó como primero en el draft de 1990, lo firmaron por 275 mil dólares, a pesar de que pudo haber conseguido más, considerando incluso que Tony Clark, segundo en la escogencia ese año, firmó por 500 mil dólares con Detroit. Además, se ha prestado a que se reestructure su contrato cuando el equipo ha necesidad flexibilidad financiera.
Más Valioso en 1999 y líder de bateo en el 2008, Jones tuvo un miserable inicio este año. Para junio bateaba .220 y fue entonces cuando habló del retiro. Pero desde entonces acumulaba .305 en 150 turnos y subió a .265. Había vuelto a ser el bateador terrible de antes, pero la lesión podría haber acabado todo.
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