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Un total de 50 hombres pretenden incidir en la reducción de la mortalidad materna e infantil en cuatro municipios del país. LA PRENSA/L. E. MARTÍNEZ

Promueven cambio de actitud en hombres

Hilario Vargas Palacios abandonó viejas costumbres y cambiando de actitud ha notado múltiples cambios positivos en su vida familiar. Cuando ayuda a cocinar, hacer tortillas o limpiar la casa en la comunidad Cerro de Agua, municipio de Río Blanco, ya tampoco le incomoda que otros hombres, en tono de burla, le digan que “esas son cosas de mujeres”.

CORRESPONSAL/ MATAGALPA

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  • A criterio de Francisco Javier Campos Valle, un voluntario capacitado en la comunidad Banderitas de Paiwas, aun cuando los hombres cambien su comportamiento y permitan que las mujeres embarazadas sean atendidas en las casas maternas y centros de salud, otros factores podrían incidir negativamente, especialmente los económicos.
Campos relata que su hija de 21 años está en su noveno mes de embarazo y “el marido la dejó”. Una doctora, a quien no identificó, le recomendó trasladar a la joven hacia el hospital de Matagalpa o al de Boaco, porque ha presentado signos de presión arterial alta.

“Pero la situación económica nos está matando. Estoy consciente de que mi hija tengo que traerla al hospital, pero a veces no se halla ni para comprar las tortillas. La doctora me decía que ellos garantizan el traslado, pero yo le preguntaba que si le dan la comida también al acompañante y me dijo que sólo le aseguran a la embarazada, entonces, el acompañante iría a aguantar hambre y eso sería otro obstáculo”, dice Campos.

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Hilario Vargas Palacios abandonó viejas costumbres y cambiando de actitud ha notado múltiples cambios positivos en su vida familiar. Cuando ayuda a cocinar, hacer tortillas o limpiar la casa en la comunidad Cerro de Agua, municipio de Río Blanco, ya tampoco le incomoda que otros hombres, en tono de burla, le digan que “esas son cosas de mujeres”.

“Uno tiene que aprender primero para después explicarlo a los demás”, es la filosofía de Vargas, quien reconoce que en más de 20 años de matrimonio estaba acostumbrado a llegar del trabajo y que su esposa, Esmérita Martínez, además de las múltiples tareas hogareñas y la atención a los seis hijos que procrearon, todavía tuviera que atenderlo “como a un rey”.

Vargas ahora es uno de los 50 voluntarios que han sido capacitados a través del proyecto denominado Supervivencia Infantil, el cual pretende reducir la mortalidad materna y de recién nacidos, logrando cambios en el comportamiento de los hombres para que apoyen a sus esposas e hijos en procesos que tengan que ver con la atención en salud.

MEJORAR SALUD

En coordinación con el Ministerio de Salud, diversos organismos ejecutan el proyecto financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el organismo Catholic Relief Service (CRS).

El proyecto persigue mejorar la salud de mujeres embarazadas y niños recién nacidos de 304 comunidades de los municipios matagalpinos de Matiguás y Río Blanco, así como en los municipios de Paiwas, en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS), y Waslala, en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN).

Aproximadamente 41 mil mujeres en edad fértil y más de 25 mil niños menores de cinco años serían beneficiados por el proyecto.

En una primera fase, en 20 comunidades de Matiguás, Río Blanco y Paiwas, el proyecto investigó cuáles son los obstáculos y barreras que impiden a los hombres colaborar con sus parejas y la salud de sus niños, explicó José Francisco Mendieta, de CRS, sin precisar resultados del estudio.

Sin embargo, Francisco Javier Campos Valle, un voluntario capacitado en la comunidad Banderitas de Paiwas, relata que “los hombres siempre dicen que no llevan a la mujer embarazada a un centro de salud porque no tienen a alguien que se quede cuidando en la casa y que además en el centro de salud todo el mundo le mira a la mujer”.

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