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Parientes de Ana María Lindo tratan de conseguir la custodia de los niños después que su padre diera muerte a su mujer en el barrio Vida Nueva. LA PRENSA/M. CUADRA

Otra mujer que muere a manos de su compañero

La violencia doméstica que vivía Ana María Lindo Solano, de 28 años, a manos de Jairo Javier Moreno Izaguirre, de 30, en su domicilio de la tercera etapa del barrio Nueva Vida, finalizó con la muerte de ésta presuntamente a manos de su compañero y en presencia de sus dos hijos.

La violencia doméstica que vivía Ana María Lindo Solano, de 28 años, a manos de Jairo Javier Moreno Izaguirre, de 30, en su domicilio de la tercera etapa del barrio Nueva Vida, finalizó con la muerte de ésta presuntamente a manos de su compañero y en presencia de sus dos hijos.

El trágico hecho ocurrió a las cinco de la tarde del pasado jueves.

Según la Policía de Ciudad Sandino, el cadáver tiene seis estocadas, una en cada busto, dos en el abdomen y dos en el brazo izquierdo. El cuchillo hasta se dobló, según la fuente.

En dicha unidad policial hay reportes, del 11 de julio pasado, de que Lindo puso una denuncia contra Moreno, pero alcanzaron una mediación, aceptando Moreno marcharse de la casa.

El 24 de julio la apuñaló, ésta lo acusó y estuvo detenido acusado de tentativa de homicidio, pero la juez cambió la tipificación y el delito lo dejó como amenazas.

El 18 de agosto Moreno salió libre por mediación.

El 19 de agosto, cuando ella regresaba del trabajo, se lo encontró en la calle e intentó agredirla.

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  • La familia del señalado como autor del homicidio no pudo participar de la vela de la joven, por recomendaciones de las autoridades.
Cuñadas de la víctima aseguraron que apreciaban a la joven y también a él lo aconsejaban.

Otra incertidumbre es el destino que tendrá la casa donde habitaba la pareja, que es una casa pequeña, pero de buena construcción.

Ante funcionarios del Ministerio de la Familia y a los oficiales de la Comisaría de la Mujer, los niños manifestaron su decisión de quedarse con su tía paterna Maura Lilliam Moreno quien les ha ayudado desde siempre.

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La mujer se refugió en una casa vecina, de donde él la sacó y la llevó a empujones a la casa, donde tomó un cuchillo y la agredió, según una denuncia en la Policía.

Tras el crimen, la Policía circuló por todo el país la foto del presunto autor y pidió a la población que lo reporte a la delegación más cercana.

MÁS PROBLEMAS

La casa donde ocurrió la tragedia permanece cerrada desde el pasado jueves.

El patio colinda con el domicilio de la familia de Jairo Moreno, el presunto autor del crimen, en donde se refugiaron los niños de 12 y 10 años, hijos de la pareja, pero ayer llegó una patrulla a retirarlos.

“Iban llorando, no querían irse. La Policía vino con la familia de la fallecida y los niños dijeron que esa abuela siempre los ha despreciado”, dijo un pariente del prófugo.

En el Ministerio de la Familia de Ciudad Sandino, al mediodía de ayer, se encontraban la abuela materna de los niños con otros familiares y también la abuela paterna y otros parientes.

Los funcionarios de la institución les aclararon que apenas están investigando el caso y que será en días posteriores cuando decidan la tutela de los niños que, por el momento, quedarán en un albergue, según parientes maternos.

La vela se realizó en casa de la progenitora de la ahora occisa, del 7 Sur dos cuadras abajo, una al lago y una arriba.

Los parientes indicaron que allá no tenía más familiares, sólo sus hijos, y que había regresado a vivir a ese lugar a petición de los niños, ya que estaban separados.

El cadáver fue remitido al Instituto de Medicina Legal ante el desborde de los vecinos, que consternados lamentaban la tragedia y a la vez decían que el presunto autor no era una persona invivible.

NADIE ESCUHÓ NADA

Otros vecinos dijeron que no se escuchó pleito a la hora de la agresión y que sólo escucharon que alguien decía “¡ay, ay, dejá, ay…!”, pero que no imaginaron la desgracia.

El autor huyó, quedando la víctima en un charco de sangre.

Su hija de doce años salió corriendo a avisar a otros parientes cercanos.

El niño trataba de ayudar a su madre y cuando le tocaba el rostro murió, según sus vecinos.

Lindo Solano se ganaba la vida como cocinera en un negocio de la Carretera Sur.

Jairo Moreno Izaguirre trabajó en una empresa de Zona Franca del lugar y su prioridad eran los niños, según los parientes.

Agregaron que, como toda pareja, tenían sus problemas. çEl para corregirse tenía un mes de asistir a una iglesia evangélica con los dos niños.

Los parientes de Moreno Izaguirre indicaron que no tienen pista de su ubicación y temen que haga una locura, como suicidarse, pues él quería a su esposa y principalmente a sus dos hijos, por los cuales se preocupaba.

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