Dice el dicho que la fe mueve montañas. Con Henry Sánchez Pardo la situación es distinta. Él es el que se mueve por fe. De niño corría descalzo en honor de la Virgen de Las Lajas, en Ipiales, su pueblo natal. Hoy corre sin zapatos desde la Patagonia, el extremo sur de América, hasta Alaska, el límite norteoeste del continente.
Recorrer descalzo una distancia de 30 mil kilómetros ya es mucho, especialmente si se toma en cuenta las temperaturas que debe soportar a lo largo del camino. Lo más curioso es que nunca avanza solo.
Al estilo de Forrest Gump (la película protoganizada por Tom Hanks) Sánchez —de origen colombiano— “levanta” gente por donde pasa. Pero las personas no se limitan a acompañarlo en su carrera. Hacen más que eso.
Siembran árboles, acopian desechos, dialogan sobre formas de protección al medio ambiente y hasta celebran su estadía.
En Nicaragua tiene el apoyo del Foro Nacional de Reciclaje (Fonare), la Alcaldía de Managua y de los bomberos.
Nicaragua es el país número 11 que recorre en lo que él mismo denomina “Ultramaratón Patagonia-Alaska”. No tuvo un recibimiento masivo ayer como en otros países, pero la tierra nica es un paso especial. Visitó la laguna de Tiscapa, en Managua, bajo constante contaminación por el cauce que desemboca en ella.
“Es la mitad del camino”, dice, con una sonrisa de satisfacción. “Son 15 mil kilómetros desde la Patagonia, faltan otros 15 mil hasta Alaska”.
Contrario a lo que uno espera, Sánchez no es el clásico personaje alternativo que atraviesa el continente.
Se trata de un profesor de matemática de la Universidad de Colombia, que ha escrito cinco libros sobre su especialidad, entre ellos El Solucionador de Baldor , cuyas ventas patrocinan gran parte de esta gira.
No obstante, como maratonista llegó a representar a su país en competencias internacionales. Pero nada fue más trascendente que correr por causas sociales.
La que mejor recuerda fue una de 1,100 kilómetros, desde Bogotá hasta su natal Ipiales, frontera con Ecuador.
El buen recuerdo no es tanto por la cantidad de kilómetros recorridos, sino porque su carrera se convirtió en una causa nacional para evitar que un grupo de ancianos fuera echado a la calle por falta de pago del lugar donde vivían.
Sánchez espera lograr una transformación similar en el continente, cuando termine su gira por Alaska en dos años.
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