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La masacre de los migrantes

La impactante imagen de los cadáveres de 72 migrantes centro y sudamericanos —entre ellos 18 mujeres— masacrados por sicarios de una de las principales organizaciones criminales de México, en el norteño estado mexicano de Tamaulipas, parece sacada de los archivos fotográficos de las horrendas matanzas nazi y estalinista.

Según las informaciones, la masacre fue perpetrada por sicarios de la banda de Los Zetas, la cual está integrada principalmente por antiguos militares de élite mexicanos que recibieron entrenamiento especial en contrainsurgencia y manejo de armas sofisticadas. También forman parte de Los Zetas, ex militares de Guatemala que pertenecieron a las fuerzas especiales del Ejército de este país.

En relación con la masacre de los 72 migrantes perpetrada por la banda de Los Zetas, el diario norteamericano The Wall Street Journal — periódico asociado con el Diario LA PRENSA de Nicaragua—, publicó esta semana un informe de su jefe de corresponsales en México, David Luhnow, quien puso el dedo sobre una llaga muy dolorosa para las autoridades mexicanas. En su artículo, reproducido ayer viernes 27 de agosto por el Diario LA PRENSA en su página de Wall Street Journal Americas en español, Luhnow señala que esta masacre ha venido a comprobar que, “pese a que se queja del tratamiento de sus propios trabajadores indocumentados en Estados Unidos, México es a menudo un lugar mucho peor para los inmigrantes ilegales”. Y al respecto Luhnow cita al periodista y académico mexicano Miguel Ángel Granados Chapa, quien en un artículo publicado esta semana en el diario mexicano Reforma expresa que “México —su gobierno, su sociedad— vive una polaridad atroz ante este fenómeno… Nos hiere y escandaliza la conducta de las instituciones norteamericanas y de no pocos sectores de su sociedad… Pero un maltrato semejante, y aún peor, se asesta en México a los centroamericanos y sudamericanos que pretenden llegar a Estados Unidos”.

En realidad, ya Amnistía Internacional había señalado en un informe publicado en abril de este año, que “las denuncias de los crímenes que se cometen en México contra los migrantes que tratan de llegar a Estados Unidos, no encuentran eco en las autoridades competentes”. Inclusive la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México, que es un organismo estatal, había reportado que el año pasado 9,758 migrantes extranjeros fueron secuestrados por bandas criminales, mientras se encontraban en territorio mexicano. A pesar de eso —advirtió Amnistía Internacional en su informe antes mencionado— “las autoridades federales y estatales (de México) han eludido sistemáticamente su deber de investigar de forma inmediata y efectiva los abusos”.

También el sacerdote católico Alejandro Solalinde, quien dirige un albergue humanitario para migrantes en la localidad de Ixtepec, estado de Oaxaca, por donde pasan miles de centroamericanos, había denunciado que “en estos secuestros está involucrada la policía”. Y refiriéndose a un ataque de los criminales contra un ferrocarril en el que los migrantes viajan regularmente en condiciones muy peligrosas, el padre Alejandro informó que “éste es el tercer asalto que sufre este tren en 2010; hicimos las denuncias pero no ha habido resultados”.

Más precisamente, el Relator Especial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de los Migrantes, Jorge Bustamante, declaró a un diario suramericano que mediante una investigación que realizó en México en 2008, descubrió que “los cuerpos policíacos cometen serias violaciones de los derechos humanos, particularmente ligadas a secuestros de migrantes, que incluyen, en ocasiones, torturas para obligarlos a revelar nombres de sus parientes, que luego son extorsionados por esos policías a cambio de la libertad de la víctima”.

Pero si se trata de identificar a todos los culpables del terrible drama de los migrantes que pasan por México para procurar entrar ilegalmente a EE.UU., también hay que señalar a los gobernantes corruptos, autoritarios e ineficientes que han convertido a los seres humanos en un producto de exportación, y obligan a muchas personas a irse de cualquier manera para tratar de encontrar en otra parte el bienestar y la libertad que se les niega en su patria.

Estos malos gobernantes son tan culpables de la tragedia de los migrantes como Los Zetas y demás bandas de forajidos supercriminales.

Editorial Opinión masacre México migrantes archivo
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