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Miguel Argüello

¿Estamos haciendo bien las cosas?

Nicaragua es un país atractivo pues se ubica en un punto geográfico interesante para términos comerciales y de inversión. Estamos en el centro de la región centroamericana, poseemos una diversidad natural atractiva para el desarrollo de la inversión ecológica y turística, más de la mitad de la población es menor de 30 años, y aún seguimos siendo el país más seguro de la región.

A pesar que poseemos grandes ventajas y que éstas son de enorme valor, también tenemos una serie de problemas monumentales y situaciones complicadas. Estos problemas hacen que perdamos competitividad y que día a día nos debilitemos más.

Esta debilidad se hace notable en una serie de datos de organizaciones internacionales que sorprenden, y nos hacen preguntar: ¿Vamos por el camino correcto? ¿Estamos haciendo bien las cosas? ¿Por qué otros mejoran y sentimos lo contrario aquí en Nicaragua? ¿Somos frágiles?, ¿por qué?

Al pasar los años diversas organizaciones y revistas mundiales acuñaron el concepto de “estados frágiles”. El concepto no es jurídico sino totalmente político y debe entenderse en todo caso como un reflejo de las buenas o malas políticas socio-económicas y socio-políticas que los Estados fomentan en bienestar o no de sus ciudadanos. Es así que tanto la prestigiosa revista internacional de economía y política Foreign Policy y la organización internacional The Fund for Peace han realizado serios análisis para determinar cuáles son los estados frágiles. La primera menciona a Nicaragua en su última edición en el puesto 64 –entre más cerca del puesto 1 el Estado es más frágil—. Estamos ubicados en el más bajo puesto de la región centroamericana y muy por debajo de Costa Rica y Honduras. Así es, sí, Honduras, un país tan vulnerable y frágil como nosotros. La segunda organización en su análisis del 2010 colocó a Nicaragua en el puesto 65, sólo por delante de países latinoamericanos como Colombia, Bolivia y Haití. Ambos datos nos sitúan muy por debajo de los países como El Salvador, Costa Rica y Panamá. ¿Por qué?

Entre 2006 y 2010, Nicaragua ha avanzado únicamente 6 posiciones. Países como El Salvador y Costa Rica en el mismo período han avanzado 20 posiciones. Entonces: ¿Qué sucede en Nicaragua? ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué están haciendo bien Costa Rica y El Salvador? Y conste que estos dos países son más inseguros en términos de seguridad pública que Nicaragua.

Sucede que nuestro país va a paso de tortuga en el desarrollo económico y social. Nuestro crecimiento económico es frágil y la inversión pública se ha visto reducida. Tenemos un crecimiento muy por debajo de lo que deberíamos tener para generar bienestar. La inversión extranjera no es suficiente y muy poca es industrial, puesto que no tenemos suficientes técnicos para esos puestos. De hecho, tenemos una pésima calidad en la educación en comparación a otros países de la región, lo que nos hace menos competitivos para atraer grandes industrias tecnológicas como INTEL, Motorola, de desarrollo de software, etc.

Entonces la pregunta: ¿Cuál es nuestro mayor problema?, la institucionalidad del país y la pésima calidad de la educación. El problema no es coyuntural sino estructural. La base de nuestra institucionalidad es la estructura jurídica y ésta se encuentra totalmente desgastada. Nuestros Códigos datan de hace cien años, y en el mejor de los casos, el Código de Comercio ha cumplido 96 años de existencia. Nuestra Constitución Política, una de las más jóvenes de Latinoamérica, contiene ciertos vacíos y disposiciones que no fomentan el fortalecimiento del Estado de derecho y la institucionalidad. Con nuestro sistema educativo (escolar y superior) como está, no competimos lo suficiente con países como Costa Rica y El Salvador.

Comenzar por el respeto a la Constitución, a las leyes y al nicaragüense debe ser nuestro primer objetivo. Pero es imprescindible modernizar nuestra estructura jurídica y nuestro sistema educativo para lograr mayor estabilidad democrática, económica e institucional. Debemos tener la visión de invertir mucho más en educación y salud para impulsar un cambio. Dejar a un lado la miopía y ver que nuestro futuro es totalmente incierto de seguir como seguimos.

Como profesional creo que debemos aprender de los errores que hemos cometido, de los logros que otros países han alcanzado y, reconocer que todos los nicaragüenses somos necesarios para salir adelante y para ello.

Nicaragua necesita de un diálogo nacional, que sea incluyente y con visión para corregir los errores, enrumbarnos al desarrollo y convertirnos en un milagro económico. De lo contrario nuestro país se aproximará a una deriva inminente y difícil de corregir.

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