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Guillermo E. Miranda

Ayer fue Carlos Fonseca, hoy Yahob

La noticia del hostigamiento a la esposa del ex contra Gabriel Garmendia Gutiérrez, conocido como Comandante Yahob, corrió como reguero de pólvora. Este ex comandante de la Resistencia Nicaragüense hoy alzado contra el gobierno de Ortega dirigió la fuerza de tarea José Dolores Estrada, una de las más emblemáticas en la guerra civil que sufrimos en la década de los ochenta. Las similitudes entre Yahob y muchos de los miembros del actual Gobierno me motivaron a hacer este llamado a la reflexión a los mandos superiores del Ejército y la Policía. Los que están cometiendo las mismas aberraciones y violaciones a los derechos humanos que cometió la dictadura somocista contra los que se alzaron en su contra, hasta terminar haciéndolo contra la población en general. Recordemos que la mayoría de los cuadros de dirección de esos dos cuerpos armados provienen de las filas del FSLN, y puedo asegurarles que las razones de Yahob para tomar la actitud que ahora tiene ante el gobierno de Ortega son idénticas a las que ellos tuvieron cuando se alzaron contra Somoza. Carlos Fonseca, Oscar Turcios, el mismo Tomas Borge y muchos otros, fueron acusados de delincuentes comunes en su momento y perseguidos sin piedad por la dictadura de entonces, el final que tuvo esa historia, ya todos lo conocemos.

Recientemente en un soberbio artículo publicado en estas mismas páginas por el diputado José Pallais, titulado “La ruptura del pacto democrático”, invitaba al gobierno a cumplir los compromisos contraídos por el mismo Ortega al suscribir el “Procedimiento para establecer la paz firme y duradera en Centroamérica” o acuerdos de Esquipulas II. Acuerdos en que Ortega se obligó a garantizar una paz basada en elecciones libres y honestas dentro de un efectivo Estado de Derecho.

Esquipulas II, nos recordaba el diputado Pallais, desarrolla el compromiso de un auténtico proceso democrático pluralista y participativo obligándole al perfeccionamiento constante de un sistema democrático representativo garantizando el libre acceso de las diversas corrientes de opinión a procesos electorales honestos y periódicos, fundados en la plena observancia de los derechos ciudadanos. En complemento a estos acuerdos se suscribió el protocolo de transición o de transferencia del mando presidencial suscrito el 27 de marzo de mil novecientos noventa, que también comprometió al Ejército de Nicaragua al estar firmado por el General de Ejército Humberto Ortega Saavedra y que recuerda a esa institución la obligación de contribuir a consolidar la paz y la estabilidad, con el objetivo de aportar al fortalecimiento del proceso democrático en Nicaragua; dicho protocolo fue avalado por la OEA, la ONU y los mismos Estados Unidos.

En pocas palabras esto quiere decir que el único culpable si hoy la paz se encuentra amenazada es el presidente Ortega y todos aquéllos que junto a él se empeñan en manipular la Constitución y las leyes en su beneficio. Los compromisos internacionales, la historia y la firme determinación que nuestro pueblo está demostrando, le están diciendo al presidente Ortega, a la Policía y al Ejército que se están equivocando. Que de seguir por el camino que llevan terminarán convirtiéndose en lo que ayer combatieron. En cuanto al comandante Yahob, en honor a la verdad, me inspira el mismo respeto y admiración de otros que vivieron y murieron por la causa de sus revoluciones, no así por aquéllos que hoy viven de ellas.

El autor es ex comandante de la Resistencia Nicaragüense y miembro del directorio de Alianza Patriótica.

Opinión Carlos Fonseca archivo
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