14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Douglas Carcache

Presagio de la derrota

Un sector de diputados del parlamento nicaragüense ha informado al Poder Legislativo de Venezuela, al menos en dos ocasiones, que la “cooperación” del gobierno de Hugo Chávez para el presidente Daniel Ortega nunca será reconocida como deuda del Estado de Nicaragua, porque jamás ha sido aprobada por la Asamblea Nacional y tampoco aparece en el Presupuesto de la República.

Sin embargo, las alertas de los legisladores nicaragüenses han sido ignoradas por los congresistas venezolanos, porque en ese país el parlamento ha estado bajo el control pleno de Chávez; y si allí hay voces opuestas, son de algunos chavistas arrepentidos.

Lo relevante ahora es que esa situación cambiará este 26 de septiembre, cuando los venezolanos elijan nuevos representantes en el parlamento, en una batalla de votos que podría dejar en malas condiciones al régimen de Chávez.

Los síntomas de que el chavismo puede salir golpeado en estas elecciones se perciben incluso fuera de Venezuela. En Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega, favorecido por Chávez con más de mil millones de dólares en los últimos tres años, está tomando precauciones por si en 2011 esas “ayudas” merman.

Interesado en reelegirse en los comicios generales de 2011, Ortega comenzó a repartir en mayo entre empleados públicos un bono mensual de poco más de 500 córdobas (US$$25), financiado con fondos venezolanos. Sin embargo, hace una semana decidió apartar 500 millones de córdobas de las reservas de Nicaragua, para garantizar ese bono el próximo año, por si fallan las transferencias de Chávez.

Ortega usa la ayuda venezolana de forma discrecional, en negocios privados y campañas políticas para continuar en el poder. Por eso la maneja al margen del presupuesto de la nación. En el discurso la califica de inversión social, en la realidad beneficia a la familia Ortega y al partido Frente Sandinista (FSLN), en la adquisición de empresas y pago de propaganda electoral costosa.

El partido de Chávez promete profundizar el socialismo si gana las elecciones legislativas, pero todo indica que socialismo es lo que menos desea la población de Venezuela, por las experiencias dolorosas que ha padecido en 11 años de régimen chavista.

El socialismo de Chávez ha significado escasez de alimentos, alta inflación económica, expropiación de empresas y tierras, corrupción en el Estado y menos libertad de expresión. Entre enero y agosto de este año, han ocurrido 117 estatizaciones en Venezuela, según el Observatorio de Derechos de la Propiedad.

Si los venezolanos estuvieran contentos con eso, el chavismo estaría encabezando la intención de votos a tres semanas de los comicios. Pero no. Sólo el 30 por ciento de los electores se define como chavista, el 37 está indeciso y el 33 se declara antichavista, según la última encuesta de la firma Alfredo Keller & Asociados.

Cuando preguntaron a los venezolanos qué ven tras los hallazgos de alimentos podridos, medicamentos vencidos y maquinarias abandonadas por el Estado, el 50 por ciento dijo que corrupción, el 17 incapacidad, el 14 desinterés y el 8 por ciento señaló las tres causas.

Quizás por eso, Ortega está tomando precauciones.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí