A pesar de las bravuconadas del señor que ilegalmente ocupa la presidencia del Consejo Supremo Electoral (CSE), la verdad es que, como me ha comentado un amigo, a lo mínimo que debemos aspirar los nicaragüenses en el proceso electoral del próximo año es a una observación electoral amplia y que inicie lo más pronto posible.
Esa observación no sólo debe ser internacional, sino, y sobre todo, nacional, ya que hemos visto cómo es ésta última la que tiene capacidad de poner un observador en cada junta.
Al abusivo señor del Consejo y a su jefe, hoy Presidente de la República, parece que se les olvida que fue precisamente la observación nacional la primera en reconocer que el compañero comandante pueblo presidente Daniel había ganado las elecciones del 2006.
Claro, ahora esa observación no les sirve porque Ortega quiere ganar las próximas elecciones a toda costa, y el señor del CSE tiene como misión garantizarle eso.
A ellos no les importa que Ortega se postule inconstitucionalmente, no les importa que el señor del CSE y sus compañeros estén ocupando sus cargos ilegalmente, no les importa que estos señores sean los mismos que en el 2008 le robaron descaradamente las elecciones municipales a los nicaragüenses, tampoco les importa que el proceso de cedulación sea totalmente irregular.
Pero a todos nosotros sí nos deben importar todos esos delitos y abusos que estos señores están cometiendo y la única manera de garantizar que al menos el mundo sea testigo de que se van a volver a robar las elecciones (y hay muchos ejemplos en otros países donde ese robo se ha revertido) es con una observación electoral que inicie en el momento en que se convoque a las elecciones.
Porque ése es otro punto que hay que dejar claro. Lo ideal sería que sea el Consejo Supremo Electoral el que convoque a las elecciones el próximo noviembre, pero por lo visto van a ser estos usurpadores que están en el CSE actualmente los que lo van a hacer.
Y si son estos sinvergüenzas los que convocan, pues hay que ir, bajo protesta como en el beisbol, pero hay que ir, pues la alternativa sería quedarse fuera del proceso electoral y eso le daría el control total al orteguismo, pues ellos, como hizo Hugo Chávez en Venezuela, van a seguir con su proceso aunque nadie más se postule.
Sin embargo, quedarse de brazos cruzados y esperar hasta el día de la elección para salir a votar no va a ser suficiente para derrotar la ilegal candidatura de Ortega, que pretende imponer por sus pistolas.
Para derrotar a Ortega y todas sus ilegalidades hay que comenzar a demandar ya la observación electoral. Pero esa observación no va a venir por sí sola, debemos de pedirla, demandarla, que afuera se visualice el clamor de la ciudadanía nicaragüense.
Ahora que ha surgido una candidatura presidencial que indudablemente ha despertado la esperanza de muchos nicaragüenses, es nuestro deber vencer el otro gran obstáculo que tenemos para que podamos alcanzar la democracia. Ese gran obstáculo es el fraude, y la única arma que tenemos frente a ese abuso es la observación electoral. Ése es el mínimo minimorum.
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