14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

LA PRENSA/B. PICADO

Entre paletas, colores y pinceles

Más de 100 máscaras y unos 130 murales pintados son parte de los trabajos que ha realizado Soraya durante sus 20 años de carrera artística.

En un ambiente fresco, una casa diseñada por ella misma, adornada con murales y música instrumental de fondo, nos recibe la artista plástica Soraya Moncada (Carazo, 1967). En sus ojos se le ve la marca del lupus, enfermedad que no la doblega; al contrario, la vive con normalidad.

Más de 100 máscaras y unos 130 murales pintados son parte de los trabajos que ha realizado Soraya durante sus 20 años de carrera artística.

¿Cómo fueron tus inicios como artista?

Inicié informalmente a los 5 o 6 años pintando de manera empírica. Comencé con mis propias experiencias mezclando, pintando con acrílico y óleos que mi mamá me compraba.

Formalmente inicié cuando cursaba la carrera de Diseño Gráfico en la Upoli. Paralelamente ingresé en Managua en la extinta Escuela de Muralismo David Alfaro Siqueiros, y descubrí mi vocación, que es la pintura, el muralismo.

¿Nunca dudaste o tuviste miedo al elegir esta carrera?

Sí, claro. Creo que a todos nos pasa, independiente de la carrera que elegimos. La verdad es que a casi todos los que laboramos en las artes de la creatividad, que te hace gozar y llena el alma, quienes no tienen aptitudes artísticas, nos tachan de vagos. Lo digo sin ánimos de ofender a nadie, es la verdad, mi verdad. Pero gracias a Dios me ha ido bien.

¿Recuerda cuál fue el primer mural que pintó? ¿Hasta hoy, cuántos murales ha pintado?

Sí, fue en mi casa en Santa Teresa, pinté un mural un poco extraño. He pintado alrededor de 130 murales.

¿Cuál ha sido la temática de tus murales con los que más te has identificado?

La verdad es que es fácil identificarse con cada obra. Por lo general siempre los temas son de carácter social, más que meramente decorativo; por ejemplo, los Objetivos del Milenio han sido los temas bases para mis murales en los últimos 10 años, y me he identificado con ellos porque son necesidades claras del mundo entero.

Entre los temas que más he trabajado están combatir el VIH/Sida, mejorar la salud materna, lograr la enseñanza primaria universal, igualdad de géneros y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.

¿Cuál es tu sello personal, eso que te distingue y diferencia de los demás murales?

En los murales figurativos casi siempre hay una luna o sacuanjoches, y en otro sentido diré que lo que me diferencia de los demás murales es que son obras colectivas. Se puede apreciar en ellos la diversidad de ideas y, sobre todo, un detalle muy importante es que aunque participen muchas personas al final siempre se ve el toque artístico de una sola mano.

¿Cómo ha sido la experiencia de pintar murales en Europa?

Muy interesante. Me integro, no importa el idioma, la parte del traductor es lo incómodo. Trabajar en un país que no es el propio me deja siempre un aprendizaje. En el aspecto cultural y social es enriquecedor.

¿Cuánto tiempo te lleva hacer un mural?

Depende de la complejidad del diseño y de las dimensiones, no tanto del tema. Entre una o dos semanas, trabajando todo el día.

¿Cómo lográs concentrarte para pintar un mural con tantas distracciones externas?

Es difícil. A veces no tengo tanta paciencia. Es que hay gente que es muy necia. Es como todo, acostumbrarse, aunque tengo que aceptar que algunas veces pierdo un poquito la paciencia, y empiezo a contar hasta diez.

¿Y te ha pasado que cuando regresás a ver el mural la gente ya lo ha dañado?

Hace poquito me pasó, fue en el barrio Jorge Dimitrov, es un barrio medio peligroso, entonces a la semana de haber pintado el mural llegué y me fijé que el mural tenía un montón de hoyitos, y me dijeron que esos eran balazos. Tuve que repintar.

¿Es un trabajo bien remunerado?

Pues por lo general sí lo es. En lo material he obtenido todo lo que necesito. La primera cosa de valor que me compré con mi trabajo de artista fue un carro, que lo llamé “La Máscara”, porque a través de las ganancias de las máscaras que vendí es que pude comprarme el carro.

¿Con qué trabajo te identificás más: haciendo murales, máscaras o cuadros?, ¿por qué?

Con los murales, porque como bien lo decís: “trabajo”, el muralismo es mi trabajo, vivo de esto, en mi caso personal es lo que puedo vender mas rápido, ya que sinceramente los cuadros se venden menos en estos últimos años en que la crisis mundial obliga a comprar reproducciones y no obras originales por ser más costosas.

¿Cómo combinás el papel de madre con tu arte?

Mi hija comparte la parte artística. Ella también tiene habilidades artísticas. Combino de manera óptima mi tiempo laboral con el de Chiara Luna. Mientras ella está en la escuela yo cumplo con mis trabajos y la creación de mis obras, ya que los planifico sólo por la mañana y cuando esto no se puede su padre se encarga completamente del cuidado de ella.

Además el hecho de haber elegido el muralismo como trabajo independiente y no una oficina con horario de ocho a cinco me da la oportunidad de estar más tiempo cada día junto a mi hija.

¿En qué proyectos andás actualmente?

Estoy con cuatro murales en proyecto, primero uno con los jóvenes del barrio Jorge Dimitrov, con el tema del cuidado del medio ambiente, limpieza y reforestación.

Dos murales en el barrio San Judas, con jóvenes también, y la restauración de un mural que hice hace 18 años; así que tengo bastante para finalizar mi 2010 entre paletas, colores y pinceles.

¿Te incomoda hablar sobre el lupus? ¿Desde cuándo supiste que la padecías?

Pues no me incomoda, ahora ya no, porque ya es una enfermedad conocida. Me empezaron a salir cosas extrañas en la piel desde hace 15 años; me chequeaba y nadie sabía qué era, los médicos no adivinaban, hasta en el 2000 me diagnosticaron el lupus eritematoso discoide, porque hay el sistémico también, que es mucho más peligroso. Yo sólo lo tengo en la piel. Me afecta las articulaciones, la visión y todo el sistema interior.

¿Te ha afectado emocionalmente? ¿Cómo manejás tu enfermedad?

Pues al inicio fue un golpe duro. Me asusté mucho, pero cuando supe que uno puede controlarlo y si uno se cuida no avanza tanto.

Me afecta en toda la piel. Donde más da el sol más afecta. En mi caso es en los ojos, por eso la entrevista la hago con lentes. Es incómodo, la gente a veces es imprudente, me pregunta a cada rato que qué tengo.

Lo bueno es que la gente aquí en Nicaragua ya está organizada, porque es una enfermedad muy cara de tratar.

Espectáculo muralista soraya moncada archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí