TAIPEI, TAIWÁN
Un acuerdo histórico. Así es considerado a nivel internacional el Acuerdo Marco de Cooperación Económica (ECFA, siglas en inglés) firmado y ratificado por los gobiernos de Taiwán y China Continental.
La trascendencia del ECFA está en que es un entendimiento real entre dos naciones enfrentadas políticamente por más de 60 años, donde incluso las amenazas de ataque bélico de parte de China a la isla también entra a una especie de congelador.
“Se trata de un buen entendimiento”, afirma Hsu Chun-Ju, secretaria general del Consejo para Asuntos con China Continental, del gobierno de Taiwán.
El beneficio comercial que supone el ECFA es tanto para los países del estrecho asiático, como al resto del mundo, especialmente aquellos “aliados” de Taiwán.
En especial los cinco países centroamericanos que tienen tratados de libre comercio en vigencia con Taiwán salen fortalecidos, afirma por su parte Amelia W.J. Day, directora de la División para Norte y Sur América, Europa y África del Buró de Comercio Exterior, del Ministerio de Economía de Taiwán.
La oportunidad que encuentran los “aliados” latinoamericanos de Taiwán la da el hecho que el mercado asiático se abre con todas las facilidades a los productos centroamericanos que puedan tener una oferta de alimentos y materias primas tan grandes como puedan sus capacidades de producción.
ENTENDIMIENTO ENTRE LOS DRAGONES
De acuerdo con el tratado, China eliminará aranceles a 539 productos de Taiwán valorados en 13,800 millones de dólares, que representan cerca del 16 por ciento de las exportaciones del 2009 de la isla al su par.
Mientras que Taiwán eliminará aranceles a 267 productos de China valorados en 2,860 millones de dólares, es decir, el 10.5 por ciento del país a Taiwán en 2009.
La isla se aseguró de no ser invadida de productos fabricados en China ni de mano de obra, principales temores de los pequeños empresarios tradicionales, y argumento de los opositores a que se firmara el ECFA.
Taiwán es el primer proveedor mundial de alta tecnología. Los 17 productos sensibles, como los textiles, quedaron fuera.
La calidad de vida del ciudadano se deterioró. El desempleo por primera vez pasó del 4 al 6 por ciento. A septiembre de 2010 la tasa era del 5.1 por ciento.
Taiwán está apostando a lograr ampliar su comercio internacional para beneficiar su economía. Pero a la vez el ECFA puede beneficiar a sus aliados latinoamericanos para ampliarse en un mercado de 1.3 mil millones de habitantes que hay en China Continental.
Taiwán tiene TLC con Nicaragua, Panamá, El Salvador, Honduras y Guatemala. Amelia W.J. Day, del Buró de Comercio Exterior, dice que se quiere ampliar más el comercio.
“Es una gran oportunidad para que los empresarios centroamericanos puedan trabajar juntos con los empresarios taiwaneses para ingresar al mercado chino”, afirma.
“Como proveedores de materia prima se le abren las oportunidades. Nosotros no tememos muchos recursos naturales, pero poseemos mucho recursos humanos y alta tecnología, así que podemos cooperar juntos”, dice.
A la vez el Gobierno de Taipei trabaja en un plan para incentivar la inversión taiwanesa en la región.
“Hemos mantenido un buen vínculo diplomático. Hemos fortalecido ese vínculo y nos interesa mantener las relaciones bilaterales con nuestros países aliados”, asegura.
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Se proyecta exportar más maquinaria industrial a China. A cambio espera acceder a materias primas para desarrollar las innovaciones informáticas y biotecnológicas.
“Queremos importar materiales para fabricar chips”, destaca Hsu Chun-Ju, del Consejo para Asuntos con China Continental.
Enfatiza que después de 20 años de desarrollo, China es el principal mercado de exportación de los productos taiwaneses.
“También es nuestro mayor mercado de inversión, por eso las relaciones económicas entre ambos lados están muy estrechas y por eso era imprescindible lograr poder crearle normas claras”, resalta.
Chun-Ju y Amelia W.J Day admiten que si bien el intercambio comercial se ha desarrollado muy a favor de la isla, a su vez ha representado una serie de problemas que “urgían ponerle respuestas”.
El gobierno y los empresarios de la isla quieren que la cifra del intercambio comercial “crezca a la velocidad de una locomotora”. Para ello eran necesarias las garantías del respeto y protección a la propiedad privada, al desarrollo e innovación tecnológica existente en Taiwán, y a sus millonarias inversiones en China.
Y sobre todo, destaca Amelia W.J. Day, era conseguir que los inversionistas extranjeros que quieren invertir en Taiwán lo hagan sin temor a tener un conflicto o bloqueo de parte de China.
“Una vez firmado el ECFA, nos permite acelerar a Taiwán la búsqueda de firmar tratados de libre comercios con países de todo el mundo. Estamos negociando con varios en Europa, América Latina y queremos estrechar con la mayor cantidad que se pueda”, afirma.
El gobierno está convencido que sin el ECFA se les haría imposible lograr abrirse nuevos mercados.
“Si pagamos impuestos y otros no para entrar a un mercado, nosotros no podemos competir. Si no logramos firmar, no logramos vencer”, afirma Chun-Ju.
LAS REGLAS DEL COMERCIO
“Existe el intercambio comercial, pero no había esas reglas que lo ordenaban. Había muchas cosas desordenadas”, expresa Chun-Ju.
El ECFA tiene tres elementos principales: la reducción y eliminación de aranceles que facilitará las exportaciones.
“El beneficio que vemos es la competencia. Si un producto taiwanés para poder entrar a un mercado necesita pagar 100 dólares de arancel y el de otro país apenas el 15 por ciento, eso no es beneficio, por eso si los productos de Taiwán entran sin impuestos, eleva su competitividad”, asegura.
Segundo, la implementación de la protección de las inversiones. Se estima que el capital taiwanés en China es cerca de 63,780 millones de dólares. Tercero, la protección de los derechos de propiedad intelectual, para prevenir la piratería comercial.
Shi-Hwey Chang, directora Adjunta del Departamento de Planificación explica que “con o sin el acuerdo están protegidas las patentes por las leyes nacionales e internacionales”. Se suscribió un documento paralelo que las ratifica.
Se proyecta que la economía de Taiwán crezca en 2010 en un 6 por ciento. Es la nación que más rápido se ha recuperado de la crisis económica de manera sostenida.
Entre enero y septiembre de 2010 las exportaciones a sus principales destinos, China, los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y la República de Corea, ascendieron a 16,180 millones de dólares.
“No hay límites en cómo queremos crecer”, exalta Changa.
ESTRATEGIAS DE INVERSIÓN
Sobre la base de la confianza que les da el ECFA, el gobierno de Taipei está en una febril búsqueda de inversiones. A la par quiere crear su propia marca mundial como nación.
En seis meses de 2010 la inversión que se recibió es de 2.2 mil millones de dólares, aumentó 22.5 por ciento.
“Dentro del 79.3 por ciento son grandes inversiones. Eso significa efectos positivos del acuerdo”, afirma Amelia W.J.Day.
“Entre las ventajas que estamos ofreciendo, por ejemplo, es que China tiene un límite para filmar películas, sólo 50 anualmente. Mientras en Taiwán no hay límites, por eso queremos atraer a las grandes compañías que hacen películas que vengan a filmar en Taiwán”, dice por su parte Shi-Hwey Chang.
Ofrecen una infraestructura económica sólida, con el mayor avance en informática e innovación tecnológica.
“Pero no podemos todos los huevos en la misma canasta”, afirma.
Taiwán planifica desarrollar 12 proyectos estratégicos en biotecnología, turismo, energía verde, la atención médica, agricultura, alta tecnología con flores y frutas.
A las empresas externas les mejoraron los beneficios fiscales, ajustando los impuestos. Por ejemplo, antes un ciudadano en Taiwán que recibía una herencia pagaba el 50 por ciento en impuestos, y por eso muchos ricos transferían su capital a otro país. Ese impuesto bajó al 10 por ciento.
Los impuestos a los negocios pasaron del 25 al 17 por ciento.
“Estamos invirtiendo más en desarrollar más la educación. Necesitamos alto nivel de educación de nuestros ciudadanos para que haya más productividad”, afirma.
A lo interno igual diseñaron una estrategia para elevar la capacidad productiva, especialmente de las pymes tradicionales. El gobierno dispuso 3.2 millones de dólares anuales para atenderlas.
Hsu Chun-Ju, del Consejo para Asuntos con China, dice que se hará de tres maneras, disponiendo programas de innovación tecnológica ajustadas a las necesidades de la maquinaria a sustituir. A la vez se facilitará préstamos a bajos intereses y asistirá técnicamente para darle valor agregado a los productos para que eleven la competitividad.
Un tercer punto es que la empresa que enfrente posible quiebra se le hará un estudio para evitarlo.
“Si todavía tiene valor para subsistir, se le ayudará a mejorar la rentabilidad”, afirma Chun-Ju.
Ganan los aliados en América Latina
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