PUERTO PRÍNCIPE/HAITÍ
[/doap_box][doap_box title=”Una mano de las Naciones Unidas” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
- Aunque el sistema de salud en Haití estaba muy mal antes del terremoto, después de la catástrofe son aún menos los sitios en donde las mujeres embarazadas pueden ser atendidas de manera integral.
Sólo en la clínica Bouguet, el UNFPA ha desembolsado medio millón de dólares para la reconstrucción del área de atención a mujeres.
“Las mujeres necesitan una atención especial. La clínica estaba totalmente colapsada, pero ahora se está reconstruyendo un área importante que es la de atención a mujeres”, indicó la coordinadora de Maternidad en la clínica, Rodemy Ifieme Gabriel, para quien el incremento de casos de atenciones es alarmante.
En ese centro hospitalario, la cantidad de mujeres atendidas por embarazo aumentó de 50, antes del terremoto, a 165 como promedio mensual, después del desastre. La cantidad de abortos provocados que son atendidos en ese centro asistencial también pasó de cuatro por mes a 11, en el mismo período.
A juicio del Ministro de Salud Pública y Población de Haití, Alex Larsen, el sistema de salud en Haití también está colapsado y la situación no mejorará ni siquiera en los próximos cinco años, porque “en los próximos cuatro o cinco años vamos a seguir en emergencia”.
Larsen, Ministro de Salud Pública y Población de Haití, ya va de salida, como el mismo dijo durante la presentación del Informe Estado Mundial de la Población y será el nuevo Gobierno que resulte electo en noviembre, el que tendrá que iniciar a redefinir cómo será el crecimiento de la población, no sólo en cuanto a la tasa de fecundidad, sino también en relación a la ocupación del espacio urbano.
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En las desordenadas calles de Puerto Príncipe, Haití, ni siquiera ha habido oportunidad de limpiar los escombros de casas, edificios y de todo lo que alguna vez estuvo en pie antes de ser destruido por lo que ha sido catalogado como el peor desastre en la región, el terremoto de 7.0 grados Richter del 12 de enero. A pesar del daño —que dejó a más de 300 mil muertos y al menos 1.5 millones de desplazados— la campaña electoral está fuerte.
Ahora, a pocos días de las elecciones generales que se realizarán el próximo 28 de noviembre, 19 políticos empezaron a aparecer con más fuerza en los medios de comunicación y en enormes carteles en las calles de Puerto Príncipe, la capital haitiana, para buscar una sola cosa: la Presidencia del país más pobre de Latinoamérica y el Caribe.
Otra cantidad de políticos aún mayor, pero con menos propaganda, también están en pugna para conseguir una silla en el parlamento cuya estructura física está en el suelo.
Aunque el país caribeño continúa en emergencia, con más de 1,200 campamentos de desplazados y ahora más de 300 muertes por el cólera, los políticos han hecho gala de los carteles y vallas propagandísticas en que prometen lo mismo que todos los políticos de la región.
Sin embargo, además de que “muchos sean los diablos y poca el agua bendita”, los políticos no cuentan con buena imagen ante la población y, precisamente, por eso hasta han evitado participar en los debates públicos a los que se les ha convocado.
“La verdad es que todos los políticos son unos ladrones. Prometen todo, mienten y cuando están en el poder, se llevan el dinero, se compran una gran casa en el extranjero y se olvidan del pueblo”, dice en tono molesto Charles Gabriel, el líder del comité de gestión del campamento Colofe, ubicado al norte de Puerto Príncipe.
Para Dieulla Dorce, de 35 años y habitante de la comunidad rural Belfontaine, en Puerto Príncipe, los candidatos a la Presidencia de la República y al parlamento tampoco le dan mucha esperanza.
“Tengo mi cartilla para votar, pero aún no me decido por cuál votar. Es que todos dicen lo mismo”, cuenta la mujer, ahora madre de cuatro hijos.
Dorce debió caminar 11 horas desde su casa hasta la clínica Bouguet, en el casco urbano de Puerto Príncipe, a donde finalmente la internaron de emergencia para que diera a luz a su cuarta hija.
EMPLEO,SALUD y EDUCACIÓN
En medio de las promesas políticas de mejoría económica y de planes de desarrollo “inflados”, el tema del desempleo es crucial a pesar de que aún no ha sido abordado con suficiente importancia en la propaganda electoral.
Ni siquiera fue abordado en los planes presentados por los candidatos, que viajaron hasta Florida, Estados Unidos, a buscar fondos para sus campañas.
Según indicó el Director de Juventud y Migración del Ministerio para la Juventud, Deporte y Acción Cívica, Witchner Orméus, la tasa de desempleo ronda al 60 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA).
Las mismas cifras oficiales indican que un 80 por ciento de esta población no dispone de una capacidad técnica avanzada y sus condiciones sólo les permite ser empleados con ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades.
A juicio del funcionario gubernamental, la capacitación y educación es el primer punto en el que se debe enfocar una política de juventud que pretenda desarrollar pilares fuertes para el progreso de Haití.
En segundo lugar, el tema de la salud especializada para los jóvenes también debe ser priorizado.
“Jóvenes enfermos no sirven al país, entonces salud es prioridad, aunque los servicios actuales no están adaptados a los jóvenes, no son favorables para los jóvenes. El tercer punto es la inserción socioeconómica de los jóvenes, vinculados a la educación, el acceso al crédito para que puedan capacitarse y para los que quieren hacer inversiones se conviertan en agentes socioeconómicos autónomos”, dijo Orméus.
AUMENTA TASA DE EMBARAZOS
La esperanza de vida de las personas en Haití es de los 60 años y la calidad de vida no parece tener mejorías a corto plazo.
El crecimiento poblacional es otro punto de gravedad, que de acuerdo a las actuales autoridades de salud, será un tema que le toque al próximo Gobierno.
Después del terremoto del 12 de enero de este año, la tasa de embarazos pasó de 4 al 12 por ciento a nivel nacional en Haití, de acuerdo a un estudio que fue coordinado por la Organización de Naciones Unidas.
“Acabamos de pasar la peor catástrofe en el país. 300 mil muertos, 250 mil casas destruidas y 1.5 millones de personas fueron desplazadas de sus casas a campamentos. El Estado aumentó los servicios anticonceptivos que fueron distribuidos en los campamentos para evitar la explosión demográfica, pero aún así este aumento es normal luego de una emergencia. No somos violadores ni ladrones como la prensa haitiana nos ha catalogado y mucho cuidado”, dijo el Ministro de Salud Pública y Población de Haití, Alex Larsen.
Sin embargo, la directora regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), Marcela Suazo, indicó que “en situaciones de crisis, las relaciones sexuales no son sólo un asunto de elección, sino de violencia.
“(La explosión demográfica) también puede ser un producto de la violencia y esta situación también puede generar un aumento en la transmisión de VIH y un aumento de muerte de niñas con embarazos no deseados”, sostuvo.
Precisamente para prevenir los casos de violencia en contra de las mujeres y niñas haitianas en los campamentos donde viven los desplazados, el UNFPA empezó con la instalación de lámparas solares que permitan mayor visibilidad en “áreas sensibles” como baños y letrinas públicas.
Pero, la posición gubernamental sobre el tema es dura y no cede fácilmente a la preocupación de las Naciones Unidas.
“El estrés, la ansiedad y la reagrupación son fenómenos que se dan después de un desastre y eso influye (en la explosión demográfica). Eso ocurre siempre en cualquier momento y luego vuelve a bajar”, insiste el titular de Salud Pública y Población, al indicar de esa manera que la tasa de fencundidad bajará posteriormente.
Para Dolce, que está recién parida, el problema no es que se triplique la tasa de fecundidad. El problema es el acceso al sistema de salud.
“Yo tenía los pies inflamados y eso nunca me había pasado con mis otros embarazos, entonces decidí mejor venir aquí (Clínica Bouguet)”, contó.
En Haití, luego del devastador terremoto, al menos 1.5 millones de personas viven en campos de desplazados con servicios higiénicos portátiles y en miles de carpas plásticas que no superan los 2×2 metros.
En estas condiciones, las más vulnerables son las mujeres y la niñez, asegura un estudio de las Naciones Unidas.
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