Pobreza acentúa deserción escolar en el campo

CORRESPONSAL/CARAZO

Pablito se levanta antes de las cinco de la mañana para ir a la escuelita Salomón Ibarra, ubicada en el área rural de la comarca Marvin Corrales, del municipio de San Marcos, en Carazo. Debido a que su mamá está desempleada, sus dos hermanitos se han retirado en dos ocasiones de segundo grado.

Juan Pablo Ruiz es su nombre. A sus 9 años está en tercer grado de primaria, aunque afirma que no ha repetido grado. Su mamá se gana la vida lavando ajeno para poder garantizarles las necesidades básicas y como madre soltera ha tratado de enviar a sus hijos a la escuela en medio de sus posibilidades.

Al igual que Pablito, en Carazo hay muchos niños de las zonas rurales que con sacrificio asisten a la escuela, pero por distintas razones abandonan las aulas de clase en el primer semestre del año.

Aunque San Marcos es uno de los municipios que reporta menor índice de deserción escolar, en la zona rural la realidad es dura y los niños se ven forzados a abandonar sus aulas de clases porque la pobreza es abrumadora.

Según Salvador Ampié, especialista en Educación en Carazo, “de los 280 mil niños en Nicaragua que entran al sistema educativo sólo nueve mil salen graduados, ya sea como técnicos superiores o como profesionales, o sea que el 94 por ciento de los 280 mil niños matriculados quedan regados, lo que indica que de cada cien niños matriculados, 94 de ellos no llegaron a ser ni técnicos superiores, ni profesionales y sólo 55 mil niños del total que entran se logran bachillerar”.

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“A nivel estatal, el Gobierno es muy poco lo que invierte, acaban de ver cómo el presupuesto fue recortado y si vemos el apoyo de las alcaldías con la inversión para la niñez y adolescencia es algo mínimo, deberían de sensibilizarse un poco más e invertir en el futuro que es la educación”, afirmó Ana Darling González, presidenta de las organizaciones Fodel.

Explicó que la deserción escolar es consecuencia de la misma política del Gobierno y de las políticas macroeconómicas del país que afectan de manera directa e indirecta en la educación, asimismo dijo que era necesario que el pueblo se involucre a la hora de la aprobación del presupuesto.

“Es necesaria la participación ciudadana porque los CPC obedecen a una tendencia política de su mismo partido, ellos no representan a las comunidades porque son puestos de dedo pero no es que la ciudadanía haya dicho éste es el líder que yo quiero, es un líder impuesto no nacido de consenso por el pueblo, por esa razón nosotros como organización hemos venido organizando a las comunidades, diciéndoles que reclamen sus derechos que están contemplados en la Constitución política”, agregó González.

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Explicó que el sistema educativo viene reproduciendo una injusticia social, una discriminación de tipo geográfico al hablar de la educación en la zona urbana y rural. “Supongamos que las cifras del Mined son reales y hay un diez por ciento de deserción escolar en todo Carazo, hablaríamos que de las 80 mil personas que hay aproximadamente, habrían ocho mil niños desertores que en su mayoría son de la zona rural, pero sabiendo donde está el problema no se hace nada para resolverlo, esto es un indicador de ineficiencia interna”, agregó

INDICADORES DE DESERCIÓN

Según los expertos, el principal motivo de deserción escolar en este departamento es la pobreza, de la cual se deriva la migración a países cercanos y el encarecimiento de la vida.

Funcionarios del Ministerio de Educación de Carazo aseguran que la deserción escolar se mantiene en el diez por ciento gracias a la gratuidad de la educación, la merienda escolar y la entrega de útiles escolares en los sectores más pobres.

Sin embargo la realidad es otra. Por ejemplo, en el NER (Núcleo Escuelas Rurales) Rafaela Herrera, conformado por cuatro escuelitas: Salomón Ibarra, Rubén Darío, Salomón de la Selva y Rafaela Herrera, se estima que unos 150 niños quedaron fuera del sistema educativo y 140 niños mayores de 12 años aún están en primaria.

Según la doctora Ana Darling González, presidenta del Fondo para el Desarrollo Local (Fodel), el núcleo más pobre de San Marcos es la escuelita Salomón Ibarra Mayorga donde hay más de 70 niños que abandonaron las aulas de clases por la falta de recursos económicos.

“El NER Rafaela Herrera es el sector donde hay mayor índice de deserción escolar a nivel municipal, nosotros entramos con la matrícula del 2010 para apoyar no sólo a los niños sino también a los padres y docentes del centro con capacitaciones, para motivarlos y de la misma forma hacer reconocer a los padres el grado de responsabilidad que tienen ellos de mandar a sus hijos a la escuela”, afirmó González, quien lleva más de dos años trabajando con los niños desertores a través del hermanamiento de Holanda con Nicaragua.

A nivel municipal, en San Marcos se reporta un total de 328 alumnos desertores de dos núcleos urbanos y tres rurales.

EN EL ÁREA RURAL

De ese total 242 estudiaban en tres núcleos rurales y 86 en dos núcleos urbanos. En las 14 escuelas situadas en zonas rurales hay aproximadamente un 16.3 de deserción escolar.

A esto se suma una buena cantidad de estudiantes repitentes. Unos 480 estudiantes mayores de 12 años están aún en primaria, de éstos 294 son de tres núcleos rurales y 186 de dos núcleos urbanos.