Fotos de LA PRENSA/ Oscar Navarrete
Cuando Félix Alduín descubrió en 1864 una veta de oro en la zona conocida como El Limón, seguro no se imaginó que un día alrededor de esa veta se formaría un pueblo y que sus descendientes laborarían en ella y se encargarían de alimentar con las rocas provenientes de uno de los boquetes, conocido como Santa Pancha, a un inmenso molino que se ha vuelto el corazón de este lugar.
El esfuerzo de los 504 trabajadores de Mina El Limón, cuyos derechos de explotación posee desde el año 2009 la compañía canadiense B2GOLD, es uno solo: no permitir que el molino se detenga un solo minuto cada día de los 365 que tiene el año. Al menos así lo resume el ingeniero Pablo Venturo Díaz, gerente del lugar.
Desde 1979 hasta la fecha han sido extraídos en este complejo minero, compuesto por las minas Santa Pancha, Talavera y El Limón, tres millones de onzas de oro equivalentes a alrededor de 90 toneladas. Esa cantidad de oro llenaría 42 furgones de 48 pies de largo y 102 pies de ancho, llenos a tope.
“Parece mucho oro pero en términos generales la explotación de oro en este complejo es una cantidad mínima si la comparamos con otras minas de la región. Nuestro molino tiene capacidad de procesar mil toneladas de roca por día, pero de acuerdo a nuestras estimaciones por cada tonelada que entra al circuito se obtienen 4.2 gramos de oro pues los contenidos no son muy altos como en otras que pueden tener 12 y 18 gramos por cada tonelada de roca procesada”, destacó el ingeniero Venturo Díaz.
En la actualidad, Santa Pancha es el único reservorio con actividad aquí, los otros yacimientos han sido cerrados pues están agotados los depósitos epitermales de baja sulfuración, tecnicismo para decir que ya no hay oro.
La mina tiene 300 metros de profundidad pues más allá de eso no hay oro. La bocamina, como todo dentro de la misma, mide 4 metros de ancho por 4.5 metros de alto. Al ingresar nos explican que en una mina similar en cuanto a altura de sus paredes, sólo que con 8 metros de ancho y a 700 metros de profundidad, se encontraban los 33 mineros chilenos en la mina San José de Copiapó, cuyo rescate concluyó el pasado 13 de octubre.
La mina Talavera fue el principal reservorio minero en el siglo pasado. En el 2005 se inició la reapertura de Santa Pancha, mina que debió ser cerrada por problemas económicos y técnicos en el año 1988 pues fue imposible para las autoridades de ese entonces manejar las elevadas temperaturas y los seis mil galones de agua por minuto, con temperaturas de hasta 80 grados centígrados.
Si bien este complejo minero no compite como una de las minas con mayor producción de oro en el país, región y mundo, El Limón tiene dos características que la hacen única: el calor en el interior de la mina puede superar los 46 grados centígrados, razón por la cual los mineros permanecen un promedio menor a las cuatro horas dentro, y dos, es la única mina en el país que tiene personal femenino laborando en el proceso de la extracción.
Belkin Meza, de 24 años, es la primera mujer minera del país y de la región centroamericana. Ella no se introdujo a la mina buscando ser la primera en algo. Sólo necesitaba un empleo para mantener a sus dos hijos de uno y tres años. Y aunque le gustaba su trabajo como profesora de educación de adultos, la ayuda que le proporcionaban por esa labor era insuficiente.
“Yo soy madre soltera, mi mamá es viuda y tengo una hermana pequeña. Cuando vine a la mina y recibí la
capacitación no pensé que iba a entrar a la mina pero estoy agradecida, mi cargo es asistente de subterráneo. Estoy a cargo de entregar y recibir las herramientas y de los explosivos”, señala Meza.
Los explosivos usados en las minas cuentan con un aval de la Dirección de Armas y Explosivos y Municiones (DAEM) de la Policía Nacional, pues son importados de Costa Rica por intermediarios que los traen de Australia, Cuba y América del Sur.
Los explosivos están separados en dos polvorines, uno donde se guardan las mechas y dispositivos de detonación y otra donde está la dinamita. Para entrar al área uno debe estar libre de estática así que antes de ingresar las manos se colocan en una placa de bronce atornillada a la pared.
“Sabemos que nuestro negocio es de alto riesgo pero el arte está en administrar ese riesgo”, destacó el ingeniero Martín Blandón, superintendente de seguridad de la mina.
Belkin debe recibir, como todos los que laboran y visitan la mina, una charla de seguridad diariamente antes de ingresar a la misma.
Posteriormente, colocarse el uniforme, casco, botas de hule con punta y plantilla metálica, el cinturón minero en el cual se coloca la batería de la lámpara, la única luz que verán los ojos en el interior de la mina, una argolla metálica poéticamente llamada línea de vida, donde aseguran pasarán una cuerda en caso de tener que salir de emergencia y el auto rescatador.
El peso que se carga supera las 10 libras, aunque el ingeniero Martín Blandón asegure que están tomando las previsiones para comprar materiales como baterías de lámpara con menos peso.
De todas las piezas que uno lleva ceñidas a la cintura, por medio del cinturón minero, el auto rescatador es el más caro. Su costo unitario es de 310 dólares y sólo puede ser usado una vez.
Ésta es una mina donde no hay metanos o gases tóxicos pero debido a sus características especiales, al ser una mina completamente mecanizada, lo peligroso puede ser la inhalación de monóxido de carbono que desprenden los escapes de los camiones y camionetas que recorren las galerías, asegura el ingeniero Blandón.
La sentencia de muerte aquí no es el peligro de un derrumbe pues al ser roca volcánica es completamente sólida o como llaman los ingenieros “roca competente”, pero si los aparatos detectan una gran concentración de monóxido de carbono, entonces el auto rescatador debe ser usado, pero no se pueden usar por más de 95 minutos.
“La boquilla del auto rescatador se introduce en la boca y se muerde, se inutiliza la nariz con un tapón y se comienza a inhalar y exhalar por la boca, el aire que sale del mismo es caliente porque es un filtro con carbones. La buena noticia es que hay salidas de emergencia cada 300 metros y otra buena noticia es que los auto rescatadores no han sido usados en ocho años”, comentó el ingeniero Blandón.
Tras concluir la charla de seguridad Oscar Navarrete y esta servidora nos adentramos a la mina más caliente
del país y lo que usted observará son imágenes de nuestra experiencia en sus entrañas.
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