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LA PRENSA/ AGENCIA

La Avenida Bolívar

Roger Fischer Sánchez Tomaré la Bolívar desde la Calle Colón hacia el lago, ahí estaba la Escuela República de Costa Rica y unas casas de madera de don Silviano Matamoros, junto al parquecito Bolívar, después seguía el Callejón Riguero, esquina con la casa de don Alfredo Osorio, entonces Gerente del Almacén Riguero y padre de […]

Roger Fischer Sánchez

Tomaré la Bolívar desde la Calle Colón hacia el lago, ahí estaba la Escuela República de Costa Rica y unas casas de madera de don Silviano Matamoros, junto al parquecito Bolívar, después seguía el Callejón Riguero, esquina con la casa de don Alfredo Osorio, entonces Gerente del Almacén Riguero y padre de la Nena, Iván buen dibujante y Alfredo arquitecto. En la acera de enfrente una pulpería casi en la esquina y un sitio que después fue restaurante y cantina, casi contiguo a la casa de Camilo González, íntimo de Somoza García, quienes junto a Mauricio Robelo tuvieron una aventura monetaria.

Mundo Sánchez de Jinotepe —socio de la guanera— con Somoza, Carlos Pasos, Alberto Reyes, los Martínez, Rodolfo Peña y otros. Mundo era el papá de “Carita”, Mario, Pechan, el Chele, la esposa del General Guillén de nombre Coco y la menor pelirroja casada con uno de los Jureidini.

“Carita” fue un fuera de serie, pintor, ilustrador, buenísima persona. Dice la leyenda que Mario fue a una lunada de despedida de solteros que le ofrecían a un químico conocido y a su novia, la lunada era en Xiloá y la novia que no sabía nadar se escapó de ahogar. El novio que no era ni ducho en el baño, ni atleta, se hizo el loco, en tanto “Carita” se tiró a salvarla, la sacó sana y salva y tiempo después se casó con ella.

Hacia el lago estaba la Embajada de El Salvador, pero antes los Peñalba de Edgard, fotógrafo y artista, padre de Adita que fue Miss Nicaragua, Olguita que hizo familia en Panamá, Edgard arquitecto viviendo en USA, e Ilse de Morales, esposa de Robertini Moralini Spaghetti y Tallarini como se hacía llamar, fallecido hace poco más de un año. El Beneficio de Café de los Caligaris cubría una gran espacio de esa cuadra.

El Dr Luis Manuel Debayle era el personaje más importante del barrio, hizo varios megavatios de dólares —cuando se convirtió en el Tío Luz— diciéndose que era el hombre más rico de los nicas en el exilio. Su esposa controlaba el dinero de alquileres y leche. Dicen que un día llegó Lazlo Pataky, que tenía un noticiero radial, a cobrarle una factura y ella, que estaba guardando el dinero de los ingresos, le dijo: “Don Lazlo, aquí el dinero sólo entra… nunca sale…”. Y Lazlo no tuvo más remedio que aceptar la realidad.

Otras familias vecinas eran Eugenio Grima y sus bellas hijas, el Dr. Carlos Bonilla y sus hijos Chale y Daniel. Don Emilio Downing viejo, las y los Huete, las Largaespada y desde luego Carlos Cardenal, Doña Nora, la Norita, Carlos el filósofo, Guayo, Manolo y Álvaro.

Cerca también los Solís, los Franceries, una jovencita Lacayo muerta a sus dieciocho años, la Lolita Aguirre y un personaje de leyenda llamado Mauricio Marragou, francés radicado en Nicaragua, coleccionista de ídolos y piezas precolombinas, quien llegó a tener una de las colecciones más importantes. También era dueño de varias y valiosas propiedades. Solterón, su capital se evaporó.

La abuela de los Mamita, una señora Bermúdez era vecina, previo a la instalación de la gasolinera y el Coronel Carmen J. Díaz también. En las casas metidas de las Stadtaghen vivían los Mamita —hijos de Doña Esperancita y Bim Morales—, eran Mamita el Bueno, Mamita el Malo, Mamita el Playboy, Mamita el Hippie y el menor Simplemente Mamita, a todos le decían los Mamita por su abuela-mamita. Otros vecinos eran los Chamorro de Diego Manuel —hijo de Don Diego, muerto en el poder— y a quien Mamita el Malo lo bautizó con un sobrenombre original. Como el Dr Chamorro volaba las manos de arriba hacia atrás, con gran fuerza, en su rítmico caminar —entonces— Mamita que era malo, le encajó …con cual me limpio… Don Diego era un hombre culto, inteligente, superior a su medio ambiente, por eso no triunfó.

El Dr. Cortés fue otro vecino, la gente chileaba de él diciendo que el día de la inauguración del Hospital de enfermos mentales le mostró a Somoza una piscina, Somoza le dijo que se podían ahogar los locos, a lo que él respondió: “No tenga cuidado General que no le vamos a poner agua”. Chale Greham (padre), vivía en la Bolívar, también Carlos Hüeck, el Dr. Estrada, farmacéutico y el Padre Mendoza. Enfrente don Alejandro Arcia, Ramiro excelente y recordado pediatra, los Marín Arcia que guardaban los muebles del Rey Mosco, Don Rafael Sacasa y sus hijas, don Antíoco Sacasa, los López Berríos, todos profesionales y muy apreciados. El Dr. Guillermo Areas antes de irse a León y sus compañeros de bufete el Dr. Carlos Collado Arce y el Dr Alejandro Romero Castillo.

Luego recuerdo al “maestro” Caparro, barbero especialista en chavalos, pero antes la cuadra que iba hacia el norte del hospital, allí vivían las hermanas de Luis Ortega Sánchez, abogado que partió al exilio a New Orleans donde tuvo mucho éxito. Los Brockman, la Berta Echazarreta, y los Estrada Urroz… hacia el Norte, había una distribuidora de películas de un señor que se casó con la René Vargas, luego la casa del “checo” Osejo, enfrente la Pensión de las Paguaga de Ocotal y en la esquina la Purería Selva —enfrente— las Báez, todas guapas con un hermano que le decíamos Tarzán. Luis y la Olguita Sánchez Lang, Isaac Ghithis en una casa de dos pisos y vecino a la esquina de taquezal que albergaba una pulpería paupérrima.

Las camas Luna de Don Enrique que empezó con catres de alambre y terminó con camas tipo simmons, Los Conrado Vado con Doña Mariíta y el Dr. Eduardo, chispeante, inteligente político pragmático, padre de excelentes profesionales. Los Guerra Lupone, los Miranda de Nacho, “Cacaseno Álvarez” rey feo de los universitarios, preso, exiliado y luego diputado zancudo.

En la cuadra hacia el lago, Don Isaac L. Mejía y sus once mil vírgenes, la clínica de Polín Cortés y la Clínica del Doctor Carlos Osorio, la distribuidora de revistas del Dr. Ramiro Ramírez Valdez y la Clínica del Dr. Carlos Icaza. En la acera opuesta, la Dodge manejada por un señor francés, papá de “zoropeta”, excelente boxeador, muerto en un accidente de tráfico. Los papás de Chicho Arellano y las Huete Aura e Hilda —hermanas de Huetillo—.

Cruzando la 15, la Solka y los Solórzano, el Boliche y la Ferretería Lang. En la otra acera un estudio fotográfico que tenía fotógrafos en las fiestas y en las calles. Unos franceses que oían música clásica, una tiendita de capotes y curiosidades de Don Salvador Montenegro, Coronel Liberal y hermano de Don Aurelio. En la esquina una farmacia que tuvo varios dueños. Esquina opuesta las lámparas de los Bermúdez, llamado el Palacio de Cristal. Los laboratorios Rosales. Un chino vende confites, una agencia de viajes, la Yadira Estrada y Don Luis Bonilla. Enfrente, el maestro Quiñónez y su zapatería, un taller de aires y refrigeración y la esquina de los Stadtaghen de David y la Adelita, vecinos avenida de por medio de las hermanas Yolanda y Anita Holmann.

Hacia el sur, el Hotel Balmoral y la Agencia de Viajes de Róger Miranda, Somoza García y enfrente a ellos, el restaurante de los hermanos Vargas con sus sopas de la buena mujer y el buen corazón. La sucursal del Banco Nacional y los Mejores Trajes Gómez. En dirección al lago estaba Mr. Atha y su Parker, otro chino que nunca habló español y al frente Guillermo y Alejandro Argüello Lacayo, en el edificio Guerrero Montalván, cuyo dueño empezó a hacer sus millones con la negociación de la deuda Ethelburga. La Embajada de Guatemala que para el 4 de abril asiló a varios refugiados. Las oficinas de Luis Pasos Argüello y una librería que atendía Tito Castillo y era propiedad de Felipe Mántica y en la esquina los Cuadra Zavala.

Acera de enfrente Doña Amelia Tramonti, los Gómez-Sacasa, clínica de Cabrera y Sánchez, la guaca, y las oficinas de varios abogados y clínica del Dr. Fuentes. Cruzando la calle el Edificio Paiz, la barbería, El Gambrinus, la mamá de los Cordúa, una hermana de Lacayo Farfán y la Esquina del Dr. Adán Selva, abogado de profesión y loco de pasión.

Continuando la Bolívar, el cine González y el Club Internacional, los Ulvert y su distribuidora automotriz, el edificio Palazio donde estaban la Embajada de Francia y la Financiera del pueta Carrión. El Parque Central y esquina opuesta la Cía. Nacional de Seguros, más al norte el Infonac donde empezó Jaime Morales y la esquina de Carlos José Solórzano donde creció la Escuela Nacional de Bellas Artes bajo la acertada dirección del recordado Rodrigo Peñalba que ha dado prestigiosos pintores a nivel mundial… más allá la casa de los Quezada que fue la Nica y la casa de las princesas del dólar de estilo francés, vecina al Distrito Nacional, caído con todo y columnas, como la querida y nostálgica Managua de antaño que hoy recordamos en la Avenida Bolívar.

La Prensa Literaria

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