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Bala atravesando una manzana, 1964.

Congelando

No hay que olvidar que el fotógrafo se graduó en Ingeniería Eléctrica por la Universidad de Nebraska y durante años estuvo vinculado al Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde desarrolló sus experimentos con el movimiento y la captura del tiempo.

detener el movimiento, capturar un momento mágico, es algo que Harold Edgerton consiguió de forma plena. Sus fotografías, aunque muy conocidas, siguen asombrando al mundo

Fotos de La Prensa/EFE

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na manzana traspasada por una bala, una gota que transforma la leche en una corona, el cristal y el líquido que lo contiene se transforman en uno solo, o un palo de golf que se multiplica hasta el infinito, son algunas de las imágenes más conocidas del ingeniero y fotógrafo Harold Edgerton (Nebraska 1903-Massachusetts 1990), quien supo fusionar arte y tecnología para captar momentos mágicos.

No hay que olvidar que el fotógrafo se graduó en Ingeniería Eléctrica por la Universidad de Nebraska y durante años estuvo vinculado al Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde desarrolló sus experimentos con el movimiento y la captura del tiempo.

Fue su formación científica la que le incentivó a ir más allá en la captura de imágenes y su obsesión por robar un instante al tiempo y analizar la evolución del movimiento y lo que con él se destruye, lo que le motivó a analizar una y otra vez la fijación de esos instantes.

Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, que organizó una exposición del artista dentro del XIII Festival PhotoEspaña 2010, en Madrid, reseñó en la inauguración que Edgerton simboliza los principios de la fundación “ciencia, arte y experimentación” de forma que cada tema no está encapsulado, sino que todos quedan unidos.

Sergio Mah y José Gómez fueron los comisarios de la exposición. Mah reseña que la visión de Edgerton es muy innovadora por el hecho de buscar nuevas formas de “suspender el movimiento”, una circunstancia vital en la fotografía moderna que “ha asumido un papel importante en la medición del tiempo”.

Mientras otros fotógrafos de la época centraban sus investigaciones en el análisis de la obturación, Edgerton se centró en la iluminación. Inventó el estroboscopio, un novedoso sistema de iluminación parpadeante que, como primera práctica, utilizó para analizar los rotores de un motor. El nuevo aparato permitía hacer fotografías en fracciones de segundo de objetos en movimiento.

Según Mah, el fotógrafo ofreció con la nueva técnica, “no sólo imágenes artísticas sino lo que se podría denominar como “imágenes escultóricas”.

José Gómez Isla, el segundo comisario de la exposición, destaca la figura relevante de Edgerton como científico y “como inventor”, que genera un perfecto maridaje entre “arte y ciencia”.

Gómez Isla explica que Edgerton fotografió las extrañas formas que adquieren los elementos líquidos al caer por efecto de la fuerza de la gravedad. “Los cristales fragmentados y los líquidos parecen uno solo”.

El comisario apunta que las imágenes del fotógrafo americano hay que entenderlas como verdaderos experimentos y hallazgos científicos “porque suponen auténticas sorpresas ópticas”.

Su interés por captar lo, hasta entonces inalcanzable, le condujo a inventar una de las primeras cámaras subacuáticas y sistemas de iluminación submarina que le conducirían, más adelante, a capturar imágenes de los oscuros fondos marinos a bordo del Calypsso, el emblemático barco del oceanógrafo Jacques Cousteau. b

La Prensa Domingo

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