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“No soy víctima, soy protagonista”         

Es la segunda vez que la premio Nobel llega a Nicaragua en menos de dos meses. Su última visita la realizó para firmar un convenio como presidenta honoraria de la Universidad Maya con la Universidad Evangélica de Nicaragua. No da entrevistas.

RIGOBERTA MENCHÚ TUM PREMIO NOBEL DE LA PAZ

Fotos de La Prensa/ Bismarck Picado

La asistente de Rigoberta Menchú no la deja, es su sombra. Corta la entrevista de un colega pasando el teléfono con una llamada urgente. Visten igual o al menos bastante parecido, lo único que las diferencia es que la asistente usa sandalias y tiene las uñas pintadas de negro mientras Menchú usa zapatos cerrados con un tacón cuadrado.

Es la segunda vez que la premio Nobel llega a Nicaragua en menos de dos meses. Su última visita la realizó para firmar un convenio como presidenta honoraria de la Universidad Maya con la Universidad Evangélica de Nicaragua. No da entrevistas.

Bebe jugo de naranja mientras los demás chocan copas de vino. Su asistente no está y ella se sienta. Es ahora o nunca. Le comento que soy periodista y cuál es mi misión. Sonríe ampliamente y me dice que no tiene mucho tiempo.

Es la pregunta de cajón pero, ¿cómo ha cambiado su vida después de haber ganado el premio Nobel de la Paz en 1992?

A quien deberíamos preguntarle es a Adolfo Pérez Esquivel, que cumplirá 30 años de tener el Nobel el 7 de diciembre. Él es un hombre admirable que ha luchado desde la cárcel y la austeridad, es muy parecido a mi caso porque yo sin pueblo no habría podido salir adelante. Soy parte de muchas iniciativas de jóvenes, derechos humanos, mujeres, pueblos indígenas, personas que luchan por su autodeterminación y miles de personas que no son escuchadas aún dentro de sus países porque el racismo y discriminación está en todas partes, no lo permite.

En este tiempo hay mucha depresión y desintegración familiar, entonces un premio Nobel no es tanto el premio, sino la capacidad de movilizar, motivar, organizar a la gente para que haga iniciativas y cumplir y dar seguimiento. Yo soy una persona que va de una lado a otro. Gracias a Dios que aún puedo hacerlo y uso el Nobel para esos fines, creo que fue una especie de puerta que se abrió cuando me lo otorgaron para servir de enlace a muchas causas.

Mi vida es de trabajo, de sacrificio, de estar poco en casa, vine de Holanda, pase a Oaxaca, luego una noche en casa en Guatemala, salí a Nicaragua y después para Cancún para la conferencia sobre cambio climático. Siempre estoy de carreras, pero no me quejo, porque el premio Nobel es una tarima para quien lo sabe usar y yo quiero usarlo para cosas buenas, de entusiasmo y esperanza y no tanto para las quejas porque no soy una mujer víctima, sino protagonista y estoy muy contenta de eso.

¿Cómo es la vida familiar de una Nobel que viaja tanto?

Yo tengo un hijo. Tuve dos hijos, el pequeño murió de un problema renal. Mi hijo mayor Mash cumple 16 años el 11 de diciembre (ayer), celebraremos en un avión porque vamos al Sahara a apoyar a los hermanos saharauis en el desierto. Mi esposo Ángel Canil es maya quiché, un hombre humilde que no es protagonista para muchos, pero es un gran hombre, una gran persona que me acompaña, me da consejos y siempre está con mi hijo, se preocupa por mí.

Somos una familia reducida pero mi casa siempre está llena, vivimos como con 20 gentes entre primos, tíos y demás. La gente llega a mi casa, que es una casa abierta, a hacer sus juntas y reuniones, aún cuando no estamos.

Yo me casé hace 18 años con mi esposo, desde que mi hijo nació en el año 94 nos cambió la vida, porque viajábamos mucho y no importaba dónde entrara la noche, pero cuando mi hijo empezó la escuela nos dividimos, pero somos muy afortunados, tenemos un hijo tímido, pero muy respetuoso.

¿Cómo es un día en su vida?

Es una vida normal, para mí no importa dónde estoy, es a la una de la mañana que siempre me voy a dormir y me despierto a las seis de la mañana, no importa si estoy en África o donde sea. Me gusta cocinar, aunque ahora casi no lo hago por falta de tiempo, pero dicen que cocino bien.

En mi casa cocino, coso a máquina mi ropa. Uso Internet todo el tiempo, tengo un mil 800 amigos en Facebook que les escribo, que me escriben, que están al tanto de lo que hago y después trabajo de atender mi casa, si estoy en Guatemala, trabajo con muchas organizaciones. Uno de mis grandes apoyos es el correo electrónico; trabajo mucho por él y por el celular que no para de sonar desde las seis de la mañana.

Ha sido una noche larga prácticamente; velé porque estaba esperando que el Tribunal Supremo de Elecciones aprobara la vida del partido Winaq que estamos conformando.

¿Tiene mucha presión?

Hay cosas que me presionan, otras que no. Desafortunadamente soy una persona con inicio de diabetes, pero lo voy a vencer y enfrentar. Es un reto más en mi vida, qué bueno que tuve 51 años sin diabetes, pero con la clase de vida y de comida me vuelvo una valija de azúcar.

No soy una persona especial, si puedo lavar mi ropa, lo hago, si no, pues, sólo llego por otros huipiles, pero casi no tengo tiempo. Me encanta ir al mercado, hablar con la gente, pero raras veces lo puedo hacer, pero donde puedo hacerlo lo hago.

¿Qué opina de los presidentes latinoamericanos y su trabajo?

No me gustan los presidentes protocolarios. Hay un invento del occidente que es raro, el protocolo, que me parece que es una pérdida de tiempo. Hay muchos lugares donde voy y si no tengo carta de invitación, no puedo entrar.

Creo que un presidente debe ser un servidor muy temporal en la mayoría de los casos, pero creo que los que duran más son los más humildes. Los que llegan sólo por 4 años a la presidencia, entonces como que tratan de vivir en un mundo superficial y tampoco creo que sea el liderazgo que necesitamos. En general qué puedo decir, si yo no sé cómo toman decisiones; ser presidente debe ser una presión muy dura y yo nunca he sido presidente, así que no sé cómo sea eso.

Pero, fue candidata

Sí, pero pienso que ejercer una presidencia depende del equipo con que se cuenta y de la confianza y con la gente que se trabaja y eso no es fácil para un presidente.

¿Qué opina de Hugo Chávez y sus acciones en Venezuela?

Yo los felicito. Hoy por hoy en América Latina nada nos impide hacer y luchar con nuestra propia identidad. Eso de ponerle una camisa de fuerza a los gobiernos para que sean uniformaditos en torno a poderes imperiales no. Creo que es importante que la gente se exprese como tal.

Yo soy admiradora número uno de mi hermano amigo presidente Evo Morales, es mi hermano aimara. Soy amiga de Daniel Ortega, lo admiro mucho, le seguí su trayectoria desde el triunfo de la revolución, soy amiga de doña Rosario, pero con Hugo Chávez nunca me he sentado con él para conversar y conocerle. Quizás algún día sea posible.

Tuve la suerte de conocer a Fidel Castro, en los años que cualquier persona que se sentaba a su lado era tachada de comunista, terrorista, subversiva de todo, pero aún así me fui a La Habana y asistí a todos las conferencias que había. Para mí es una historia de coherencia y si uno es coherente con su vida, nadie podrá derrumbar lo que uno construye.

¿Cuál es su línea política? ¿Usted es socialista, es izquierda, es derecha?

(Ríe) Eso es un gran problema. Yo soy maya y mi primera guía es el sol, cuando me levanto le pido fuerzas, me indica dónde está el camino correcto. Los mayas tenemos camino adelante, atrás, derecha, izquierda, arriba y abajo, entonces cuando dicen izquierda y derecha tengo problemas con eso, porque no me puedo ubicar en un área. Soy una persona incluyente con todos, saludo a todos porque lo más importante para mí es que uno tenga fortuna espiritual, fortuna social, yo estoy con las personas más humildes, más pobres.

A los indígenas siempre y para siempre nos dirán izquierda, yo no creo que la derecha diga un día ¡bienvenidos indígenas! Porque la derecha es sinónimo de capital, de poder, de colonialismos, a nosotros nos dicen izquierda sepamos o no qué es, nos guste o no, si me ubican allí, pues allí estaré.

Las luchas indígenas en América Latina son compartidas. ¿Cuál cree que sería la proyección a futuro para mejorar las condiciones que exigen los indígenas que deben mejorarse?

Creo que los procesos están avanzando. En Guatemala por primera tendremos nuestro partido, no estaremos siguiendo a los partidos de las mafias o de los empresarios que puedan pagar a dos tres gentes para crear un partido y simular democracia y apertura.

Hemos luchado, hemos sufrido tanto, hemos superado más de 20 trabas legalistas y hemos seguido. No somos miedosos, si no, no estaríamos aquí y obviamente ellos no nos quieren porque nos ven como sinónimo de lucha contra la minería, el racismo, lucha por la tierra.

Por muchos temas que somos defensores, no nos van a dejar las cosas fáciles, pero confiamos que la gente dejará de pensar como minoría porque nuestro pueblo piensa como minoría cuando somos una inmensa mayoría. No es un proyecto a corto plazo, sino a mediano y largo plazo al 2015 ó 2020, pero se logrará y cambiará la correlación de fuerzas a favor de los pueblos indígenas.

¿Es ésa su meta?

Uno de mis sueños es que en los últimos años que me quedan el partido político Winaq (significa equilibrio en maya) quede establecido, por ahora ya llenamos los requisitos del Tribunal Electoral y es una realidad, ahora comenzaremos a trabajar en las Asambleas Municipales y entraremos en las próximas elecciones con mucho éxito, será un proceso paulatino, pero llegaremos a ocupar los espacios que como mayoría poblacional no hemos tenido.

Otras de mis metas es la creación de la Universidad Maya que es mi sueño, no pretendo una universidad que sea un templo de todas las culturas, no sólo para los indígenas, sino para toda la humanidad, para aquellas personas que quieran encontrar un sentido natural de la vida, que quieran encontrar una conexión con la Madre Tierra. Y me iré tranquila de esta vida si logro concretar un megaproyecto por la paz con sede en Guatemala para que hagamos grandes cosas que faltan en nuestra América y que es momento de hacer si queremos decir que unidos podemos cambiar la historia. b

La Prensa Domingo

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