la mítica sentencia de Lázaro: levántate y anda? ¿A quién hay que atribuir el dicho Vencerás, pero no convencerás? ¿De verdad aparece en la gran pantalla la frase de Yo Tarzán, tú Jane?
Las claves están en manos del ingeniero de Caminos y economista Josep Maria Albaigès y de la filóloga María Dolors Hipólito, autores del libro 400 frases que uno dice a menudo y no sabe por qué , en el que analizan algunas de las sentencias más conocidas de todos los tiempos e investigan su autoría y evolución.
Gracias a este libro se descubren numerosos gazapos históricos y se aprende que muchas frases que usamos a diario, y que damos por ciertas, tienen más de una interpretación, afirman los autores de este trabajo de investigación.
En realidad, lo que Jesucristo quiso decir en el Evangelio fue Lázaro, sal fuera, pero el vulgo popular recuerda más una rima del poeta Gustavo Adolfo Bécquer en donde se compara el instrumento de la lira con la muerte de Lázaro:
Ay pensé ¡cuántas veces el genio
Así duerme en el fondo del alma,
Y una voz, como Lázaro, espera
Que le diga: Levántate y anda.
La conocida frase Venceréis, pero no convenceréis proviene de un encuentro dialéctico entre el rector de la Universidad española de Salamanca, don Miguel de Unamuno, y el político de la derecha española Millán Astray, en la inauguración de este centro universitario, en octubre de 1936, recién iniciada la Guerra Civil.
Venceréis, porque os sobra la fuerza bruta, pero no convenceréis, aseveró este defensor de las libertades, una frase que Victor Hugo anticipó en Los Miserables y que éste quizás tomó de Napoleón, recluido en la cárcel de Santa Elena: Yo me vi obligado a vencer a Europa por las armas; hoy, lo que preciso es convencerla.
La “pérfida Albión, en referencia a las rocas blancas de Dover, como alusión a Inglaterra, fue puesta de moda también por Napoleón en 1803, pero en 1793, un tal Ximénez ya denominaba así a este país en su Calendario Republicano. Como reacción, sus ciudadanos cambiaron este sobrenombre por el de la rubia Albión, frente al término divulgado por Napoleón.
En la gran pantalla, todo el mundo está convencido de que la mítica frase Tócala de nuevo, Sam es pronunciada por Humphrey Bogart en su papel de Ricky, durante su interpretación de la película
Casablanca (1943).
Sin embargo, es Ingrid Bergman (Ilse), quien insta al pianista-cantante Dooley Wilson (Sam) a que suene de nuevo la música; por el contrario, Sam no la toca, sino que la tararea, ya que no sabía tocar el piano, nos informan los autores del libro.
Por otra parte, en ninguna de las novelas de Tarzán, escritas por Edgar Rice Burroughs, aparece la frase Yo Tarzán; tú Jane: Una frase que se puso de moda en el acervo popular cuando Johnny Weissmuller confesó, tras rodar Tarzán, el hombre mono , con Maureen O´Sullivan, que yo no tuve que actuar en Tarzán, solo decir: yo Tarzán; tú Jane.
El mundo del toreo también ha acuñado frases célebres, como aquella de lo que no puede ser, no puede ser y, además es imposible, atribuida a los espadas Rafael Guerra y Juan Belmonte. Aunque los autores creen que es más antigua y la atribuyen al francés Talleyrand.
En donde no cabe duda alguna es en la procedencia de la frase del torero Rafael Molina Sánchez, Lagartijo (1841-1900) el día que le presentaron a un filósofo: Hay gente pa tó, reflexionó, aunque algunos se la atribuyeron luego a otro torero, Rafael El Gallo.
Este libro no contiene solamente una enumeración sin más de citas, sino que los autores detallan su origen (supuesto y verdadero, cuando es el caso), exponen plagios si los ha habido y hacen los comentarios pertinentes. Pero ante todo, tras su lectura, esbozarás siempre una sonrisa porque, como dijo Sócrates, «Solo sé que no sé nada», remachan los autores de esta obra, publicada por la editorial Martínez-Roca. b
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