CORRESPONSAL/CHINANDEGA
Don Juan Santiago Chávez, junto a su familia, soltó las lágrimas cuando se reunieron para recibir dos mil córdobas que un amable lector de LA PRENSA les envió.
Silvia Mercedes González, con su pequeñita Silvia Lorena en brazos consumiendo un tomate por desayuno, estaba muy agradecida por el aporte que recibieron.
La ayuda sorpresiva llegó al barrio Concepción, de Chichigalpa, en un buen momento para la familia de Chávez, ya que los niños requerían de alimentos y medicinas porque sufren de dolores en los huesos, fiebre y gripe.
La señora González explicó que la ayuda le servirá para comprar comida y “ayudarme en lo necesario: ropa, algo que darle a mis hijos. Con esta pobreza es que uno necesita, hay otras personas que no vuelven a ver y botan la comida, no la dan a otro prójimo”, dijo.
La familia sobrevive en una casita que está casi por caer, rodeada por un patio insalubre, con algunas matas de plátanos en la zona posterior que se ubica en un terreno municipal.
La vivienda está hecha de latas y plásticos sostenidos por varios horcones de madera. La casita tiene un dormitorio reducido y catres de viejos resortes, donde duermen apretujados los ocho miembros de la familia.
Pero ellos mantienen esperanzas de obtener zinc usado. La entrega de una plancha de letrina se desvaneció después que el vigilante de la zona del río Chichigalpa la trasladara a su casa en vez de otorgársela a la familia de Chávez, a quien la municipalidad la había prometido. Chávez ya había cavado el sitio para instalarla.
“Estamos en un desierto aquí”, clamó la señora González, porque la zona donde viven es considerada un basurero y “albergue” de huelepega.
Chávez, de 73 años, es un viejo roble desempleado. Refirió que al alcalde Víctor Sevilla no le ve la cara, puesto que ha llevado cuatro cartas a la municipalidad en busca de ayuda y hasta ahora no obtiene respuesta.
La semana pasada se informó al Alcalde sobre esta familia que sobrevive en extrema pobreza. En esa ocasión envió un bono de 250 córdobas en alimentos y prometió pasar por la casa y saludarles.
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