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Miriam Argüello, diputada conservadora aliada al FSLN

“El Gobierno está fallando en la justicia social”

Argüello estuvo seis meses presa en el Sistema Penitenciario La Granja, en Granada, y como prueba le queda una fotografía en la que luce el short azul que los sandinistas ponían como atuendo a los reos. Cinco años después de eso, también estuvo cuatro días secuestrada por un comando del FSLN, junto a miembros del Consejo Político de la Unión Nacional Opositora (UNO), con quienes participaba en una reunión en Managua.

Fotos de LA PRENSA/ Bismarck Picado


Miriam Argüello Morales (Granada, 1927) participa en política desde que tenía 17 años y desde 1958 se unió al Partido Conservador. Eso suma un interés de 66 años y una trayectoria política de 52, en los que escapó de la Guardia Nacional somocista, pero no de la Policía Sandinista, que la apresó el 10 de julio de 1988, después de una marcha que ella organizó junto al socialcristiano Agustín Jarquín Anaya, quien 22 años después de aquella revuelta también, igual que ella, está aliado al hoy gobernante Frente Sandinista (FSLN), contra el cual ambos lucharon.

Argüello estuvo seis meses presa en el Sistema Penitenciario La Granja, en Granada, y como prueba le queda una fotografía en la que luce el short azul que los sandinistas ponían como atuendo a los reos. Cinco años después de eso, también estuvo cuatro días secuestrada por un comando del FSLN, junto a miembros del Consejo Político de la Unión Nacional Opositora (UNO), con quienes participaba en una reunión en Managua.

Sin embargo, Argüello considera que el momento más difícil de su lucha opositora es ahora que está aliada al partido de Gobierno, “porque es muy fácil sentarse en un banco de la oposición, pero no estar en otro donde tenés que poner tus principios y tus valores sobre todas las cosas y actuar según ellos. Y no es porque me hagan flaquear, sino porque estás ante una posición de un partido que cree que lo que está haciendo es lo que tiene que hacer y que yo considero que no tiene que ser”, explica.

Y Argüello no dice esto porque el 9 de enero pasado se negó a seguir presidiendo un plenario que pasó por encima de la ley para elegir su Junta Directiva para el período actual, sino porque también, desde su condición de diputada aliada al FSLN, estima que el Gobierno de Daniel Ortega ha hecho “importantes, pero no suficientes” esfuerzos por la justicia social. En esta entrevista explica sus razones.

A pesar de su trayectoria, varios no dejaron de sorprenderse con la actitud que tomó el 9 de enero pasado, cuando se negó a seguir presidiendo la Junta Directiva de Edad. ¿Qué tipo de comentarios escuchó al respecto?

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Para empezar yo no sé por qué las personas se confunden. ¿Qué es lo que les sorprendió de mi actitud? Mi actitud ha sido la misma en todos los años de mi vida política. A mí nadie me puede decir que en un momento yo haya participado o estado a favor de violentar la Constitución y las leyes de la República.

Quizá algunos pensaron que como aliada al partido del FSLN actuaría según los intereses de su bancada.

Es que tal vez quienes pensaron eso no saben qué significan los principios y valores que a uno le inculcan desde su niñez en la casa. Tal vez ellos no fueron formados de esa manera y no saben el peso y el valor que eso tiene en las decisiones de una persona, sobre todo cuando esa persona ha decidido actuar en política toda su vida.

¿Qué reacciones posteriores hubo en su bancada? ¿Recibió alguna queja o reclamo?

Ninguno, por una razón muy sencilla: ellos me conocen y saben perfectamente bien cuál es mi manera de pensar y actuar desde que yo estoy en la Asamblea como diputada aliada del Frente Sandinista. Yo se los he manifestado y están clarísimos de que apoyaré y aprobaré todo aquello que beneficie a los nicaragüenses, que cumplo con mi obligación como diputado, pero que no los acompañaría en todo aquello que fuera violación de la Constitución y de las leyes. Eso no es nada nuevo.

Cuando comenzó a mencionar sus motivos para no seguir presidiendo la Asamblea, la diputada del PLC, María Dolores Alemán, comentó en voz alta que lo que usted hacía era lavarse la cara. ¿Qué piensa de eso?

[doap_box title=”UN CÓDIGO DE ÉTICA PÚBLICA” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Desde el 2007 la diputada Miriam Argüello Morales preside la comisión permanente de Probidad y Transparencia en la Asamblea Nacional, que —según reveló— envió a principios de diciembre un dictamen de unanimidad a favor de la discusión y aprobación de un código de ética para la función pública.

Argüello reconoce que “actualmente hay mucha denuncia de corrupción y se está hablando más de ella en estos últimos días” y, aunque asegura que no tiene el conocimiento de causa para saber si ésta existe o no, sí admite que “parece que hay serias anomalías”.

Por eso, explica que la propuesta del código de ética de su comisión define las “causales y procedimientos” para la investigación y destitución de los funcionarios públicos señalados de corrupción. Sin embargo, advierte que la posibilidad de que ese código se presente al plenario “depende mucho de las presiones de la ciudadanía e incluso de los medios de comunicación, respecto a eso”. b

[/doap_box][doap_box title=”“PERSONALMENTE YO SIMPATIZO CON ORTEGA”” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

A las 7:30 de la noche del 19 de agosto de 1993 un comando del Frente Sandinista, dirigido por el ex mayor del Ejército Popular Sandinista, Donald Mendoza, secuestró a 36 miembros del Consejo Político de la Unión Nacional Opositora (UNO), reunidos en Bolonia, y entre los secuestrados estaba Miriam Argüello.

Al día siguiente el comando, que se hizo llamar “Dignidad y Soberanía”, liberó al socialcristiano Eduardo Rivas Gasteozoro, que padecía diabetes, y a las mujeres del grupo, excepto a Argüello. El gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro nombró dos comisiones. Una estaba a cargo del cardenal Miguel Obando, para mediar por otros secuestrados en Quilalí, y otra a cargo del entonces ex presidente Daniel Ortega, para mediar por los secuestrados en Managua. Argüello continuó secuestrada durante tres o cuatro días, en los que Ortega no se apareció.

Sin embargo, Argüello asegura que cuando el secretario general del FSLN llegó al lugar del secuestro la primera acción de él fue ordenar a Mendoza: “La doctora Argüello sale de aquí”.

“Yo no sé qué arreglaron o no arreglaron ellos para sacarme, pero sí que él lo ordenó y le obedecieron de inmediato. Él después se me acercó y me dijo: ‘Usted se va’. Yo me quedé un rato viéndolo, pero no me moví. Entonces el doctor (Virgilio) Godoy me dijo: ‘Doctora, váyase, que usted hace más afuera que adentro’, y salí”, relata.

Pero era de noche y afuera —recuerda Argüello— había un perímetro de seguridad de unos 300 metros. “Yo salí a la puerta y antes de que reaccionara el comandante Ortega se me acercó de nuevo y me dijo ‘móntese’ y me llevó en su jeep, donde también iba el padre (Miguel) D’Escoto, con quien fui platicando”.

Algunos creen que la simpatía de Argüello con Ortega empezó esa noche y que su liberación es una de las razones de la alianza de ella con el FSLN. Sin embargo, Argüello sostiene que los motivos de su alianza son otras convicciones y que esa noche se montó en el jeep “porque, ¿qué iba a hacer? ¿Decirle que no y caminar a pie por la noche buscando que alguien me baleara? Creo que cualquiera se hubiera montado”, comenta.

Argüello no oculta su simpatía por Ortega. “Personalmente yo le tengo simpatía, porque él ha sabido valorarme, apreciarme y respetarme y cuando las personas son así conmigo yo también las respeto como personas”, dice.

Según la diputada, Ortega “es una persona que cuando uno habla con él escucha y pone atención a lo que uno está diciendo. Él no es una persona que no reacciona a lo inmediato, sino que primero te escucha y después procesa y si lo hace o no o cómo lo hace eso no sé, pero es un hombre que no se violenta, al contrario de lo que puede parecer cuando él se expresa para las masas”, compara.

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EL PC YA NO FUNCIONA Miriam Argüello se separó del Partido Conservador en 1985 porque asegura que las acciones de la cúpula conservadora de entonces dejaron de coincidir con sus preferencias para Nicaragua. Según la diputada, el partido llegó a estar muy comprometido con la clase económica de alto nivel y muy poco interesado en la justicia social. Sin embargo, considera que los tiempos para ese partido no pueden ser peores que el presente, “porque la cúpula actual ya no funciona ni de un lado ni del otro”.

Leí eso en un diario. La verdad es que yo no tengo que lavarme la cara, porque yo nunca me la he ensuciado. Es la realidad y reto a cualquiera a que me diga cuándo me he prestado a una violación de las leyes o de la Constitución, cuándo en mi vida política he sido señalada por beneficiarme de los bienes públicos o por prestarme o por tratar de entregar a Nicaragua para salvaguardarme de delitos cometidos. Creo que en ese caso son otras personas las que tendrían que lavarse la cara y que se examine cada quien.

Muchos se preguntan si realmente usted como presidenta de la Junta Directiva de Edad no podía haber hecho más que retirarse. ¿Por qué no levantó o cerró sesión, por ejemplo?

Lo que pasa es que yo claramente palpé, y también había visto en los medios de comunicación, que había un arreglo entre varias bancadas que sumaban los votos necesarios para poder elegir a la nueva Junta Directiva. ¿Entonces qué me quedaba hacer? Lo que hice: invocar la ley desde el inicio, tratar de enrumbar una sesión dentro de los cauces de la ley y ceder a cada diputado el derecho de expresarse y opinar al respecto. Luego de eso ¿qué? No quedaba más. Me sumaba a las actuaciones ilegales que se estaban pretendiendo llevar a cabo o mejor me levantaba de ahí. Si yo no me levantaba de ahí ese u otro día iba a haber otra persona, tal como pasó, que se haría cargo. Si yo suspendía la sesión la iban a volver a convocar, entonces definitivamente era mejor que lo que tenían pensado hacer pues lo hicieran de una vez, pero yo no iba a sumarme a una cosa de esas, hablé claro al respecto y voté en contra de lo que siguió.

Algunos diputados de las bancadas que votaron a favor de la Junta Directiva que quedó dijeron que los argumentos que usted dio sólo eran sus posiciones personales. ¿Usted sostiene que se violó la ley?

Sí. No se siguió el proceso que establece la ley (sobre la elección individual de cada uno de los miembros) y eso que quedó ahí no es cierto que tenga la representatividad de todas las bancadas.

¿Por qué usted lo cree así?

Es que si se invoca el hecho de que unos tránsfugas —que son diputados electos dentro de una bancada, pero se fueron a otro lugar— están ahí representando a la bancada original, cuando no lo es, eso no es correcto. Y supongamos que así fuera, entonces me pregunto: ¿Y esa Bancada por la Unidad Nicaragüense o algo así, de qué está conformada? ¿Existía al inicio de este período? No. Está conformada por diputados que se fueron del MRS, el PLC, de otros lugares. Y si luego insisten en que la bancada original a la BDN es la ALN y que los doce o catorce que no están ahí son quienes no están en su bancada original, entonces volvemos a discutir el origen de la BUN y si lo dejamos pasar todo siempre queda la pregunta: ¿Cuántos diputados tiene la BUN y cuántos tiene la BDN?

¿Cree que la BDN debió tener alguna representación en la Junta Directiva?

Seguramente lo debió, porque si toman a la BUN como una bancada que tiene derecho a la representación, sin ser una bancada original al período y con sólo cinco o seis diputados, y la otra, que tiene iguales condiciones que ellos, tiene doce o catorce, entonces ésta es la que tiene mayor representatividad.

¿Con todas estas condiciones que ha recapitulado, cree que la Directiva que quedó el 9 de enero es legal?

Si hablamos desde el punto de vista legal te digo que no. Si hablamos desde el punto de vista legítimo te digo que no. Pero la verdad es que ahora en Nicaragua todas las situaciones, por todos lados, se están convirtiendo en situaciones de hecho y al final de cuentas todo el mundo sale aceptando las situaciones de hecho.

¿Qué situaciones, por ejemplo?

El Poder Judicial y Electoral que están funcionando de hecho y no de Derecho. Eso.

¿Cree que quienes permanecen como magistrados en esos poderes a pesar de que ya venció su cargo deben quedarse o ser relevados?

Ya se deberían haber electo hace tiempo a quienes tienen que sustituirlos porque ellos, constitucionalmente, ya terminaron su función.

La bancada del FSLN propone la reelección de Roberto Rivas en el Poder Electoral. Usted ha dicho que se opone. ¿Mantiene esa posición?

Sí, mantengo la misma posición que expresé anteriormente, y es que si llega el momento de presentar la votación, yo votaría en contra.

¿Qué opina del sistema judicial nicaragüense?

Creo que anda mal y no de ahorita. Hace años que está así y siempre he dicho que Nicaragua va a ir por el camino correcto en el momento en que se enderece ese Poder Judicial.

¿Qué cree que debe enderezar?

¡Todo! Que cumpla con su función de impartir justicia. Y no es simplemente un “quitate vos para ponerme yo”, porque yo lo que considero que hace falta es una transformación de los valores éticos y morales de este país, porque si llegan otros a hacer lo mismo, no se resuelve nada.

Diputada, ¿cuál es su posición sobre la reelección presidencial?

Yo no estoy de acuerdo con la reelección presidencial, no por la persona, sino porque yo estoy en contra de ella. Fui una de las principales impulsoras de las reformas constitucionales de 1995, que en el artículo 147 la prohíbe y en ese diario debate ahí está lo que yo planteé sobre la reelección, y lo mantengo.

Pero este Gobierno promovió una sentencia para anular ese obstáculo en beneficio del presidente Ortega…

Solamente la Asamblea Nacional tiene la potestad por la ley de cambiar la Constitución, y solamente bajo los mecanismos que se establecen en la propia Constitución. En sus momentos he dicho mis criterios en contra de esa sentencia contra el artículo 147 y también sobre el párrafo transitorio del artículo 201.

¿Estos criterios usted los expresa a la bancada del Frente Sandinista? ¿Se los ha dicho al presidente Ortega?

Sí, yo se los digo y les argumento. Yo no soy parte del Frente Sandinista, ellos son un partido y tienen derecho a hacer lo que les parezca conveniente con su partido y yo no pertenezco a él. Por lo tanto, yo no voy a decirles: “Vos hacés mal con tu partido por esto y esto”, pero sí, como ciudadana y como diputada, todo lo que pienso se los he dicho claramente.

¿Cómo han reaccionado?

Ellos me han respetado. Yo no puedo decir que he tenido de parte de ellos ninguna falta de respeto, nunca.

¿Pero le dicen “estás equivocada” o “tenés razón”?

No, no. Lo del decreto se lo dije al propio presidente Ortega cuando llegó a una reunión de bancada a explicarlo. Le dije: “Señor Presidente, yo no estoy de acuerdo por esto, esto y esto”.

¿Y él qué le respondió?

Dijo que él me aprecia mucho, que sabe que yo tengo mis ideas, que soy una persona idealista, pero que ellos actúan de acuerdo a las de ellos.

A muchos llama la atención, por la diferencia entre esas ideas, que usted mantenga una alianza con el Frente. ¿Por qué lo hace?

Cuando yo decidí aceptar el llamado del Frente Sandinista consideré que era más probable que un gobierno de ellos, ya sin guerra, implementara un mejor programa, porque sí hubo esfuerzos en los años ochenta en materia de justicia social, aunque entonces, particularmente en lo político, yo no estuve de acuerdo.

¿Y en materia de justicia social se han cumplido sus expectativas?

Ha mejorado, pero tal vez no lo suficiente en ciertos aspectos de hacer justicia social en los que yo considero que están fallando.

¿Cuáles aspectos?

No es en relación a la educación y la salud, porque yo considero que han mejorado, sino en relación a la justicia social pareja, legal. Lo que se llama justicia social para todos los nicaragüenses en general.

¿Cree que hay discriminación?

Correcto.

¿Quiénes son los discriminados?

Los que no son partidarios del Frente tienen la desventaja de no poder acceder a ciertas prerrogativas de vivienda, de trabajo… porque incluso han sido desplazados de su trabajo para meter solamente a partidarios, y ésa es una de las cosas que yo siempre le censuré al somocismo y una de las cosas por las que yo he luchado.

Si Ortega se inscribe como candidato presidencial y el Consejo Supremo Electoral lo acepta, como han dicho, ¿usted participaría en la lista de diputados del Frente Sandinista?

Yo no estoy pensando en lista de diputaciones ni en puestos. Nada de eso está sobre mis principios ni valores, aunque eso me pudiera perjudicar en mi bienestar, porque lo que pueda tener como bienestar, pero violentando lo que pienso, creo que más bien me enfermaría.

¿Quiere decir que no aceptaría? ¿No aspira a un próximo período?

No lo sé. No lo he pensado si quiera.

Pero la candidatura del presidente Ortega estaría en contra del respeto a la Constitución en el que usted cree, ¿seguiría con el FSLN o no?

Es que no quiero llegar a si acepto o no algo que todavía no pasa. Yo sabré qué hacer en el momento en que pase. Si te voy a decir que nada tiene que ver lo que pase en el Poder Ejecutivo —con reelección o sin reelección— con el Poder Legislativo. Si así fuera entonces ninguno de los diputados de la oposición tendrían que aceptar ser diputados, ¿y vos encontrarías correcto que abandonaran la tribuna de lucha?

Muchos piensan que hacer eso sería repetir el error que cometió la oposición de Venezuela en el 2005.

Es correcto. Así es la realidad. No da resultados quedarse fuera, hay ejemplos.

¿Tendrá pláticas para continuar su alianza con el Frente Sandinista?

En estas cosas uno no puede estarse adelantando al tiempo. Todavía no sabemos qué es lo que va a pasar de aquí a noviembre. Hablar antes de saber está fuera de mi manera de ser.

“Personalmente yo simpatizo con Ortega”

UN CÓDIGO DE ÉTICA PÚBLICA

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