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Tipos duros

Ben Thomsom, licenciado en Historia y Ciencias Políticas por la Universidad de Florida (Estados Unidos), se considera a sí mismo un experto en tipos duros, a los que ha dividido en cuatro periodos históricos: la antigüedad, la Edad Media, la era de la pólvora y la edad moderna.

analiza a los 37 personajes que, según el criterio de su autor, han alcanzado fama mundial por su fiereza y su afición a machacar a sus adversarios

Aplastaron ejércitos, construyeron imperios, saquearon civilizaciones y nunca se rindieron; o al menos esos son los “superpoderes” atribuidos por el autor de esta obra al heterogéneo club que forman este selecto grupo de personajes singulares.

Ben Thomsom, licenciado en Historia y Ciencias Políticas por la Universidad de Florida (Estados Unidos), se considera a sí mismo un experto en tipos duros, a los que ha dividido en cuatro periodos históricos: la antigüedad, la Edad Media, la era de la pólvora y la edad moderna.

El primer tipo duro al que se acerca el autor es Ramsés II, quien encargó la construcción de la Gran Pirámide de Giza y la destrucción de los templos de los faraones anteriores, una muestra inequívoca de su egocentrismo.

La tortura fue uno de los instrumentos de los que se valió Ramsés II para demostrar su poder. Y es que uno de los rituales preferidos del monarca y dios egipcio consistía en amputar la mano derecha y el pene de sus enemigos.

La muestra más inequívoca de la grandeza de este personaje de la antigüedad es que, antes de que los europeos fueran capaces de descifrar los jeroglíficos, el único nombre de faraón que conocían los egiptólogos era el de Ramsés II.

El Rey Leónidas de Esparta poseía un ego mucho menor que el anterior, pero consiguió por méritos propios entrar en la lista de tipos duros elaborada por Thomsom, quien revisa la batalla de las Termópilas con un estilo tan personal como original.

Gengis Kan es protagonista de un estudio científico sacado a la luz por Thomsom que certifica que el 8 por ciento de la población asiática lleva en sus genes al gran Kan. Un dato escalofriante, teniendo en cuenta que está considerado el más fiero, sanguinario y poderoso conquistador de la historia.

Un currículum parecido al anterior poseía Vlad “El Empalador”, conocido mundialmente como El Conde Drácula, quien no era ningún vampiro, pero tampoco era precisamente un buen tipo, según cuenta el autor de este compendio de personajes adictos a derramar sangre.

Drácula, cuyo significado en rumano es “Hijo del Dragón”, nació en Transilvania en 1431. Un panfleto del siglo XV recogido por Thomsom habla de él como un empalador nato, que además asaba y cocía las cabezas de sus enemigos en una olla y los despellejaba y picaba como si fueran repollos.

Pese a todo Vlad III Tepes de Valaquia continúa siendo un héroe nacional en Rumanía, país al que liberó del yugo turco con puño de hierro… y estaca de madera, según explica Thomsom en su apasionante relato.

Un castigo mucho menor era el que dispensaba a sus enemigos el actor y experto en artes marciales Bruce Lee, quien se convirtió en una auténtica máquina de matar y un icono cultural del siglo XX.

Lee puso de moda las películas de kung fu en los setenta y viajó desde Hong Kong hasta Estados Unidos para enseñar al mundo entero sus cualidades como tipo duro.

En numerosas ocasiones fue acusado de fraude por muchos de sus compatriotas, y por ello se sospecha que su trágico final —murió inesperadamente tras sufrir una reacción adversa a una medicación— se debe a una traición orquestada por alguno de sus enemigos.

Muchas han sido las mujeres que se han sumado por méritos propios a la lista de personajes presentados por Thomsom en “Los más duros de la historia”. Entre ellas se encuentra Julia Agripina, una tirana experta en el arte del engaño y la manipulación que destruyó emperadores, se casó con senadores y se erigió en el auténtico poder en la sombra de Roma.

Poco tiene que ver la llamada “novia de Roma” con Irina Sebrova, una aviadora soviética que capitaneó una escuadrilla femenina de bombarderos que hizo estragos en el bando alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

Sebrova, nacida en una humilde familia de campesinos, logró distinguirse años después como la heroína soviética por excelencia gracias a sus más de mil misiones nocturnas completadas. Además logró sobrevivir milagrosamente a tres accidentes aéreos y se retiró tras haber humillado en Stalingrado a las tropas nazis, que sufrieron en primera persona la ira de una de las mujeres más aguerridas de la historia.

Un coraje similar al de Sebrova era el que poseía Agustina de Aragón, quien junto a El Cid Campeador y el espía secreto Juan Pujol García forman el trío de personajes españoles a los que se acerca Ben Thomsom en “Los más duros de la historia”.

Agustina consiguió elevar la moral de las tropas españolas y expulsar a los invasores franceses en Zaragoza, donde logró una hazaña con la que se convirtió en el azote del temible ejército napoleónico, que quedó muy mermado tras la irrupción de una doncella valiente aferrada a la primera línea del frente. b

La Prensa Domingo

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