El cambio climático disminuye hasta un 60 por ciento las posibilidades de vida de las tortugas marinas antes de nacer durante la época seca en Chacocente.
Esto lo confirmó Faustino Obando, especialista en tortugas del Refugio de Vida Silvestre Chacocente, en el litoral Pacífico de Nicaragua.
La cifra es importante porque cinco de las siete especies de tortugas marinas del mundo desovan en Nicaragua, donde hay dos de los siete sitios del planeta donde estos animales anidan de forma masiva.
“A partir de enero, febrero, marzo, el calentamiento (del sol sobre la Tierra) es mayor, lo que sucede es que los huevos se pueden cocer y no nazcan los tortuguillos, o se quedan en el primero o tercer estadio (de gestación)”, explica Faustino Obando, especialista en Conservación de Tortugas Marinas establecido en Chacocente.
En esos meses, cada vez con mayor frecuencia, la región del Pacífico alcanza los 40 grados Celsius, suficiente para cocer los huevos.
“En la época seca el porcentaje de pérdidas es bastante alto, porque no existe algo que baje la temperatura, por ejemplo, que les caiga agua, lluvias”, afirma el especialista, quien advierte que en estas fechas no hay arribadas masivas, pero sí esporádicas.
Obando asegura que el calentamiento global afecta el futuro de las tortugas marinas, porque no solamente perjudica la anidación, sino también el promedio de nacimientos.
A eso se suma el aumento de larvas y parásitos que perjudican los huevos cuando hace más calor.
Cuando las lluvias se interrumpieron de forma drástica en septiembre pasado, el riesgo de pérdidas aumentó en Chacocente, por lo que se construyeron cuatro viveros para salvar las eclosiones.
El trabajo dio resultado con ayuda de los pobladores, ambientalistas, universidades y el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena).
Gracias en parte a la sombra brindada por los viveros, las estimaciones son de 1.8 millones de eclosiones para cuando termine la última temporada de reproducción. Nunca antes se habían superado las 600 mil.
Chacocente es una reserva natural de 4,600 hectáreas. Sólo 1.5 kilómetros, de un total de 12, reciben cuido especial.
En la última temporada de reproducción se contabilizó la anidación de casi 55,000 tortugas en el área de vigilancia “milimétrica”. Unos días llegaron por decenas, en otros por miles.
Cada tortuga puede depositar diez docenas de huevos. Hasta el viernes pasado ya habían eclosionado 21,000 nidos, parte de los cuales se trasladaron a los viveros para protegerlos del sol.
Obando también le dio crédito a la naturaleza, ya que fue un cambio de ruta en el estero más cercano, crecido por las lluvias del último invierno, el causante de que las tortugas anidaran en un lugar diferente. Eso benefició los nacimientos.
Ver en la versión impresa las páginas: 4 A
