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Cartas al Director

Perdonar

 

“Puedo perdonar, pero no olvidar” es sólo otro forma de decir: “No puedo perdonar”.

 

 

Henry Ward Beecher (1813-1887); religioso estadounidense.

POLÍTICOS QUE PIDEN PERDÓN

Igual que el comandante Daniel Ortega, que en las pasadas elecciones pidió perdón por sus errores, ahora Arnoldo Alemán también pide perdón al pueblo por los de él. El comandante Tomás Borge una vez dijo algo igual, que ellos, los sandinistas, se llegaron a creer dioses, que se habían equivocado y habían cometido abusos. Enormes sufrimientos nos han provocado estos personajes, pero pareciera que una vez que logran sus objetivos olvidan sus errores y, a como se dice popularmente, vuelve la mula al trigo.

Ya Daniel prácticamente regresó al pasado, porque sigue cometiendo los mismos errores, los abusos al ostentar el poder, la violación a la democracia, a la Carta Magna, rodeado de personas que solo obedecen a él, todo un engranaje político militar para perpetuarse en el poder, solo faltan los asesinatos y las cárceles del pasado. Por lo visto, parece que también al señor Tomás se le olvidó su pasado y ya regresó a ser el prepotente que dice que no entregarán el poder pase lo que pase, tengan que hacer lo que tengan que hacer.

Y a estos que piden perdón ahora se une Arnoldo, quien es posible que una vez arriba del caballo —del que no quiere bajarse— lo va a jinetear igual que en el pasado, volverían los viajes al Medio Oriente, las canciones románticas de Manzanero, los fiestones en el mejor hotel de Miami, nombrando a sus familiares y amigos en puestos del Gobierno y acabando con la cosa pública, sonriéndose y haciendo guasa de sus propias ocurrencias… mientras los pobres probablemente estarán sufriendo de otro deslave como el sucedido en el Casita.

Creo que como cristianos debemos perdonar, pero como seres pensantes e inteligentes, no olvidar sus grandes errores que nos han costado lágrimas de sangre; si en verdad estuvieran arrepentidos, ya hubieran regresado tan siquiera alguna parte de lo mal habido, pero ninguno de ellos ni los otros han dado muestras de un arrepentimiento genuino.

 

Roberto Amador N.

PRIVILEGIOS DE ORTEGA

En busca de su reelección perpetua, Da- niel Ortega ha hecho de la Constitución lo que ha querido. Sus magistrados la han reformado para favorecer la dictadura con el pretexto de que se violentan los derechos de Ortega para continuar en el poder, ya que todos los nicaragüenses somos iguales ante la ley.

Ya sabemos que Ortega no puede ser de nuevo presidente de la República; me pregunto: si todos somos iguales ante la ley, ¿por qué él, sus magistrados y los diputados gozan del privilegio de la inmunidad?

 

Antonio Cáceres Bermúdez

HAY QUE ABRIR LOS OJOS

La paciente labor de los sandinistas durante estos 30 años ha dado resultados en que han prácticamente desmantelado el Estado nicaragüense, quedando únicamente la fachada como en esas aldeas Potenkim del tiempo de Catalina la Grande en Rusia. Por dentro todo se ha desmoronado y no queda nada: Constitución, leyes, Congreso, Corte Suprema, Consejo Electoral, Fiscalías, etc… Ha sido un trabajo implacable e impecable. Pueden estar orgullosos de ello.

El Estado, esa institución que ha costado tanto a la humanidad construir, en nuestro país ha sido suplantado por una súper empresa multimillonaria secreta al margen y por encima de la ley, pues nadie que yo sepa la fiscaliza. Es pues una empresa pirata e ilegal a todas luces en consorcio con otra empresa más poderosa todavía en otro país, repartiéndose las ganancias entre los dueños de esas empresas. Lo cual es una monstruosidad política y jurídica inaceptable. Y además con la aprobación y bendición solemne de un cardenal de la Santa Madre Iglesia y hasta del Vaticano, pues el que calla otorga. Jerarca que en la práctica se ha convertido en una especie de co-regente de gobierno, apartando al mismo Vicepresidente, que ha quedado reducido al triste papel de bufón de corte celebrando con chistes la tragedia de este país. El colmo es que hasta el mismo PLC denuncia como irregular el que Ortega vuelva a ser candidato, pero lo acepta para no quedar fuera de juego sin darse cuenta de que si es irregular no puede ser legítima la elección. Así estamos en este malhadado país nuestro que merece un mejor destino. Ojalá abramos a tiempo los ojos para evitar un desastre.

Carlos Chamorro Coronel

JUAN PABLO II Y NICARAGUA

Tenía 19 años cuando comenzó a realizar su sueño, convertirse en un sacerdote común y corriente, pero Hitler truncó por un momento su ilusión cuando invadió su Polonia natal, Karol fue capturado y enviado por la fuerza a un servicio militar que solo servía para defender al terrible dictador nazi. Clandestinamente y en catacumbas continuó sus estudios que lo convirtieron en un sacerdote especial que el mundo conoció como Su Santidad el Papa, Juan Pablo II.

Desde el Vaticano le dio solidaridad a Polonia, el sindicalista Lech Walesa llegó a la presidencia y liberó al país del comunismo ateo y esclavista.

El Papa estaba enterado del sufrimiento de los nicaragüenses, donde Hitler había reencarnado en la figura de Daniel Ortega, que envía miles de jóvenes a morir por su causa y en defensa del partido gobernante.

Ortega ya ha expulsado del país a muchos sacerdotes y obispos, inventa, promueve y financia nuevas iglesias y líderes en su desesperada intención por desaparecer a la Iglesia católica y su Conferencia Episcopal.

El Papa, como representante de Cristo en la Tierra, al igual que San Gabriel deben con valentía y fe empuñar sus respectivas espadas y luchar contra el diablo por la posesión de las almas.

En su primera visita apostólica a Nicaragua, el 4 de marzo de 1983, en el aeropuerto Ortega no lo recibe como el Santo Papa y representante de la Iglesia universal, sino como un simple jefe de Estado. Durante el recorrido de Su Santidad del aeropuerto a la plaza frente a la UCA, los perversos enemigos de la luz desvían el Papamóvil por calles desiertas para evitar que lo saluden los miles de capitalinos que se habían apostado a ambos lados de la Carretera Norte, y ya en la plaza, cuando el sucesor de san Pedro y jefe del Vaticano iniciaba la misa campal, sus micrófonos fueron interferidos para que las “turbas divinas” del dictador Ortega lanzaran sus vulgares consignas contra el ilustre visitante.

El 2 de abril del 2005 muere Wojtyla, luego de estar por un cuarto de siglo al frente de la Iglesia universal luchando día a día por conseguir la paz mundial que el Vaticano celebrará este 30 de enero. Este Papa viajero fue recibido bien en todo el mundo, incluyendo la Cuba de Fidel Castro.

El próximo 1 de mayo la Santa Sede en Roma estará de fiesta por la canonización de Juan Pablo II, misma fecha que en Nicaragua los trabajadores celebrarán su día internacional, y en donde muchos católicos nada celebraremos, al contrario, estaremos tristes porque el nuevo santo de corazón grande, el único Papa que ha pedido perdón por los errores de la Iglesia católica y ha perdonado a todos los que lo ofendieron, incluido el que disparó para matarlo, este gran hombre humilde y ahora santo, siempre estará en el cielo viendo con tristeza el único puntito negro de la esfera terrestre donde un dictador y su camarilla lo irrespetaron y aún continúan ofendiendo su memoria.

“El gobernante falto de juicio es terrible opresor”; Proverbios 28:16

Leopoldo Villalta López

GLORIA DEPORTIVA

Nuestra máxima gloria viviente del beisbol nacional está llevando a cabo una magnífica labor no solamente deportiva, sino que también educativa, con su academia del deporte rey ubicada en el municipio rivense de La Virgen; en donde no cabe la menor duda que saldrán muy pronto grandes peloteros como él, que pondrán muy en alto los colores de la patria.

Felicito a Denis Martínez no solamente por ser un ejemplar deportista nicaragüense, sino también por interesarse en la juventud, para convertirla en gente de gran futuro para sus familias y nuestra sociedad.

Ojalá que otros empresarios nacionales, como el gran Denis Martínez, promuevan el deporte en sus diferentes disciplinas para que ayude a disminuir la cantidad de jóvenes toxicómanos de Nicaragua.

 

Salvador Pérez González

Opinión Denis Martínez Ortega Perdón políticos archivo
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