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Enfermera nica sobresale en EE.UU.

Querer es poder. “Una enorme satisfacción”, así describe lo que siente tras alcanzar su triunfo profesional la nicaragüense Aracelly Cicogna. Llegar a la meta no fue tarea fácil, fueron muchos años de trabajo, estudios y desvelos para lograr sus sueños; trabajaba más de 10 horas diarias en la construcción para pagar sus estudios universitarios, luego tuvo dos trabajos y se convirtió en el sostén del hogar, pero nunca dejó de estudiar.

Corresponsal/ Miami

Querer es poder. “Una enorme satisfacción”, así describe lo que siente tras alcanzar su triunfo profesional la nicaragüense Aracelly Cicogna. Llegar a la meta no fue tarea fácil, fueron muchos años de trabajo, estudios y desvelos para lograr sus sueños; trabajaba más de 10 horas diarias en la construcción para pagar sus estudios universitarios, luego tuvo dos trabajos y se convirtió en el sostén del hogar, pero nunca dejó de estudiar. Sus objetivos estaban claros: alcanzar el más alto escalafón en su profesión, el Doctorado en Enfermería.

Cicogna labora en el Hospital Bautista, en Miami, desde hace 16 años, donde empezó como asistente de enfermería siendo una estudiante. Posee tres títulos: Enfermera Registrada —titulada—, un Máster y el Doctorado en Enfermería, que logró en diciembre pasado y que le permite desarrollar labor médica clínica.

La joven nicaragüense es un ejemplo de tenacidad, esfuerzo, sacrificio y disciplina. Proviene de una familia de escasos recursos, trabajadora y con muchos deseos de superación que emigró a Estados Unidos en 1985, cuando ella apenas tenía 14 años.

Ese viaje pudo ser posible gracias a su tía Angelita.

“Ella trabajó mucho para lograr traer al resto de la familia a Estados Unidos. Siempre digo que ahí empezó el apoyo de mi tía, porque gracias a ella estamos en este país”, dijo Cicogna, cuyo apellido de soltera es Campos, el de su familia materna.

TRIUNFO ES COLECTIVO

Su triunfo lo denomina colectivo familiar, debido al apoyo incondicional de sus seres queridos, su familia materna y su esposo Fabio Cicogna.

Como todo inmigrante, al llegar a Estados Unidos la madre de Aracelly tuvo que trabajar mucho, ella era el único sostén del hogar.

La doctora Cicogna recuerda que no había días de descanso para su progenitora, porque debía mantener a tres hijos, mientras ella, siendo una adolescente, iba a la escuela por la mañana para luego ayudar en el cuidado de sus hermanos menores, mientras su madre regresaba del trabajo en horas de la noche.

ESTUDIAR PARA TRIUNFAR

“Mi mamá trabajaba hasta 80 horas a la semana, siempre me recalcaba que la única manera de salir adelante era estudiar; ella me decía: estudia para que no sufras lo mismo que yo; eso quedó grabado en mi memoria”.

Tras concluir la escuela secundaria, la familia Campos no contaba con los fondos para pagar la universidad de Aracelly. La joven no era elegible a becas o préstamos estudiantiles debido a que no tenía un estatus migratorio definido. La salida que encontró fue laborar en la construcción, un trabajo duro y peligroso para una mujer, pero uno de los mejores remunerados, que le proporcionó fondos para pagarse el college .

“Todos los días salía de mi casa a las 5:30 de la madrugada, regresaba a las 5:00 de la tarde solo a bañarme para irme al college a estudiar de noche de 8:00 a 10:00 p.m.”, dice.

Y esta misma rutina la practicó por mucho tiempo hasta que su madre sufrió un grave accidente que la mantuvo casi inmovilizada por dos años, una situación que cambió radicalmente la vida de Cicogna y su familia.

QUERÍA SER EDUCADORA

Su sueño era ser una educadora, pero esa idea cambió tras el accidente de su madre, que cayó de un segundo piso cuando limpiaba un ascensor”. Ella permaneció tres meses hospitalizada debido a que tuvo fracturas en el cráneo y en toda la parte izquierda del cuerpo, luego estuvo en terapia durante dos años. Ver esa condición de mi mamá me hizo descubrir mi vocación en la atención y cuidado del paciente, fue una situación muy dura para la familia”.

Cicogna recuerda que tuvo que buscarse dos trabajos para sostener a la familia, su madre no podía trabajar, pero no dejó de estudiar. “Lo que hice fue tomar una o dos clases por semestre, que me permitía asistir al college en la noche dos veces por semana; nunca dejé de estudiar”, recuerda.

 Aracelly Cicogna con su familia durante su graduación de doctora en enfermería.
LA PRENSA/J. FLORES

DOCENTE DE ENFERMERÍA

Su vocación por la educación no la abandonó, ella imparte clases a estudiantes de enfermería en una de las universidades de Miami, una actividad que dice disfrutar mucho pese a las múltiples responsabilidades que hoy día tiene.

“Enseñar es mi hobby , sostiene.

Cicogna cree que de las adversidades se puede aprender y sacar ventaja. Ella recomendó a los jóvenes de origen nicaragüense en Estados Unidos aprovechar las oportunidades de educación que ofrece este país, “hoy es mucho más fácil obtener recursos para estudiar, hay que aprovechar la oportunidad, no existe justificación para no hacerlo, soy un ejemplo claro de que en la vida se puede alcanzar lo que las personas se proponen”.

Cicogna asumirá nuevas responsabilidades en el hospital para el que labora con un nuevo ascenso.

Nacionales EE.UU. enfermera Miami nica archivo

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